Como grandiosa calificaríamos la versión ofrecida por Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra de la Segunda de Mahler, bajo la batuta del maestro Robert Treviño. El director norteamericano no solo se atuvo a la delicadeza inherente del andante moderato con su pegadizo minueto, sino que ... el esplendor del último clímax final, con el impactante sonido general de la 'Resurrección', cerró una ejecución magistral. Naturalmente, contó también con un gran coro, en esta ocasión con el Orfeón Donostiarra, que ya desde el murmullo susurrante del pianísimo inicial resultó de muy gran efecto y testimonió su arte canoro. Luego, el conjunto acentuó la palabra con firmeza y acompañó finamente la intervención de la mezzo Justina Gringyte, quien, con su voz llena de armónicos, atacó con sentimiento «O Röschen rot! (Oh, ¡rosita roja!) del 'Urlicht' en el cuarto movimiento. Su compañera, la soprano Sarah Fox, gustó también porque cantó con una intensidad controlada, sin exageración, a media voz y poniendo énfasis en el texto. El maestro Treviño, a pesar de tener la partitura en el atril, apenas la miró y se centró con gran entrega gestual en dirigir a una multitudinaria orquesta y a un numeroso orfeón para deleite de los asistentes ofreciendo una grandiosa versión de una magna obra.

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Obra

  • Sinfonía nº 2 de Mahler Justina Gringyte (M); Sarah Fox (S); Orfeón Donostiarra y Euskadiko Orkestra. Dirección musical: Robert Treviño. Palacio Euskalduna, 4-V-22.

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