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«En este panorama, los que probablemente puedan celebrarse serán aquellos festivales en tamaños más reducidos (como festivales 'boutique'), que se dirijan a una audiencia local, conozcan a los diferentes perfiles de su público y puedan ofrecer experiencias personalizadas y ofrezcan una alternativa ... digital de calidad». June Calvo, además de cantante, es experta en estos grandes eventos musicales. En su tesis, 'Generación de experiencias de ocio en los festivales de música' (2016), estudió las principales citas europeas, no solo como «una forma de desarrollo económico, sino que potencialmente son motivadores poderosos de viaje y desarrollo comunitario».
Esta doctora por la Universidad de Deusto señala que en estos momentos no hay ningún festival europeo que pueda asegurar su celebración en condiciones anteriores a la pandemia. Los macrofestivales lo tienen difícil. «Incluso aunque se vacune a un porcentaje elevado de la ciudadanía, las medidas de seguridad serán restrictivas», comenta. «La pandemia puede ser la gota que colme el vaso en la desaparición de algunos festivales que ya tenían dificultades, pero también para la transformación o creación de otros formatos», afirma Calvo.
En este sentido han surgido ciclos de menor tamaño. Beñat Lasagabaster, responsable del bar Dazz en Vitoria por cuya programación fue reconocido con el Premio BBK Jazz, prepara una segunda edición del festival Dazz Jazz que el verano pasado se estrenó en Vital Fundazioa Kulturunea. «Esperamos no estar peor que ahora», indica. El Festival de Jazz de Vitoria organizó el año pasado un ciclo reducido con artistas nacionales, 'Vitoria VG Club', y el Azkena Rock una serie de eventos online bajo el título 'ARF Sofa Edition'. Ese mismo camino emprendieron otras marcas, como Tomavistas en Madrid o Cruïlla XXS.
El pasado diciembre, además, se celebró un estudio en la sala Apolo de Barcelona que daba esperanzas a la música en vivo. Junto a otras marcas festivaleras, Last Tour colaboró en ese ensayo clínico donde se realizaron test de antígenos a 1.047 personas que acudieron a un concierto y en el que no hubo ningún contagio, según ratificaron las pruebas PCR realizadas posteriormente. «Los resultados del estudio científico constatan que los conciertos con medidas de seguridad pueden ser seguros a mayor escala», valora Eva Castillo. Aunque el aumento de espectadores complicaría la logística mantienen un «contacto permanente con instituciones ya que necesitamos su apoyo para poner en marcha estas medidas a tiempo».
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