Ben en el bis con su Fender Jazzmaster. O. C.
El Bafle

Todos felices con el Ben Vaughn Quintet

Se llenó el Antxiki de melómanos mitómanos que disfrutaron del rock and roll básico, genuino e inocente del personaje de Nueva Jersey, que tocó una veintena de temas, todos esencialmente molones

óscar cubillo

Miércoles, 1 de junio 2022, 01:25

Este martes se cumplieron las expectativas más altas y la peña salió del concierto del Antxiki, la sala superior y más pequeña del Kafe Antzokia, calificándolo de 'maravilloso' y colocándolo entre lo mejor del año. Entre estos últimos estaba Santiago Delgado, músico bilbaíno muy influido ... por el actuante, el bueno de Ben Vaughn (Collingswood, New Jersey, 67 años), una suerte de Jonathan Richman con más paleta colorista y rítmica que vino con el que considera su grupo de toda la vida, el Quintet, cuatro sujetos veteranos que llevan tocando con él entre 20 y 39 años, ahí es nada. Aunque su formación más legendaria siga siendo el Ben Vaughn Combo de los 80.

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Por cierto, estos subalternos del Quinteto son veteranos que se fijan en todo. Perdón por la personalización, pero les cuento. Al final del concierto, al entrar en el camerino, el baterista sin mediar palabra se acercó y me dijo: «El instrumental del bis era 'Jakety Sax'», de Boots Randolph, o sea la banda sonora del show de Benny Hill. Y es que el tamborero me había visto en primera fila comentarlo con otros parroquianos. Y al acercarme al puesto de merchandising a que me regalaran el último CD, 'El mundo de Ben Vaughn', el saxofonista, que estaba avisado desde Madrid y se encargaba del asunto, me dijo: «¿Tu eres Óscar? Toma un CD. ¿No estabas con un amigo?». Bah, con un disco ya está bien, repliqué. «Toma otro», y me lo tendió. No tardé ni 30 segundos en regalarlo yo. Ya ven: todos contentos.

El Quinteto, compañeros de batallas desde 20 y 39 años Óscar cine

El público estuvo expectante, contento y satisfecho ante, durante y tras el concierto. Y Ben Vaughn no podía reprimir la cara de cauta felicidad durante todo él, un bolo de 21 canciones en 108 minutos crecientes, calurosos (la temperatura era alta en el Antxiki, sí) y que no se hicieron nada largos. Con el Quinteto interpretando de manera esquemática y auténtica, sin alharacas pero rodados en la quinta cita de su gira española de siete fechas desde el jueves y sin días libres (les quedan el miércoles en Madrid y el jueves en Palma de Mallorca), con el líder Ben haciendo algunos gestos de maestro de ceremonias (las manos abiertas, el presentar a los músicos…), la cita cursó sin pausa y con numerosos momentos abiertos a las sonrisas.

Hubo rocanrolitos tipo Los Lobos con el acordeón y el saxo ('Here comes trouble'), bastantes viejos temas suyos minoritariamente conocidos ('Jerry Lewis in France', muy Jonathan Richman), apuestas decididas por el sonido crudo ('Beautiful girl' en plan los Cramps), soul con mensaje ('Too sentisive for this world'), un rockabilly puro Presley que puso en danza al caldeado garito ('Growin' a beard'), rock and soul como el que factura ahora John Paul Keith ('Carved in stone')…

Todas las canciones molaron en su sencillez, en su esencia, en su autenticidad, desde las inmersiones en el surf tipo Ventures / Los Straitjackets (la versión instrumental de 'Blue moon' ejecutada como todo el setlist con su guitarra Fender Jazzmaster, la cual «perteneció a Daddy-O Grande, de Los Straitjackets», me informó Ben Vaughn en el camerino) hasta las incursiones en el blues con buen trabajo a la armónica del jefe Vaughn ('Blind alley', una de las pocas canciones que espigó de su último álbum, el mencionado 'The world of Ben Vaughn', y que resonó al 'Fever' de Elvis).

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La parroquia absorta ante el bueno de Ben. Óscar Cine

Además de a Los Lobos el acordeón remitió al tex-mex festivo de Joe King Carrasco ('I'm just sayin'', luego 'Railroad track'), el bueno de Ben dedicó la canción 'Rhythm guitar' a los guitarristas presentes en la sala (vimos a varios, así a botepronto citemos a los dos Carlos -uno se llevó el segundo CD-, a Jaime, Parlange, Santiago Delgado…), se lucieron todos los del Quinteto en el tumbao tipo Los Fabulosos Thunderbirds de 'I did your wig' (con más soplidos rechulos y genuinos de Ben a la armónica), fusilaron descaradamente a Lou Reed en 'Shingaling with me', en el primer bis montaron una fiesta de fraternidad universitaria con el garaje 'My first band' (¡como coreaba la gente!), y el segundo bis, exigido de modo serio por la afición, fue doble, se abrió con el instrumental saxofonista del show de Benny Hill y se cerró con el revoltijo de influjos de 'Jukebox babe', que abarcó desde el blues hasta el twang y que culminó en la onda de celebración del frat rock and roll.

Y se acabó el bolo y, hala, todo el mundo a compartir su felicidad con el de al lado. La única pega es que se saltaron del setlist el décimo título, 'Darlene', un rock and roll alborotado a lo Joe King Carrasco también. No lo tocaron, y eso que antes del segundo bis la gente coreó el título, pero ni caso.

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