Gorka González Salazar

Jerónimo Martín: «Mis discos me han dado pocas alegrías materiales»

El pianista y compositor vizcaíno busca el equilibrio espiritual en su quinto álbum, 'Tokian', la simbiosis de un sexteto de jazz con una orquesta de cuerda que ambiciona a presentar en vivo a escala internacional

Miércoles, 15 de marzo 2023, 16:41

Serenidad espiritual y sana ambición artística, confluencias de música cinematográfica occidental y de clásica española, jazz sinfónico maduro y melódico en un catálogo de tempo moroso y aire contemplativo. Todo ello converge en 'Tokian' (Errabal, 23), quinto álbum grabado por el pianista vizcaíno Jerónimo Martín, ... quien lo compuso a partir de un repertorio ya existente para sexteto jazz y que amplió con la adición de notas para una orquesta de cuerda (la Arteus Orquesta, dirigida por Iker Sánchez).

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'Tokian' se grabó durante dos días en los estudios Elkar y participaron una treintena de músicos. Un esfuerzo personal de alto presupuesto que su autor da por supuesto no recuperará monetariamente.

- ¿Dónde vives y cómo te ganas la vida? ¿En la docencia, igual que tantos músicos de jazz, también internacionales?

- Aunque soy de Basauri, vivo en Bilbao desde hace ya bastantes años, donde he trabajado como docente primero en Bilbao Musika y después en el Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga y en la escuela superior de Artes Escénicas, Dantzerti. Además dedico mi tiempo al estudio, a la composición, y a la realización de grabaciones y conciertos. Actualmente, trabajo como pianista repertorista en el Conservatorio Jesús Guridi, de Vitoria-Gasteiz.

- 'Tokian' se llama tu quinto y nuevo álbum. Es un disco orquestal y ambicioso no sólo porque participen treinta músicos.

- Para mí ha sido ambicioso desde el inicio. Desde el momento en el que tomé la decisión de completar estas piezas que en principio habían surgido para ser interpretadas en formato de sexteto. Las revisé y arreglé para una formación más amplia salida de la unión del sexteto de jazz y de una orquesta de cuerda. Ha sido un proyecto ambicioso tanto a nivel creativo como de composición y de arreglos.

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- Y ambicioso de producción, que es suntuosa, cara.

- También a nivel de producción. Trasladar esta música del papel a la grabación no es nada sencillo, y mucho menos llevarla a las salas de concierto. Esto es lo realmente ambicioso para mí: si ya con el sexteto era difícil tocar fuera del circuito vasco, ahora, con esta propuesta, me lo he puesto aún más difícil. Pero he llevado a cabo lo que la música me estaba pidiendo: añadir una orquesta de cuerda.

- ¿La llevarás al directo?

- A pesar de que hoy día es realmente difícil conseguir conciertos con un proyecto de estas características, lo que de verdad ambiciono es tocar esta música no sólo en Euskadi, sino también a nivel estatal e internacional. Y ambiciono todo eso porque realmente creo en la calidad de la música de este disco y en su poder.

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- ¿Por qué el título de 'Tokian'? ¿En cuál lugar o sitio? ¿Aquí, en Euskadi, en Bizkaia...?

'Tokian' no alude a ningún lugar, a ningún sitio en particular. El título simboliza el poder que tenemos los seres humanos de alcanzar un estado psicológico en el que permanecer centrados, estando en el aquí y en el ahora. En mi caso particular, el título representa tener las ideas claras sobre qué quiero hacer con mi vida en el plano profesional y en el artístico.

Azulada

- La música de 'Tokian' tiene muchas capas de aire cinematográfico, como de banda sonora de película. ¿Cómo la has imaginado antes de escribirla?

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- Si te soy sincero no he imaginado la música, ni cómo quería que fuese, antes de escribirla. Hasta ahora y en general, contando con alguna pequeña excepción, la música que escribo es en esencia producto de la improvisación. A partir de ahí empiezo a desarrollar, a dar forma, a componer.

- Vaya…

- Es cierto lo que comentas sobre las capas de aire cinematográfico de 'Tokian', pero no ha sido intencionado, más bien creo que es una característica de mi estilo. Muchas veces me han dicho que mi música suena a banda sonora. Quizás este rasgo cinematográfico que mucha gente ve en mi música tenga que ver con mi concepto de crear espacio en la música. Algo relativo a mi carácter, a mi forma de ser, que me lleva a crear formas más contemplativas.

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- Jerónimo, ¿es lo cinematográfico la principal influencia del jazz actual? ¿Se compone ideando bandas sonoras imaginarias?

- No lo sé. La verdad es que no creo que yo sea la persona más adecuada para afirmar cuál es la principal influencia en el jazz hoy en día. Lo que sí puedo decirte es que toda la música de 'Tokian', y la de otros trabajos anteriores míos, es la banda sonora de mi propia vida, de mis propias experiencias vitales traducidas en música.

- Me parece un disco poco arriesgado en el sentido de que los oyentes casi pueden predecir cuáles van a ser los siguientes movimientos. Luego de oírlo tres o cuatro veces he leído la hoja de promoción y en ella se habla de eso: «sus sedosas envolturas orquestales pueden llevarnos a pensar que se trata de una amable ejercicio de estilo». O sea ya sabías lo que podría pensar el común de los mortales.

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- Bueno, antes de nada tendríamos que hacer un estudio entre una población diversa y probar, si hay alguna manera de hacerlo, si de verdad los oyentes son capaces de predecir los siguientes movimientos de mi música. No comparto la afirmación de que en 'Tokian' he arriesgado poco, aunque puedo entender que como creador se me pueda exigir haber arriesgado más. Si esto va de arriesgar más o menos, puedo decirte que en otros trabajos de improvisación a piano solo como 'Capturas' o 'Durango Concert' lo he arriesgado absolutamente todo.

- Lo de predecir los siguientes movimientos lo comentaba como sensaciones, no como notas plasmadas en una partitura.

- Creo que el ambiente armónico en el que está envuelta mi música puede llevar a engaño en el sentido de que puede ocultar un verdadero trabajo de experimentación en cuanto a la forma y la composición que puede pasar desapercibido en la escucha, pero que está ahí. Si analizamos la forma o estructura de cada una de las piezas de 'Tokian', puede observarse que no se rigen en absoluto por patrones compositivos convencionales, aunque sí creo que hay una concordancia, una coherencia y una lógica tan orgánica que puede llevarnos a tener una idea de cierta «predecibilidad».

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- Gracias por explicarlo.

- Ah, y sobre la hoja de promoción he de decir que no la he escrito yo, sino la discográfica (Errabal). Ellos exponen su punto de vista en ese documento promocional.

- En 'Tokian' no sólo hay jazz. También música de cámara, de la cual también se habla en esa hoja de promoción que yo no había leído hasta oír varias veces el disco y tomar notas.

- Cierto, no sólo hay jazz. Hay música de cámara combinada con elementos inspirados de la música sinfónica y otros elementos de música popular de distintas procedencias. En este sentido creo que 'Tokian' va más allá, llevando a terrenos más lejanos el trabajo de síntesis entre distintos estilos que llevo realizando desde mi primer disco, 'Piedraescrita', aunque obviamente con resultados diferentes.

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- Imagino es un disco caro de hacer, entre otras razones porque hay una treintena de músicos implicados. ¿Cómo se recupera la inversión? Supongo que vendiendo copias legales no.

- Es un disco que ha costado lo suyo, sí. La inversión no se recupera. No creo que la vaya a recuperar nunca, ni aun vendiendo todos los discos editados. Pero ahora mismo eso no me preocupa demasiado, aunque a veces duela, no te lo voy a negar. Desde el principio sabía que me metía en un proyecto con mayúsculas, y no me arrepiento en absoluto porque estoy verdaderamente satisfecho con el resultado musical del disco. Ha sido un reto enorme haber podido grabar toda esta música en tan sólo dos días, gracias al equipo de profesionales con los que he tenido la suerte de contar.

- ¿Es un capricho, un lujo que te has dado?

- No se trata en absoluto de un capricho, sino del resultado de una necesidad artística profunda que debía llevar a cabo tarde o temprano. Además, tengo el convencimiento de que no va a ser la única experiencia de este tipo. Cierto es que esta necesidad cuesta lo suyo, pero, al margen del improbable éxito económico del trabajo, me quedo con la satisfacción personal y artística.

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- 'Tokian' es tu quinto álbum a tu nombre. ¿Qué alegrías te han dado los anteriores?

- Los anteriores me han dado principalmente la alegría, que no es poca, de poder plasmar en formato disco el trabajo de composición y de improvisación realizado en los últimos veinte años. Y de hacerlo con músicos muy cualificados que han aportado una parte de su buen hacer a mi música. Además, es la mayor de las alegrías el que la gente tenga acceso a lo que compongo y el poder recibir con frecuencia un feedback muy positivo de personas que sienten muy dentro la música que escribo.

- Ya.

- Y compartir mi música en los escenarios es otra de mis grandes alegrías. Entre todos los conciertos destacaría dos en Praga con la música de mi primer disco, 'Piedraescrita'. Fue una experiencia increíble que repetiría. También el concierto en el Patio de Escuelas de la Universidad de Salamanca con el mismo trío, en compañía de Hasier Oleaga y Javier Mayor. Tengo grabado el silencio que llegaba del público en ese lugar tan especial.

- De alegrías económicas mejor no hablamos…

- En general, a nivel material, mis discos me han dado pocas alegrías, la verdad. Como ya sabemos, en este mundo del jazz y otras músicas hermanas nos encontramos con un panorama bastante desolador en el que tienes que agarrarte a lo espiritual para poder mantener el ánimo suficiente para continuar creando música.

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