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Nos decía un día en entrevista Fito Fitipaldi que en un macroconcierto de esos que montaba en el BEC, con pantallas gigantes, luces definidas y ... repertorio tasado, era muy difícil incluir detalles nuevos, siquiera cambiar de orden alguna canción. Pues eso mismo ha sucedido en el triple concierto de despedida, más temporal de lo que se esperaba, con el que ETS han dicho hasta luego, hasta el año que viene, cuando reaparecerán para hacer lo mismo en el Movistar Arena de Madrid el 25 de abril de 2026, o sea reivindicar las fiestas populares vascas, las jaiak.
Los tres días de concierto del BEC, ante 15.000 almas cada uno (45.000 espectadores en total), se han ajustado al mismo guion y coreografías, y respecto al primer show, el del sábado 15, este sábado 22 como diferencia evidente solo colegimos dos novedades, sendos invitados: el cantante de los catalanes Búhos en 'Semendiak', y el líder de Green Valley rapeando en 'Logela honetan'.
El núcleo del macroconcierto fue el mismo: recrear el ambiente al aire libre de las fiestas de los pueblos (el txupinazo, trikitixas, grupos dantzaris, esas txarangas que tanto se echan de menos en la Aste Nagusia de Bilbao, los bertsolaris, la vida rural representada en Yécora -el pueblo alavés donde comenzaron ETS-, los pañuelos azules conmemorativos repartidos por miles al entrar en el BEC...), colar detalles de concierto de estadio (explosiones de confeti, lenguas pirotécnicas y, claro, los 250 metros cuadrados de pantallas de fondo...), y reivindicarse a sí mismos mediante su repertorio oscilante entre la juerga skatalitica y mestiza a lo La Pegatina que les caracterizó en sus pinitos, hasta el sentimentalismo baladista, el pop postmoderno, sí, de estadio, e incluso la aplicación de los ritmos electrónicos y ese reguetón que les ha hecho tan grandes de Euskadi.
Fue lo mismo por ejemplo la aparición estelar del trompetista Pirata, lo que dijo Iñigo para espolearnos sobre si estábamos 500 o 15.000 antes de poner a corear al gentío, el beso con el de Dupla, el duelo bertsolari de grada a grada, Idoia cantando entre el público, el discurso o reflexión de Iñigo Etxezarreta sobre cuidar la salud mental con el recuerdo a dos muertos cercanos a él, un amigo y su hermano Eduardo (para él cantó 'Aurkitu genituen'), las chicas de Huntza disparando la fiesta con su hit 'Aldapan gora', Iñigo con el katxi por la pista, rodeado de admiradores, y el mismo momento emotivo, entrañable, de la abuela Isidra pidiendo a su nieto que se case por la iglesia y éste cantándole una canción.
El tercer macro-concierto de ETS (En Tol Sarmiento) en el BEC, el último de una trilogía llamada '20 urte zure eskutik' (20 años de tu mano), mantuvo la grandiosidad audiovisual, la emotividad general, los momentos de fiesta efervescente bailada a saltos y, por supuesto, ese gran escenario con provocador que se abría paso entre el público de la pista, una pista que también atravesó el líder Iñigo Etxezarreta, quien opacó a sus compañeros de sueños cumplidos aunque estos le rodeen en escena. Un Iñigo que al final, durante los saludos, tuvo en escena a un doble cabezudo, ¡con su misma cara!, e Iñigo fue manteado como un entrenador de fútbol tras ganar un título.
Fueron casi dos horas y media de festejo variopinto para unas 39 canciones en el mismo orden. Y repasando el setlist de este sábado destacaron todas estas intervenciones, algunas distintas respecto a la primer experiencia: 'Egingo duzu eztanda' con coros oohhh a lo Mumford & Sons y una realización ambiciosa e internacional, el punteo de Iñigo a la Telecaster en 'Gure mundua', la exhalación de su referencial Iñaki Betagarri en dos temas unidos (uno de ellos 'La chica del batzoki' de Doctor Deseo), un 'Itxura' que este tercer día nos gustó más, el popurrí de los veteranos Joselu Anayak (desde el tex-mex de 'Marina' hasta el 'Ikusi mendizaleak'), la insistente fiesta ska de 'Beste behin' con Iñigo de nuevo a la guitarra al frente de ETS, Zetak mezclando de modo vivazmente experimental tecnología y percusiones atávicas, y la canción de ETS 'Ametsetan', con ellos en pantalla, en fotos en blanco y negro de cuando empezaban y tenían casi veinte años menos.
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