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Mikel fonseca
Miércoles, 28 de febrero 2018
«Qué, ¿hacemos un festival o qué pasa?». Hace cinco años, varias asociaciones culturales de Gernika —Astra, Iparragirre Rock elkartea y Trinkete Antitxokoa— se plantearon esta pregunta. La respuesta fue un «sí» rotundo. Nacía Gernikako Lekuek, el festival que durante una semana inunda el ... pueblo de música de toda índole, desde el ska al metal pasando por el indie o el flamenco. Este año vuelve puntual a su cita, más grande, más organizado y con mejor cartel. El próximo sábado arranca la quinta edición de este evento en el que se darán cita, entre otros, Nudozurdo, Glaukoma, Niño de Elche y El inquilino comunista.
Gernikako Lekuek es, en verdad, un festival de pequeños festivales. «Aquí cada asociación organiza lo suyo y luego lo ponemos en común», explica desde la organización del festival Saioa, de Trinkete. Por ejemplo, el primer sábado estará prácticamente dedicado en su totalidad al metal (cortesía del proyecto Metal Fabrika), mientras que el resto de conciertos —habrá rock, punk, pop, indie y djs- se distribuyen a lo largo de la semana y de los distintos espacios habilitados. «Se parece al South by SouthWest», señala. Como en el festival estadounidense, celebrado en Austin, Texas, la idea es celebrar la música en todas partes y en todas sus vertientes, por lo que además de conciertos, habrá proyecciones, exposiciones y talleres en los distintos locales y bares que participan.
Además de por lo ecléctico, el cartel brilla por sus nombres, algunos de primera línea. «Los artistas saben que no lo hacemos con ánimo de lucro y que no podemos pagarles como en otros sitios, y ahí es donde se nota su pasión». Reconoce que hay algunos que les han dicho que no, y que hay otros que directamente ni se lo plantean, «pero los que vienen lo hace por pura ilusión, y acaban encantados».
Nudozurdo A punto de cumplir dos décadas en activo, el trio madrileño trae una propuesta fresca que combina los mejor del postpunk y del rock con un ambiente atmosférico muy pulido, amén de una voz inconfundible. Trinkete, viernes 9
Glaukoma Rap, reggae, jungle, drum’n bass… todo cabe en este combinado tolosarra, que ya va por su tercer elepé. Alternando euskera y castellano en sus rimas, Glaukoma hacen crítica social sin renunciar a lo bailable. Iparragirre, sábado 10
Niño de Elche Hace tiempo que el futuro del flamenco tiene un nombre, Francisco Contreras, más conocido como el Niño de Elche. Experimentación y vanguardia, sin desmerecer a la tradición, son sus señas de identidad. Lizeoa, sábado 10
The Reverend Shawn Amos Venido desde Los Angeles, ‘el reverendo’ es un bluesman de pura cepa, cuya voz y actitud -acompañadas de guitarras y vientos- evoca el sonido y ambiente de los clubs del Chicago de mediados del siglo pasado. Iparragirre, jueves 8
El inquilino comunista Gérmen del indie español a principios de los 90, los de Getxo colgaron las guitarras tras solo 3 años de acción. En 2006 regresaron a los escenarios. El noise-pop es su seña de identidad, aunque se mueven con soltura en el rock, el postpunk o el funk. Trinkete, sábado 10
Tras un lustro, el festival ha ganado en robustez y este año, como novedad, han habilitado un nuevo espacio, el búnker de Astra, que fue utilizado durante la guerra civil. Con el tirón del cartel, esperan un afluencia mayor que en años pasados. «Suelen venir sobre todo gente del pueblo y de alrededores… parece que a los de Bilbao les da pereza».
Cada concierto tendrá un precio de 8 y 12 euros, y existe un abono por 25 euros. Por problemas de aforo -muy limitado según qué espacios- aquellos con entradas individuales tendrán prioridad sobre los que tenga el bono semanal. Para asegurarse la plaza, es necesario acudir con una hora de antelación y retirar un pase, sin ningún coste adicional. «El abono está pensado sobretodo para la gente del pueblo», señala Saoia. «Le dimos muchas vueltas y creemos que es la mejor opción».
«Cada año, cuando termina el festi, decimos 'más no'», bromea la organizadora. Pero reconoce que, igual que comenzó, siempre hay alguien que, en algún momento, pregunta eso de «¿hacemos el festival?». Y la respuesta vuelve a ser un «sí» rotundo. Y que así sea.
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