Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Teorizaba 'The New York Times' sobre el hecho de que los premios Grammy están perdiendo relevancia, que ya no mola actuar en ellos, entre otras cosas por el boicot del mundo del hip hop que año tras año ha visto deslizarse entre sus dedos los ... premios importantes en beneficio del universo pop-rock. Por eso, Donald Glover, el alter ego de Childish Gambino, había anunciado que no acudiría, y así lo hizo, para poner en evidencia a la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación. Un castigo previo que ha funcionado, pues la gala de este año ha premiado por vez primera una canción de rap -y además suya-, 'This Is America', con cuatro gramófonos, dos de ellos de los buenos, los referidos a la mejor grabación y mejor canción del año. Y lo han hecho, además, por un tema que, desde que salió el año pasado, ha levantando polvareda, especialmente por el vídeo que lo acompaña, una producción del japonés Hiro Murai donde se ve al presentador, actor, comediante y músico volándoles los sesos a un hombre atado a una silla y a todo un coro de gospel. Y después, a seguir contoneándose, el torso desnudo y una sonrisa en la boca.
De este modo se salda una deuda con este género, que también resultó apuntalado con la victoria histórica de Cardi B., la primera mujer en llevarse la estatuilla al mejor álbum de rap. Abrumada y nerviosa se la veía, algo que ella misma certificó con sus palabras al recoger la distinción: «Igual tengo que empezar a fumar hierba». A pesar del reconocimiento al rap, el mejor álbum del año en general volvió a serle esquivo a esta música reivindicativa y se decantó por el country, premiando a la tejana Kacey Musgraves. Estos dos premios femeninos, junto a otros, prometían que la noche iba a ser femenina, aparte de esencialmente negra, sobre todo cuando en el escenario comparecieron al mismo tiempo Lady Gaga, Jada Pinkett Smith, Alicia Keys, Jennifer López y la ex primera dama Michelle Obama, quien robando protagonismo al resto con su apabullante carisma, se arrancó con un discurso de empoderamiento femenino: «¿Quién domina el mundo?», preguntaba al respetable, que la ovacionaba entregado.
«Desde los discos de Motown que desgasté en el Southside (Chicago) a canciones como 'Quién hace funcionar el mundo' (sobre 'Run the World' de Beyoncé) que me dieron energía a lo largo de última década, la música siempre me ayudó a contar mi historia. Y sé que esto es cierto para todos aquí. Nos guste el country, el rap o el rock», soltó. «La música nos ayuda a compartir lo que somos: nuestra dignidad, nuestras penas, nuestras esperanzas y alegrías. Nos permite escucharnos unos a otros. La música nos muestra qué es lo que es importante. Cada historia, cada voz, cada nota en cada canción». Y se convirtió así en la verdadera triunfadora de la gala.
Los homenajes también tuvieron nombre de mujer: Dolly Parton elegida a sus 73 primaveras la Persona del Año por su trayectoria musical y que cantó con Miley Cyrus; Diana Ross, de 75, y la fallecida Aretha Franklyn. Todo esto, conducido con maestría y naturalidad por Alicia Keys.
Childish Gambino había lanzado la piedra en el programa 'Saturday Night Live' que presentó la semana pasada: «Soy un actor, escritor y cantante: algunas personas me han descrito como una triple amenaza. Pero me gusta llamarme solo una amenaza». Y así debe ser a la vista de la cantidad de sesudos análisis que ha provocado el vídeo -algunos dicen que más incluso que la propia canción de trap gospel- de 'This Is America', poniendo frente a las narices de la nación algunas de las podredumbres escondidas bajo toneladas de fallido pero persistente sueño americano revestido de baile, de fiesta: «La abuela me dijo: 'Consigue tu dinero, hombre negro' -canta él en el premiado tema-. Hombre negro, solo eres un hombre negro en este mundo, solo un código de barras, ayy (...). No hay vida propia para un perro. Para un perro grande».
En el vídeo, que tanto recuerda en un momento a la violenta 'Reservoir Dogs' de Tarantino, muchos encuentran un grito de guerra contra el racismo que acogota a la comunidad afroamerica, inmersa en una especie de MeToo que reinvindica sus derechos. «Me di cuenta de que muchos niños me escuchan. Me guste o no, me están admirando», sentencia Gambino, consciente de su poder y del que otorga el rap a la hora de estampar en la cara las vergüenzas de un país que cada dos por tres afronta otra matanza a manos de algún chalado con arma de fuego. 500 millones de visitas en YouTube acumula ya.
Dos de los grandes favoritos, Kendrick Lamar y Drake, ambos raperos, ocho y siete nominaciones, se fueron a casa solo con un galardón. El primero, como Gambino, no se presentó, mientras que el segundo, que sí acudió por sorpresa, protagonizó uno de los momentos de la noche con su discurso, estatuilla en mano: «No se necesita un Grammy para sentirse ganador. Jugamos un deporte básico, no un deporte basado en hechos... Ya ganaste si tienes gente cantando tus canciones palabra por palabra, si están cantando en tu ciudad natal. Ya estás ganando, no necesitas esto aquí mismo».
El gran perjudicado de la noche resultó ser el rock, no puede haber para todos, que solo estuvo representado en el escenario por Red Hot Chili Peppers; el resto de los premiados, como Beck, no subieron a recoger su Grammy, entre ellos estaba el malogrado cantante de Soundgarden, Chris Cornell, distinguido con un gramófono póstumo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.