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Es la hora de la verdad. El Jury Show, el último ensayo antes de Gran Final de Eurovisión 2024 marcado por la ausencia de Países Bajos por una «incidente» que está siendo investigado por la organización, es una actuación tan importante como la del sábado. Es ahí, en este viernes, cuando ya quedan empaquetados con un lazo los votos del jurado de cada país para los participantes. No le tembló el pulso al dúo Nebulossa, de nuevo radiantes con su espíritu cabaretero, como ya hicieron en la semifinal del jueves como invitados. El público volvió a estar entregado y coreó al unísono el estribillo de su reivindicativo y pegadizo 'Zorra'. Ya puestas encima del escenario de Malmö sus virtudes ante los expertos, queda la última actuación. La del sábado. La decisiva para encandilar a los eurofans y conseguir sus votos, indispensables para alzarse en la clasificación.
Volvieron a ser los visuales el hilo conductor. Una puesta en escena minimalista, con pocos elementos, pero cuidada en detalles. Las pantallas simulaban en el suelo una especie de alfombra. Al escenario, un pequeño universo Art Decó. El que les llevó a la victoria en el Benidorm Fest, pero en versión 2.0. Mucho más punteros tecnológicamente. Así, gana fuerza. Los gigantes cuadrados de pantallas led en el techo formaron otra vez la palabra 'Zorra' en mayúsculas mientras les acompaña una variedad de casi 80 planos de cámara. Casi nada. El público ya se sabe el estribillo más que de sobra.
Nebulossa ha levantado a todo el Malmö Arena con su actuación en el Jury Show de la Gran Final de #Eurovision2024.
— Eurovisión España - RTVE 🇪🇸 (@eurovision_tve) May 10, 2024
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En su propuesta todo está cargado de simbolismo. Mery Bas y los dos bailarines salen de una especie de jaula que se eleva para dejarlos libres al arrancar la actuación. Es la puerta a un cabaret clandestino. A la libertad de ser uno mismo. La cantante luce, como en los ensayos previos y la semifinal, un brillante 'catsuit' negro de encaje, con pantalones de campana y unas imponentes hombreras. El conjunto diseñado por Michael Costello, firma para estrellas como Lady Gaga, Kylie Jenner o Beyoncé, tiene con más de 100.000 incrustaciones de cristales diminutos. Lo que sea por brillar en Malmö.
Iosu Martínez y Cesar Louzán volvieron a ser esos descarados bailarines que comienzan con un elegante traje y acaban sacando su lado más salvaje. Torso desnudo, corsé negro y botas hasta el muslo. Mientras, Dasousa al teclado y a la batería, Mar Lozano. El sillón circular de terciopelo rojo sigue siendo el trono. Domina el escenario como lo hace Bas. Lo que cambia son las lámparas de araña de Benidorm, desaparecidas. Las sustituyen proyecciones dinámicas. Y entre ellas, la Venus de Milo. Una metáfora de la representación femenina en el arte clásico. Y como remate final: pirotecnia y humo. El sábado el público volverá a cantar «soy más zorra todavía».
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