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Cinco años después de su debut en larga duración, 'Silencio, hoy se rueda' (2018), los bilbaínos 'Yo, Gerard.' (así lo escriben, con coma intercalada y punto final), dirigidos y casi encarnados por su pianista, vocalista y compositor David Lamíquiz, se impulsan con su nuevo artefacto, ... un EP de cinco cortes contaminados de rabia, agresividad e incluso alevosía post-pandémicas.
El nuevo cancionero, no disponible en formato físico («¿para qué, si no vendemos ni cien copias…?», se resigna el líder), lo promociona su agencia de contratación, la bilbaína BI Music Management, la misma que comercializa a nuestros favoritos Supercremalleras. David/Gerard aclara: «No hay ningún sello ni nada por detrás. Lo hemos autoeditado y me lo pago yo, ja, ja, ja… Hemos decidido no tirar de crowdfunding ni de nada similar, que me da mucha pereza. Así que tocamos, ahorramos y nos lo gastamos en grabar».
Mucho mejor producido que su álbum debut, sin tantos tonos agudos en la voz y con una instrumentación más desafiante, el reciente EP 'Nada que decir' se abre con la canción creciente 'No tengo nada que decir' (que arranca reflexiva a lo Windmill, planea vía Vetusta Morla –en su letra cabe la expresión 'peso muerto', tan afín a los vetustos-, y desemboca en la acritud de El Capitán Elefante) y se cierra con lo que parece un emotivo réquiem a su padre aunque no lo es ('Aita', con el solemne aparato de Morgan), y entre medias caben más rabia a lo Vetusta Morla ('No voy a pensar en ti'), más planeamientos ahora post-rock ('No reconocer') y hasta rock progresivo cruzado con los Muse post-urbanos ('Pisotéame').
Antes que alguien piense que Yo, Gerard. son tan agresivos y dogmáticos como por ejemplo Los Chikos del Maíz, dejemos a David Lamíquiz que presente su nuevo cancionero.
-¿Cuáles son tus planes musicales y personales para esta semana?
-En lo musical, este jueves quiero ir a ver a Juno, el dúo de Zahara con Martí Perarnau, en la Sala BBK. Y este fin de semana, con mis hijos, iremos al cine a ver 'Spiderverse 2', que somos muy fans de Miles Morales.
-Pareces un tío amable y apacible. ¿Por qué las letras de tus canciones borbotean tan tormentosas?
-¡Gracias! Diría que sí lo soy, y que mi vida en los últimos años también es apacible y un tanto predecible: dos hijos, un trabajo que absorbe y con el que me comprometo... Cuando sacamos el primer disco de Yo, Gerard., 'Silencio, hoy se rueda', el de 2018, recuerdo haber comentado contigo en su día que se trataba de una oda a lo cotidiano: la amistad, la ciudad, la enfermedad... Sin embargo, las canciones de este nuevo EP son hijas de la pandemia, y no sólo eso, pues son canciones que hemos preparado como banda en el local y que hemos grabado en directo, con otras dinámicas y energía. Tanto las letras como la música son más oscuras que las de otras canciones que hemos hecho en el pasado. Y, sin perder la melodía, hemos querido explorar otras emociones como la rabia o la tristeza.
-En la primera canción del nuevo EP, la titulada 'No tengo nada que decir', sueltas: «Querías ponerle música a ese texto tuyo, vamos. Rechacé subirte al escenario». ¿Alguien se dará por aludido?
-Es una canción curiosa que no puede entenderse sin ver el videoclip y sin la persona que lo protagoniza (se reproduce al final del texto). En las navidades de 2020 quedé con un buen amigo, pintor, para ponernos al día. Él me hablaba de sus aventuras en Madrid y yo me encontraba bloqueado: ¡llevaba meses sin escribir una canción! Le pedí que escribiera textos y me los enviara, que yo les pondría música. Pero nunca lo hizo. Eso sí, me regaló el cuadro del que habla la letra. Esta canción trata sobre la tensión creativa, de los pesos muertos que arrastramos y que no somos capaces de expulsar. Al final escribí yo el texto y fui el ladrón de su memoria.
-¿Y la última del EP, 'Aita', va para tu padre?
-No, 'Aita' no es sobre mi padre, sino sobre mí. La letra sale de preguntas que me ha venido haciendo mi hijo Martín en los últimos años. Es decir, trata sobre la relación de Martín conmigo, y con su ama, no de la mía con mi padre.
-Oye, David… ¿No será un disco de ruptura? Por ejemplo por la tercera canción, 'No reconocer'.
-¡En efecto! 'No reconocer' es una canción sobre un proceso de ruptura, sobre cómo podemos dinamitar una relación que antes funcionaba. Cuando gana el rencor y el desprecio a la otra persona. Muchas veces querer al otro implica no huir, implica comprometerse. Hoy en día tendemos a la huida por puro egoísmo.
-Incluso a veces parece un EP de odio y de venganza. Llegas a espetar «te estrangularé» en la cuarta canción, 'Pisotéame'.
-'Pisotéame' es una de las dos canciones en las que proyectamos esa rabia que te decía antes. La otra es 'No voy a pensar en ti'. La primera tiene una dimensión más personal y habla de cómo una persona avasallada puede acabar estrangulando a su opresor. Creo que el contexto económico nos va subyugando poco a poco, y me sorprende la capacidad de contención que tenemos.
-Ja, ja, ja…
-Estamos contenidos, atenazados... De eso también habla 'No voy a pensar en ti': «Con balas de goma, palabras que oprimen / arrasan con todo. Dirán que golpeaste el primero». ¡Doce años después del 12-M nos tienen donde querían!
-Tus canciones en ocasiones llevan letras largas. ¿Te las sabes de memoria o usas teleprompter, aunque sea manuscrito?
-De un tiempo a esta parte he dedicado más cariño y tiempo a las letras, queriendo huir un poco de la clásica estructura de estrofa-estribillo. Hace quince años sólo pretendía que una melodía fuera memorable, y ahora no lo veo así. No sé si lo he conseguido, pero sí que son más elaboradas y extensas. Hay artistas que me encantan, cercanos, que cuidan mucho los textos: Ricardo Lezón, Enric Montefusco, nuestro adorado Rafael Berrio... Aprendiendo de los buenos haces las cosas un poquito mejor. Y de tanto ensayarlas, en casa y con el grupo, se van quedando. Pocas veces me habían preguntado por las letras, así que gracias, Oscar.
-No hay de qué. La he leído en Bandcamp. ¿Y tú qué lees? ¿Qué libros te han gustado más últimamente?
-En mi cuenta de instagram, @lamiquiz, cuelgo todos los libros que leo. ¡Leo mucho! Voy rebuscando y guardando recomendaciones. Aunque siempre suelo decir que llego tarde a todo. Se me mueren los autores antes de leerlos, ja, ja, ja...
-Ja, ja, ja…
No, en serio, leo mucho ensayo. Y si puede ser sobre música o sociología, mejor que mejor. De lo primero, hace no mucho leí 'Cómo escuchar jazz', de Ted Gioia, un gran divulgador de jazz. De lo segundo, leo siempre que puedo a Amador Fernández-Savater, y el pasado verano devoré 'Habitar y gobernar', que habla de aquello que decíamos antes: de cómo practicar la revolución en el siglo XXI.
Ya me han hablado sobre el de Ted Gioia. ¿Y cuáles fueron tus lecturas de formación?
-Leí muchísimo de pequeño, en la etapa pre-universitaria. Mucho cómic también, pero sin ser nada freak. ¡He amado a Tintín! Luego, cuando apareció la música, lo dejé un poco de lado. Me acuerdo de cómo me marcó '1984', de Orwell, y de que no entendí 'Un mundo feliz' de Huxley. Lo releí hace poco y sigo sin pillarle el punto. Dos autores que llevo leyendo más de 20 años son García Marquez y Henning Mankell, de quien estuve muy, muy enganchado a su inspector sueco Kurt Wallander.
-¿Y 'La historia interminable' de Michael Ende no está entre tus lecturas primordiales? Te lo pregunto porque ahí sale la tortuga Vetusta Morla.
-¡Qué va! No la he leído. Y me vas a crujir, pero tampoco he visto la película.
-Bah, yo tampoco, ¡pero a mí no me influyen Vetusta Morla!
-Pasó algún tiempo hasta que alguien me dijo que Vetusta Morla era la tortuga de 'La historia interminable'. Mi mujer me dice que no atiendo a los clásicos. Ni en música, ni en cine, ni en libros... Por ejemplo, este fin de semana he visto con mis hijos y unos amigos por primera vez 'Matilda' (Danny DeVito, 1996). ¡Y menudo peliculón!
-Yo, Gerard., eres tú, David. ¿Por qué te siguen tus tres músicos?
-Yo, Gerard. es mi proyecto, cierto. Y tanto Imanol, Andoni e Iñigo se suman porque los tres creen poder aportar. Quiero que Yo, Gerard. sea una banda en un momento en el que ya no está de moda ser una banda. En todo caso, llevamos muchos años juntos. Con Andoni e Imanol más de 15 años, que se dice pronto.
-¿Te obedecen?
-¡Ni mucho menos obedecen! De hecho me criban y me contienen bastante. Imanol suele decir que él es mi filtro, que si no yo sacaría cada cosa... Todos tienen proyectos musicales paralelos, pero les busco y los voy liando para que se involucren en este. De hecho vamos haciendo renovaciones año a año. En septiembre nos juntamos para comer y nos decimos: ¿renovamos una temporada más? Y venga.
-Eso, ¿estáis en más grupos?
-Sí, todos tienen otros proyectos artísticos. Imanol Muñoz (bajista y coros) tiene otra banda nueva en la que él compone y toca la guitarra. ¡Espero que podamos escuchar cosas pronto! Iñigo Benito toca la batería con Txufo en Empty Files, y Andoni Eskubi, que también ha ideado y diseñado la portada, es un artista visual que, además, trabaja de profesor de diseño. Los tres cada vez con empleos más estables y con hijos, así que cada segundo que les robo es oro.
-¿Habrá presentación de este EP, vuestro primer trabajo en cinco años?
-Nos gustaría muchísimo, aunque llevamos intentando organizar un concierto en Bilbao desde enero y no hemos sido capaces. Parece que está complicada la cosa en nuestra ciudad. Antes de verano ha sido imposible, así que veremos de cara a octubre o noviembre. También nos gustaría salir a presentar las canciones fuera de Euskadi. A todo ello nos ayudan desde hace tiempo BI Management https://bimusicmanagement.com/, dos buenos amigos, David y Dave, que siempre han creído en nosotros.
Vídeo de la canción 'No tengo nada que decir':
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