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Jon Agirre
Viernes, 31 de enero 2025, 10:40
Una despedida puede ser triste, dolorosa o por todo lo alto y Esne Beltza ha apostado por esta última opción. Hace 18 años que los guipuzcoanos comenzaron su carrera, por el camino han publicado siete discos e infinidad de canciones que ya son «del pueblo», ... como señala Xabi Solano, y mañana pondrán el colofón con un concierto en Miribilla para el que las 8.000 entradas disponibles se agotaron hace semanas. En el comunicado del pasado septiembre apuntaron que «nuestra vaca no tiene más leche», y desde entonces han tirado más por «la celebración y el homenaje» que por un adiós melancólico. Miran atrás pero sin nostalgia, para disfrutar en esta despedida con amigos, colaboradores y seguidores.
El germen de la idea surgió en 2006, cuando Solano y Jon Elizalde 'JonTron' colaboraron en el disco 'Euskal Herria Jamaika Clash' de Fermin Muguruza y su posterior gira. «Allí me nació la idea y las ganas, no había escuchado mucho el estilo reggae o ska, pero ahí me enloquecí», recuerda. Apunta que en el primer disco, 'Made in Euskal Herria' (2008), que fue su carta de presentación, se nota ese estilo 'roots', ese «deje jamaicano» y que en los siguientes fueron ampliando el abanico y, sobre todo, experimentando. «Nunca nos ha gustado que nos empaqueten en un estilo, éramos músicos con experiencias previas y la mayoría somos profesores de música, siempre estamos aprendiendo. Cada disco ha sido un proyecto para aprender, para intentar hacerlo lo mejor posible».
Trikitixa como base
Lo que nunca ha estado en duda ha sido la trikitixa. «Siempre ha estado en primera fila, es un instrumento muy alegre, y aunque tú hagas una canción triste tiene un aire alegre por la trikitixa». Junto a ese pilar, el euskera ha sido otra de las apuestas innegociables de Esne Beltza. «Siempre hemos estado al lado de los movimientos por y a favor del euskera, porque es el idioma de Esne Beltza. Hicimos una apuesta y luego lo hemos mezclado con otros artistas cantando en su idioma, ha sido un puntazo». Solano no tiene duda de que ha ayudado en la conexión con el público, porque al cantar en euskera comunica «más y mejor. Si canto en otro idioma no siento lo mismo y para transmitir lo primero es que el cantante esté cómodo. Si yo no creo en lo que canto el que escucha tampoco, y eso no me gusta». Han aplicado ese mismo criterio para definir sus colaboraciones, como la canción de Kilometroak en 2010 o la edición de Korrika de 2013.
Durante ese tiempo han acumulado infinidad de recuerdos, de los que es difícil destacar unos pocos. Sí que rescata, por el especial cariño que tienen tanto a Goizueta como a Ondarroa las canciones que hicieron a ambos pueblos. Para el primero crearon 'Gotti' y ofrecieron un concierto de despedida dentro de la gira 'Agur Deneri'; para el segundo 'Zapato Azule'. No es la única vinculación geográfica, pues una relación muy especial une a Esne Beltza con Japón. «Hemos estado allí seis veces y van a venir a este último concierto, son seguidores acérrimos y estamos muy agradecidos».
Esa pasión por la música es lo que explica que hayan durado 18 años en una escena musical muy cambiante y que hayan sido uno de los grupos referentes tanto para público como para crítica, y Solano no oculta que eso ha sido gasolina para el grupo. «En estas últimas entrevistas y reportajes de despedida nos han mencionado mucho la pasión. Para nosotros la música es un arma y la felicidad el campo de batalla. Nunca hemos hecho música por el hecho de hacer música, siempre ha habido una razón: una causa, un problema o algo contra lo que ir. Eso es Esne Beltza, siempre hemos estado para cantar a favor de algo que creemos o luchar contra una injusticia».
Y por eso han apostado por organizar el macroconcierto de Miribilla. «Vamos a finalizar una etapa, pero no vamos a llorar. Creo que ha sido una victoria, porque la gente nos ha seguido y muchas de nuestras letras son ahora del pueblo. Eso es lo que tenemos que celebrar, no solo nosotros, con nuestros seguidores y con el pueblo». En los últimos meses han repetido varias veces su agradecimiento por la respuesta obtenida. En apenas una hora lograron vender cerca de cuatro mil entradas -«llenamos la pista enseguida», recuerda- y con el paso de los días consiguieron completar el aforo de unas 8.000 personas del recinto.
DJs en Aristerrazu
No obstante, en los inicios sí que escucharon voces críticas por la propuesta o por la mezcla de idiomas. Ya le pasó en los tiempos de Etzakit, grupo anterior a Esne Beltza, en el que «mezclamos trikitixa y guitarra eléctrica, lo que fue un sacrilegio para muchos». Repitieron feedback al unir la trikitixa con electrónica o bailarines de break dance en 'Esne Zopak' (2009), dedicado al mundo de la trikitixa con canciones de ese estilo y grabado en Aristerrazu, o al mezclar el euskera con otros idiomas en varias de sus canciones. «Por suerte con el tiempo se ha valorado», resta importancia. Prefiere quedarse con la sensación de haber abierto caminos, como el barco que rompe el hielo para que otros puedan pasar. Y admite que otros muchos -Gozategi, Gose, Huntza, Süne- han ayudado a visibilizar la trikitixa.
El último baile será el colofón, para el que están «exultantes». La tranquilidad de haber actuado «siempre con respeto, sin fachadas, luchando por lo que creemos y sin columpiarnos» hace que afronten la cita con mucha ilusión. «Ojalá que todo salga bien y despertarnos con ese buen sabor de boca, poder decir 'también hemos hecho esto'».
El recinto de Miribilla abrirá sus puertas para los 8.000 seguidores con entrada a las 18.30 y la música comenzará a las 19.45 con el directo de los donostiarras Marte Lasarte. A las 21.00 horas llegará el turno de Esne Beltza, que hasta las 23.30 repasará sus grandes éxitos y los temas de su último disco junto a «infinidad de amigos»: La Pegatina, Chambao, El Canijo de Jerez, Juantxo Arakama, Amak, Xiberoots, Kimua Dantza Kolektiboa... Y Fermin Muguruza, que «no podía faltar» sobre el escenario. Fundamental en los inicios, Solano está «muy agradecido» por su generosidad. «No tuvimos ni que pedirle que viniera, nos llamó él», señala. No faltarán sorpresas para completar una tarde-noche que esperan que sea «mágica».
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