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Ahí queda una «zorra de postal», como dice su letra, para Eurovisión 2024, a pesar del discreto resultado. La verdad es que España no era la favorita, pero Nebulossa ha puesto patas arriba el Malmö Arena. Todos los eurofans han coreado su 'Zorra'. Una fiesta en toda regla. ¿No es lo que debe ser el festival? En una edición crispada y rodeada de polémica por la participación de Israel en plena guerra en Gaza y la eliminación de Países Bajos por un «comportamiento inapropiado» con una cámara, el público ha cantado al unísono la propuesta cabaretera con mensaje feminista de Mary Bas y Mark Dasousa. Eso en este concurso ya es ganar, más aún durante el más convulso en los últimos años. El micro de cristal no es lo único importante. La verdad es que se quedó muy lejos. Solo 30 puntos y cuarta por la cola, puesto 22. Fueron 19 del jurado y otros 11 del televoto.
No les tembló el pulso. Volvieron a derrochar ese desparpajo con cierto aroma irreverente sobre el escenario, como ya hicieron en la segunda semifinal y en el último ensayo, muy importante al ser la actuación que determina la puntuación de los expertos. Es cierto que este sábado no partían en la mejor posición de actuación. Octavos. En la primera mitad de la gala. Un punto de partida, dicen los entendidos de este festival, que no ayuda a escalar posiciones. Lo cierto es que Nebulossa subió unos cuantos decibelios de la verbena eurovisiva.
Su espíritu cabaretero impregnó el Malmö Arena. La lucha por sentirse libre sin culpabilidad. Romper cadenas. Se desplegó esa alfombra digital sobre el suelo, de rayas blancas y negras, intercalada con la imagen de una cerradura gigante al fondo que acabaría abriéndose. Un destello sobre la libertad de ser uno mismo. Aparecieron los barrotes de ese gigantesco cubo de pantalla led convertido en una cárcel. Salió de su interior Bas junto a los bailarines Iosu Martínez y Cesar Louzán mientras se elevaba esa jaula, ya vacía. Y dio paso al show: «Yo sé que soy solo una zorra». Directa al grano.
🇪🇸 “Y AHORA ES UNA ZORRA DE POSTAL” 🦊
— Eurovisión España - RTVE 🇪🇸 (@eurovision_tve) May 11, 2024
Nebulossa (@Nebulossa_of) lo ha vuelto a hacer: el Malmö Arena corea el “SOY MÁS ZORRA TODAVÍA” 🙌#EurovisiónRTVE #Eurovision2024https://t.co/puYgqbxJC7 pic.twitter.com/v66lU9kiwV
El público volvió a estar entregado y coreó al unísono su reivindicativa letra. La realización lo evidenciaba. «Ya sé que no soy quien tú quieres. Entiendo que te desespera, pero está es mi naturaleza. Cambiar por ti me da pereza». Es la de Nebulossa una puesta en escena minimalista, con pocos elementos, pero cuidada al detalle. En ese pequeño universo Art Decó, llevado a una versión 2.0 con respecto al Benidorm Fest, se lanza en las pantallas gigantes la palabra 'Zorra' y casi 80 planos diferentes, con reproducción incluida de la Venus de Milo. Un impulso para el público, entregado a la programa con una Bas invitando con la mano a corearla.
Hay cierto simbolismo en esa atmósfera cabaretera, un tanto clandestina. En ella se respira un perfume asalvajado, el aroma de la necesidad de ser uno mismo. «Estoy en un buen momento. Solo era cuestión de tiempo, voy a salir a la calle a gritar lo que siento a los cuatro vientos». Sin síntomas estridentes, incluso con cierta delicadeza, la propuesta sube de tono con el paso de los segundos sin perder la compostura. «Si salgo y se me hace de día, soy más zorra todavía».
El sofá de terciopelo rojo volvió a ser el trono. Y cuando se subió a su cima, también lo hicieron los decibelios del público. La cantante española ha lucido un brillante 'catsuit' negro de encaje, con pantalones de campana y unas imponentes hombreras. El conjunto diseñado por Michael Costello, firma para estrellas como Lady Gaga, Kylie Jenner o Beyoncé, tiene con más de 100.000 incrustaciones de cristales diminutos. Era hora de brillar. Lo hizo ante un buen puñado de móviles que brillaban entre la oscuridad y captaban el momento.
Iosu Martínez y Cesar Louzán volvieron a ser esos descarados bailarines, dóciles ante Bas. Comienzan con un elegante traje y acaban sacando su lado más salvaje. Torso desnudo, corsé negro y botas hasta el muslo. Mientras, Dasousa al teclado y a la batería, Mar Lozano. Quizás, en un plano algo más secundario, pero indispensable para dar ritmo a una melodía sencilla, que invita a ese tarareo insconsciente, viscosamente pegadizo. «Yo soy una mujer real. Y si me pongo visceral, de zorra pasaré a chacal, te habrás metido en un zarzal. Soy una zorra de postal», lanza Bas mientras corean al fondo el «zorra, zorra, zorra». Y como remate final: pirotecnia y humo. Los eurofans se cansaron a cantar «soy más zorra todavía». Y se abrió el cerrojo.
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