2.500 personas se rinden ante Vetusta Morla en el Festival Sónica de Castro

La banda madrileña no podía haber empezado el concierto con otra canción que no fuera 'Los días raros', un tema que cobró un nuevo sentido durante el confinamiento. Se llegó a convertir en una especie de himno durante los momentos más duros de la pandemia. De hecho, en su primera intervención, el vocalista Pucho quiso acordarse de quienes más han sufrido los estragos del virus en el mundo de la cultura. «Si fuera por los de producción, ya estaríamos todos vacunados», apuntó justo antes de que sonara 'Consejo de sabios'.

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«Gracias por venir, por apoyar la cultura», decía Kerchak desde el escenario. La banda cántabra ha sido la encargada de cortar la cinta de un festival con cierto sabor a los de antes. La pandemia arrasó con todo y la llegada de los conciertos multitudinarios se está demorando más de lo deseado. Por eso no paraba de sonar una misma frase entre los asistentes: «Había ganas». «No vemos si estáis cantando, así que tenéis que sonreír con los ojos», recordaban los cántabros a un público que, en líneas generales, solo se despidió de la mascarilla para dar un sorbo a su cerveza.

El Festival Sónica ha arrancado en un fin de semana complicado. Su propuesta musical ha movilizado a un gran número de personas tan solo unas horas más tarde de que la Justicia haya avalado la posibilidad de decretar el toque de queda en 53 localidades cántabras, entre ellas, Castro. Este mismo sábado entra en vigor, lo que significa que los espectadores no podrán disfrutar del ocio nocturno después del concierto del sexteto madrileño, que arranca a las 21:45 horas. Todos deberán estar en sus casas a la una de la madrugada.

Este viernes es el turno de la banda indie madrileña y el sábado, la del exlíder de Barricada, El Drogas. Sin embargo, los organizadores han hecho hincapié en las medidas de seguridad que han tomado para evitar grandes aglomeraciones. «Los acomodadores llevarán al público hasta su sitio y no se levantará excepto para ir al baño», ha explicado el concejal de Festejos Gorka Linaza. Los asistentes piden sus consumiciones a través de un cógido QR y los camareros se encargan de ir a servirles a su localidad. «Si ves a alguien que se levanta, por favor, recuérdale que tiene que estar sentado», le comentaba un empleado de seguridad a otro mientras los teloneros Kerchak defendían su repertorio sobre el escenario.

El festival es uno de los más multitudinarios a los que pueden acudir los vascos este verano. De hecho, el de este viernes es uno de los conciertos más masivos que se han organizado cerca de Euskadi desde que comenzó la pandemia. El Ayuntamiento de Castro ha querido cubrirse las espaldas y ha reforzado la seguridad para evitar que se produzcan grandes aglomeraciones como las que se dieron en Cataluña hace apenas unos días. La Generalitat ha reconocido este viernes que fue «un error» permitir que se celebraran los macrofestivales Vida y Crüilla teniendo en cuenta que los niveles de contagio estaban al alza. Josep Maria Argimon ha reconocido que ahora mismo no los repetiría. En esos casos no era necesario mantener la distancia de seguridad, aunque era necesaria una prueba negativa en Covid.