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«Es un grupo de mujeres valientes a todos los niveles. Con mucha personalidad y carisma. En la actualidad se encuentran en plena madurez vocal. ¿Qué las distingue de otros conjuntos? Su potencia, su gran capacidad de proyección. ¡Tienen cuerdas graves muy fuertes!», elogia Basilio ... Astúlez (Vitoria, 1975), director y fundador de Vocalia Taldea, un coro de 34 entusiastas, residentes tanto en Euskadi y Navarra como en La Rioja, que nació en Vitoria hace 19 años y se ha convertido en un equipo sin miedo a nada.
Quedará meridianamente claro en el concierto de este domingo, en la iglesia de La Encarnación de Atxuri, a las 19.30 horas. Han preparado un programa titulado 'Lumen de Lumine' (Luz de luces), con piezas sacras del siglo XXI, compuestas por músicos del País Vasco, Rumanía, Japón y Estados Unidos. Sin coreografías ni baile, será una actuación estática –con vestidos lisos, de distintos colores– pero musicalmente bastante espectacular. «Son revisitaciones actuales del Ave Maria, el Agnus Dei, el Magnificat... Cada autor ofrece una visión muy distinta. Será un concierto dinámico, de muchos contrastes», advierte Astúlez. El acompañamiento musical correrá a cargo de Cristina Saldías (San Sebastián, 1964), pianista habitual de Vocalia Taldea, además de soprano en el coro.
«Suelo tocar y cantar pero no al mismo tiempo, ja, ja. Me siento y me levanto, siempre discretamente y según las necesidades de la partitura», aclara Saldías. Ahora bien, en el concierto del domingo en Atxuri le resultará casi imposible despegar las manos del teclado. «Instrumentalmente hablando, yo no diría que las obras tienen mucha complejidad. ¡Pero sí un montón de notas!», confiesa con buen humor. Como pianista del Conservatorio de Danza José Uruñuela de Vitoria, le gusta imprimir ritmo y, sobre todo, dar alas a los artistas que salen a escena.
«Cuando me toca participar como soprano, disfruto como la que más. La clave es hacer bien tu trabajo, al margen de tu función. Cada uno tiene un papel y hay que estar a la altura. Eso te lo enseña la música desde que eres pequeñito», recalca Saldías, excompañera de los hermanos Mena (Elena, Juanjo y Carlos) en el Conservatorio de Vitoria. Los valores que se aprenden en un coro o en una banda nunca caen en saco roto. Lo mismo da que se llegue a ser una eminencia en Química Orgánica, caso de Elena Mena; o profesionales de la música, como Juanjo y Carlos, que empuñan la batuta y cantan brillantemente por medio mundo. «¿Qué te voy a decir? Para mí todo son ventajas. Es una actividad que exige disciplina y, al mismo tiempo, te da calidad de vida», insiste Saldías.
El espíritu de equipo se cultiva al máximo en Vocalia Taldea: el 80% de las coralistas ya formaban parte del grupo en sus orígenes. El núcleo duro tiene poco más de 40 años y la media ronda los 30. Lo mismo hay diseñadoras gráficas que economistas, trabajadoras sociales o abogadas. Apenas habrá media docena que se ganan la vida en conservatorios o escuelas de música. Más allá de la titulación universitaria o la especialidad, a todas les une la afición y el talento: «El nivel es muy alto. Exigimos experiencia coral y, además, hay que superar una audición individual», apunta Astúlez. Le gusta incorporar nuevas voces y mima el proyecto de Vocalia Taldea como si fuera su trabajo prioritario. Y lo es junto a unos cuantos más... Lo compagina con la dirección de otros dos coros (Leioa Kantika Korala y San Juan Bautista Abesbatza), además de la docencia en el Conservatorio de Leioa y en Musikene. Es un 'hombre orquesta' con un sueño: quiere que haya más mujeres al frente de los coros. Este curso ha tenido tres alumnos y una alumna en las clases de la especialidad en Musikene. El ideal –subraya el impulsor y responsable musical de Vocalia Taldea– es la paridad.
«Basilio es un lujo. Ensayamos una vez al mes, en un local de Vitoria, y el tiempo vuela. Son ocho horas intensísimas», elogia Adela Olascoaga, la más veterana del colectivo. Donostiarra afincada en Bilbao, tiene 58 años, es médico y no concibe su tiempo libre sin una partitura en las manos. Fue miembro del Coro de la UPV/EHU, con Julen Ezkurra al frente, y tiene grabada a fuego su experiencia en el montaje de 'Otello', que acogió el Teatro Arriaga en 1990 con Plácido Domingo en el rol del moro veneciano.
Desde hace 10 años canta como soprano en Vocalia Taldea y no duda en acudir a clases particulares con una maestra de técnica vocal, Nuria Orbea. «Voy un día a la semana y me va de maravilla. La voz hay que cuidarla».
– No son muy habituales los coros femeninos de voces adultas.
– Sí, surgen en el siglo XIX. Es una realidad relativamente reciente. Y permítame añadir algo más.
– Usted dirá.
– Nosotras somos un coro femenino y feminista. Todas tenemos muy presente nuestra condición de mujeres.
– Con un hombre entre las voces de contralto.
– Sí, por supuesto, para nada es incompatible.
Mario Hernández es el único hombre que canta en Vocalia Taldea. Se coloca entre las contraltos, la tesitura más grave de las mujeres. Tiene voz de barítono pero con el registro de cabeza (falsete) alcanza sin problemas los agudos de contratenor. «A veces la gente se sorprende pero, oye, no es nada raro... En muchos grupos femeninos hay un contratenor. Damos un color y brillo especial», explica con orgullo el joven irundarra. Tiene 29 años, canta en coros desde los cinco y se gana la vida como auxiliar en una residencia de personas mayores.
– ¿Cuánto tiempo lleva en Vocalia Taldea?
– Desde 2011. Pero antes ya estaba en un coro de chicas.
– ¿También un conjunto vasco?
– No, no. Era uno de Zaragoza. Se llama Enchiriadis. Allí estuve un par de años.
– Es curioso que en los países nórdicos exista en los coros masculinos una figura que...
– Ah, sí, la 'tenora'. Una mujer de voz muy grave que canta con los tenores y tiene la misma función que nosotros. Enriquece la paleta sonora.
– ¿Conoce usted alguna 'tenora'?
– Pues la verdad que no. En nuestro entorno no son habituales.
– Por razones anatómicas, me imagino.
– Exacto. Hacen faltan cajas torácicas grandes, cuerdas vocales muy largas, altura... Las 'tenoras' son más corrientes al norte de Europa.
Programa del concierto. –'Ave Maria', de F. Ibáñez-Iribarria. –'Missa nº 6', de G. Orban. –'Three Ave Marias', de T. Niimi. –'Magnificat', de K. Sato. –'I thank you, God', de G. Walker.
34 coralistas. 15 de Álava; 7 de Gipuzkoa; 7 de Bizkaia; 4 de Navarra y una riojana. Director, Basilio Astúlez. Pianista, Cristina Saldías.
Fin solidario compartido con la Asociación T4. En favor del SAVIt4 en Sestao (Servicio de acompañamiento y apoyo a la vida independiente para personas con vivienda en situación o riesgo de exclusión).
«Hay estar al día. ¡Actualizarse sin parar! Ese concepto es clave», enfatiza Basilio Astúlez. En la actualidad viven un momento especialmente dulce. A principios de año se incorporaron seis mujeres al grupo y se frotan las manos ante su futuro debut con la Orquesta Sinfónica de Euskadi, bajo la dirección de Juanjo Mena. «Será la próxima temporada, en noviembre. Daremos cinco conciertos en una semana. También tenemos en mente un proyecto con la Orquesta Ciudad de Granada, quizás un nuevo disco...».
Más de 30 galardones, lo mismo en Tolosa que en Arezzo, avalan el prestigio de un conjunto que impone. Tanto al público como a los compositores. Más de 10 músicos le han dedicado expresamente una o más piezas. Desde la noruega Tone Bianca Dahl (1960) al guipuzcoano Javier Busto (1949), sin olvidar al sueco Marten Jansson (1965) y al japonés Ko Matsutsita (1962). «Los coros femeninos están en auge, como agrupaciones con un lenguaje completo y un repertorio específico. En nuestro caso, nos centramos en las obras de los siglos XIX, XX y XXI».
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