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El Bafle

Ana Guerra no cantó la de Raffaella Carrá

La ex OT 17 dio color al décimo cumpleaños de la Sala BBK con un bolo orgánico y vacilón que osciló entre el rock latino y el reguetón con salero, pero que se dejó en el tintero su versión de 'En el amor todo es empezar' para la película 'Explota, explota'

Sábado, 3 de octubre 2020, 12:05

Este viernes se respiró buen ambiente en el décimo cumpleaños de la Sala BBK, que esta vez sí se vio llena, al contrario que el sábado pasado, cuando entre el clima pésimo y la baja in extremis por Covid de los teloneros (los donostiarras Nogen, ... que a través de sus redes indicaron cómo de devolvía el dinero de la entrada: 10 euros) de las 120 plazas vendidas sólo se presentaron 60 personas.

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Este viernes abrió plaza la bilbaína Lorelei Green en plan La Oreja de Van Gogh o Paula Rojo llevadas a la América suavita y mejorando la impresión que dejó durante la pandemia en el Euskalduna (bien es cierto que le vendría mejor un acompañamiento más recio y eléctrico y no el tan acústico y pulcro de sus tres buenos escoltas), y remató la velada dejando el listón aún más alto la canaria Ana Guerra, Operación Triunfo 2017, gracias a un show de 70 minutos para 15 temas en los que imperaron la onda comercial, consumista y buenrrollista, la sensualidad y el ansia bailonga, la frescura, la sencillez y los coros oé-oé, AyAyAy, u-o-ó, loca-loca, ouó-aaa…

Y, es que, lo comercial no tiene por qué ser intrínsecamente malo y más aún teniendo en cuenta que Ana Guerra vino escoltada por un cuarteto orgánico que colaba pianos boogaloo o zumbaba con rock latino. Vale que en la segunda mitad del concierto la cosa sorprendió un poco menos y apostó más por el ritmo reguetón, pero en general la chica dio un bolazo con sonido estupendo, sólida banda, más cercanía y desenvoltura de la cantante canaria hacia su público (casi todas las 120 plazas adjudicadas estuvieron ocupadas por chavalería de mayoría femenina, con muchos menores de edad), y eso que ella reconoció que por culpa de los rigores de la pandemia echaba de menos a mucha gente sobre el escenario, en especial a su cuerpo de baile (aquí fue cuando Ana añadió refiriéndose en público al que suscribe: «Madre mía, tengo alguien ahí que hablo y apunta. ¿Quién es? Ja, ja… Espero que me pongas algo bonito»; ya ven qué dominio del patio de butacas el de la canaria).

Pues sí, a veces Ana Guerra bailó como si estuviera en un show televisivo, pero también sopló la flauta travesera en un solo muy jazz incrustado en su segunda canción, ella sola en escena se lució al piano en una balada sentida, también danzó de espaldas agitando el pompis, dio al menos tres saltos postreros en sendas canciones abriendo las piernas al modo de los roqueros del glam, paseó por el borde del escenario, pastoreó a su antojo al respetable y resultó creíble cuando en el epílogo confesó: «No me lo he pasado así de bien en un concierto desde hace mucho tiempo, y no es un decir. Se me ha hecho supercorto y he disfrutado con cada nota». Sonó verídico, queridos lectores.

Cantando a solas al piano 'Despierta'.

Y por el principio preguntó Ana Alicia Guerra Morales (nacida en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, hace 26 años) si lo estábamos pasando bien, y respondió un chico de la primera fila: «¡genial!». Y la verdad es que 'casi' ningún pero se puede poner a su concierto, porque se oyó bien y la banda sonó eléctrica y orgánica, aunque de modo apreciable se dispararon los coros y las segundas voces (ella cantó tan bien que a veces pensamos en un playback, pero no, debe de ser así de buena). Y hemos escrito con intención lo de 'casi' ningún pero: y es que fue una decepción que no cantara 'En el amor todo es empezar' de Raffaella Carrá, de la película 'Explota, explota', estrenada ese mismo viernes.

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Repasemos el repertorio: Ana Guerra se arrimó a Shakira en 'Vete de mí' (cuando sopló la travesera muy estilosa y además cedió espacio para un punteo muy Santana), picó muuuuy alto en el rock latino a lo Juanes de 'Bajito' y al hacerse la chulaza reguetonera en 'Sayonara' (sobrada de vacilón), versionó 'La Bikina' de Rubén Fuentes (conocida por Luis Miguel, el Cantinflas Show, o Celia Cruz) como si estuviésemos en una verbena serratiana, también se hizo la roquerita marca Shakira en 'El remedio' (con los coros pujantes de la chavalería), Ana sola al piano en 'Despierta' resonó a Manu Carrasco u Alborán, otra cima la hoyó sentada al borde del tablado y sólo con su pianista cantando la desgarrada 'Acepto milagros' (cual Pablo López en femenino), a dúo con el invitado sorpresa Juan Antonio se marcó un 'Olvídame' que fue lo más previsible (pero estuvo muy bien hecho, ¿eh?, con los dos aún sentados al borde de la escena), en 'Lo malo' la Guerra sonó a estilo 'urban' como Dios manda (o como manda el Demonio), la efectista y angloparlante 'Sax' (versión de Fleur East, una voz femenina salida de un concurso televisivo británico) pareció sobrante pero durante su desarrollo se impuso como una demostración de las facultades de la tinerfea, y ya hasta el final Ana obró dignamente comercial en 'Culpable o no' (con referencia a Cepeda, con quien tiene su versión más conocida), en la cumbia reguetonera 'Listo va' y en el bis con 'Ni la hora', otro reguetón que ha grabado con Juan Magán.

Un concierto mucho mejor de lo que podría esperar cualquiera. Ya nos avisó Nagore, azafata de la BBK, que la prueba de sonido le había gustado mucho. Con razón.

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