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El jueves volvimos al Teatro Arriaga a presenciar otra sesión del 7º Loraldia, el festival multidisciplinar que busca ser una suerte de juegos florales en euskera. Había un homenaje al poeta, cantautor, político y pensador Xabier Lete (Oiartzun, 5 de abril de 1944 – San Sebastián, 4 de diciembre de 2010), uno de los fundadores del grupo artístico Ez Dok Amairu (con Mikel Laboa, Benito Lertxundi, etc.). La iniciativa se anunciaba como 'Loreak eta zauriak. Xabier Leteri kantari', la puso en escena un cuarteto de base donostiarra, y estuvo ideada y liderada por el cantautor contemporáneo Xabier San Sebastián (San Sebastián, 1967), coprotagonizada por el bertsolari Beñat Gaztelumendi (hum..., en momentos puntuales se llevó las mayores ovaciones), y complementada por el siempre melancólico pianista Joserra Senperena y el chelista catalán aunque euskoparlante Quico Pugès.
El encuentro de hora y tres cuartos para una veintena de piezas atendido por unas 200 almas acomodadas en la platea estuvo muy bien, mejor de lo esperado, aunque se hizo un tanto largo y menguó levemente por el final. 'Loreak eta zauriak' (Flores y heridas) sonó atemporal en general, el bertsolari se integró de modo intercalado, moderado y acertado, y el ambiente de la cita resultó templado, formal e inspirado.
El arranque estuvo muy bien, con Xabi San Sebastián imitando la pose del maestro Lete tocando la acústica con un pie apoyado en una silla. Se respiraron aires de kantaldi ('Seaska kanta') y se impuso un sonido de folk muy americano: recio country a lo Woody Guthrie ('Izotz ondoko eguski'), country alternativo actual a lo The National solemnes ('Itsasoan urak handi') y el culto a la tierra vasca con sonido paradójicamente también muy americano, en plan 16 Horsepower ('Euskalerri nerea').
El bertsolari, que en la introducción había dicho «aquí cuatro valientes» en referencia a ellos los oficiantes, intercalaba alguna parrafada con la pose habitual de las manos en los bolsillos (unos bertsos paseando por Bilbao, otros retratando la idiosincrasia del homenajeado Lete desde su ideología y teología…), y se iban sucediendo los buenos momentos sobre todo en voz de Xabi (el folk ágil y recitado 'Izarren hautsa', la kopla a lo Ruper Ordorika en Hiru Truku 'Gizon arruntaren koplak'), aunque el bertsolari Beñat Gaztelumendi volvió a robar protagonismo gracias al swing manouche aplicado a 'Langile baten seme'.
Y la segunda parte se ralentizó tanto en tempo como en espíritu. Se apostó más la solemnidad (el canto de Xabi sin tocar la guitarra por ejemplo en la muy lírica y conseguida 'Heriotzaren begiak'), se coló un pop a lo Coldplay a modo de despedida en falso ('Xabier Leteri kantu berria'), y ya en el bis se sucedieron la cool y moderna 'Habanera', la más famosa canción de Lete 'Xalbadorren heriotzean', y el adiós definitivo modo de kantaldi con los cuatro oficiantes en pie en la devoción hacia el euskera como ente en 'Kontrapas'.
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