Nueva sensibilidad

Al final, todo compensa si el proyecto llega a buen puerto y si la idea y su minuciosa investigación concluyen con la edición, la interpretación, la grabación y el redescubrimiento de una obra que pone de nuevo en valor a un destacado compositor vasco del siglo XIX y que incluso abre nuevas vías de investigación en el ámbito de su corpus de composiciones religiosas. Aun así, la experiencia debería al menos suscitar la reflexión de los responsables institucionales, ufanos ahora ante un éxito que tuvo un comienzo difícil para los privados, ya que desde la política cultural pública y desde sus presupuestos no siempre se comprende la importancia de la creación y el sostenimiento de una conciencia patrimonial en el ámbito musical, que aspira a consolidarse y a desarrollarse como proyecto cívico.

Por eso mismo, hay que celebrar que una iniciativa surgida exclusivamente de la sociedad civil haya reivindicado y recuperado una obra musical olvidada de enorme calidad y peso histórico, pero también hay que demandar por ello una nueva sensibilidad de la política cultural en favor de este tipo de proyectos y de aquellas sociedades privadas que los promueven y los acometen.