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Espectáculo 'Yo fui a EGB' en el BEC Manu Cecilio
El Bafle

'Yo fui a EGB' a un ritmo inagotable para 10.000 almas en el BEC

Durante las más de cinco horas de música y variedades sin interrupciones recordando los 80, los mejores conciertos fueron los de Nacha Pop, Alejo Stivel y Manuel España, y los menos los de Vicky Larraz y una ansiada Sabrina

Domingo, 30 de abril 2023, 07:53

La única pega seria que se le puede poner al show 'Yo fui a EGB' (Educación General Básica, para los lectores más pipiolos), al minifestival de una jornada celebrado este sábado en el BEC ante 10.000 exalumnos, fue derivada de su propia bondad o ... virtud: en cinco horas pasadas, en cinco horas de show 'non stop', no daba tiempo ni de ir a la barra, ni de acercarse a un food truck de hot dogs, ni de salir al baño. Y es que menudo ritmo inagotable impuso la escaleta: no hubo un momento de respiro y ni siquiera se paró durante los cambios de grupo y de escenario.

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Entre grupo y grupo salía el presentador, el humorista José Corbacho, y proponía una especie de 'trivial pursuit' a base de adivinar populares datos de la época: letrillas de anuncios publicitarios, canciones, películas, series de dibujos animados (y la gente de avanzada edad coreaba a pleno pulmón las sintonías de la abeja Maya, de Marco, la de soy un gnomo…), ¡las canciones de los payasos de la tele!...

Además hubo tres celebrados popurrís de musicales bailados (aunque en playback) dedicados a Queen, Michael Jackson y la película 'Grease' a modo de entreactos de las once actuaciones, que cuando las enumeró Corbacho la más jaleada fue la de Sabrina («yo solo voy por verla a ella», alegó en el metro a su cuadrilla uno que subió en Astrabudua).

Concierto de Sabrina en el BEC Manu Cecilio

Corbacho, en cuyo debe hay que apuntar algunos 'todos y todas' de los que no se decían en EGB, recomendó al principio a esa masa milenaria que había acudido con un buen rollo y una predisposición increíbles: «Hay que dosificarse. Esto dura mucho. Cuidado con las cervicales, que tenemos una edad». Afortunadamente, en los parlamentos no se abundaron en los achaques, las alopecias, las blanduras, la falta de reflejos… Y sí, la cosa fue larga, más de cinco horas, e intensa en casi todo momento, excepto durante la intervención de Tam Tam Go, que nos sumió en una suerte de sopor y donde hasta la gente se sentó en las gradas, porque incluso el público de las gradas atendió en pie gran parte de la propuesta. Y al final, en el undécimo y último concierto, preguntó Alejo Stivel, el que fuera cantante de Tequila: «¿os queda marcha?, porque lleváis un ratito…». Pues sí, a las 10.000 almas les quedaba fuelle hasta para brincar en la ultimísima canción del minifestival o macroconcierto, 'Salta', y lo hizo al unísono provocando que vibrara el graderío.

Los mejores

Los mejores conciertos fueron los de Nacha Pop y Alejo Stivel (qué cambio respecto a su intervención del año pasado en el primer Bilbao Blues Festival: y es que esta vez al BEC vino con dos guitarras y al blues con una y un teclado), y también el de Manuel España repasando el repertorio de La Guardia con la banda base que usaron los tres primeros cantantes (también el de La Frontera y el de Danza Invisible). Y las mayores ovaciones brotaron al presentar a la aún sex symbol Sabrina en dos ocasiones, ¡y al acabar el concierto de Tennessee!

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Y aunque en general todo estuvo bien, desde la falta de parones hasta la variedad de la oferta, desde la feliz entrega del respetable hasta la participación de grupos con sus formaciones enteras dando miniconciertos (Miguel Costas, Jaime Urrutia y Los Corsarios…), los tres tramos menos destacables serían los dos bolos en playback, los de las dos únicas intervinientes femeninas (ya es casualidad…), o sea los de Vicky Larraz, la primera cantante de Olé Olé, y de la inolvidable italiana Sabrina, que actuaron en playback, sin músicos pero con cuerpo de baile, más la citada intervención de Tam Tam Go, por su peor sonido y la falta de espíritu del quinteto.

Los once conciertos

Repasemos en orden los once conciertos. La cita sabatina arrancó con 20 minutos de demora porque aún quedaban miles de personas por entrar porque habían apurado mucho la llegada. Y tras las presentaciones de Corbacho, de una tacada tocaron los tres primeros actuantes acompañados por el Dream Team, un grupo base guitarrero y con actitud que sólo se usó en ese capítulo: Javier Andreu de La Frontera (3 temas en 13 minutos) abrió fuego con buena voz y logrando que la gente coreara en 'El límite' y la gozara en 'Cielo del sur' y el rockabilly paleto 'Judas el miserable'; Javier Ojeda de Danza Invisible (3 temas en 14 minutos), sabedor de dónde estaban las cámaras y corriendo por el tablado de lado a lado como Fito, peloteó a Bizkaia («de verdad, de corazón»), alcanzó su cénit con 'Sabor de amor' (una de las mejores canciones de todo el sábado) y con baches pero bien revisó 'A este lado de la carretera' de Van Morrison; y Manuel España, de La Guardia (4 temas en 24 minutos), quien logró una conexión inesperada en la tercera actuación del sábado, y es que ya les hemos dicho que el público asistió predispuesto y montó bulla en 'Mil calles llevan hacia ti', encendió las luces de sus móviles en 'Donde nace el río', coreó en 'Cartas en el cajón' y hasta dio palmas manos arriba en 'Cuando brille el sol'. Vaya éxito, oigan.

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Pasamos un rato flojeras con Tam Tam Go (4 temas en 22 minutos), los únicos desentonados de los once conciertos, que vinieron con su propia formación y sólo lograron conectar en su última canción, 'Espaldas mojadas' (la de «voy cruzando el río…»), y después con Vicky Larraz (4 temas en 19 minutos), «una gran diva que se despide con esta gira» (así la presentó Corbacho). Con dos bailarinas y en playback halagó la que más al paisanaje («para conocer la fiesta hay que venir a Bilbao…») mientras recuperaba el resuello entre canción y canción, todas menos una originales de Olé Olé, grupo al que no mencionó: 'Bailando sin salir de casa', 'Voy a mil', 'Bravo samurai' (con la que se presentó en solitario al festival de la OTI en 1987), y 'No controles' («me la hizo Nacho Cano, la canción con la que empecé», en Olé Olé, sí, antes de ser sustituida por Marta Sánchez).

Remontamos el vuelo con el duduá de Tennessee (4 temas en 22 minutos) en quinteto, quienes ante su logotipo reproducido en la pantalla de fondo (antes también se había puesto el de La Guardia) molaron en 'Llueve en mi corazón' y en la versión del 'Suspicious mind' de Elvis Presley, y que destacaron en dos armonizaciones contagiosas: 'Rama lama ding dong' de Rocky Sharpe & The Replays (busquen en Spotify su primer disco y alégrense el día) y 'Te vi correr', el cual alargaron interactuando con las 10.000 almas entregadas, que les premiaron con la mayor ovación de despedida de la cita.

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Y el mejor bolo, un pelín por encima de Alejo, lo dieron Nacha Pop (4 temas en 20 minutos) en sexteto con saxo, con brillo especial, sin polvo nostálgico y con ganas festivaleras, arbitrando un pop-rock de lujo muy influyente en el getxotarra Garbayo (la apertura con 'Vístete', el adiós con su cimero 'Nadie puede parar'), y dejando entre medias 'Grité una noche' («un reggae blanco de los 80», etiquetó el líder actual, Nacho García Vega, primo del difunto y añorado Antonio Vega que sigue con la banda con toda la dignidad del mundo a tenor de lo visto en el BEC) y 'Chica de ayer' («esta canción no es nuestra, es vuestra», emplazó).

A las 21.17 horas salió a escena la esperada, deseada, ansiada Sabrina (5 temas en 20 minutos), en playback, con cuatro bailarines masculinos y las pantallas emitiendo videos de cuando era más joven y salía mucho en bikini y escotada. Los tíos se revolucionaron: a la derecha unos sujetos se abrazaron entre sí contentos, y delante reveló una chica de su pareja: «ha venido solo por ella». Y ella, Sabrina Salerno, saludó al acabar la primera canción: «Es un enorme placer y emoción estar aquí (en Bilbao) solamente después de 36 años. ¿Tienes ganas de bailar? ¿Tienes ganas de cantar?». Hum…, ella cantó menos de lo que pareció, pues también usó pistas pregrabadas de voz: se notaba cuando bailaba mucho y en los agudos.

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Entre los cinco temas de la aún sex symbol Sabrina no sólo hubo eurodisco ('My chico' y 'Boys, boys, boys' -éste el de la teta en la Nochevieja de 1987-, más la versión del 'Born to be alive' de Patrick Hernández), sino también pop nuevaolero ('Call me' de Blondie para la película 'American gigolo') y glam ('I love rock and roll' de Joan Jett, quien no la hizo mucho mejor en el Azkena Rock Festival de 2018). Bueno, el caso es que se acabó su intervención y parece ser que no fue para tanto a tenor del aplausómetro.

Y entramos en la recta final con tres conciertos que estuvieron bien o muy bien. Jaime Urrutia (4 temas en 19 minutos), en quinteto con Los Corsarios, hizo cuatro canciones, sin mirar mucho al atril con el cuaderno con las letras. La primera pertenece a su carrera en solitario ('¿Dónde estás?', algo Stranglers), y tres son de su antiguo exgrupo Gabinete Caligari: 'Camino Soria', y dos estupendamente bien resueltas, el pasodoble 'Al calor del amor en un bar' y el de argot taurino 'La culpa fue del chachachá'. Ah, la vieja gloria saludó espetando: «un beso para los Urrutia».

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Luego (Miguel) Costas, ex Siniestro Total (8 temas en 37 minutos), en cuarteto rocanroleó con gracejo y su figura a veces salía en pantalla de modo muy carismático cuando le enfocaba la cámara frontal del suelo. Las ocho piezas fueron de ST, y alcanzó altas cotas de rock and roll y conexión con la peña en 'Assumpta' (aaahhh), 'Opera tu fimosis' (sí, sí), 'Camino de la cama' (es el mejor camino, lo más coreado de su set) y 'Bailaré sobre tu tumba' (pan-chu-chu-é, pan-chu-chu-á), porque otras como 'Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos' o 'Pueblos del mundo, ¡extinguíos!' atesoran demasiado poso intelectual. Y hablando de fimosis, ya podría haber tocado 'Me pica un huevo' (esa del astronauta en la luna: «100 millones de espectadores y yo sin poder rascarme los cojones»).

Y acabó la plancha de conciertos estimulantes el argentino Alejo Stivel (5 temas en 23 minutos), el ex cantante de Tequila, quien en quinteto con dos guitarras a toda mecha aguantó el tirón y nos desagravió por su sosa intervención en el Bilbao Blues Festival de julio de 2022 (una guitarra y un teclado). Incluso su canción en solitario 'Yo era un animal' dio el pego, pero las mejores fueron las tequilonas, sobre todo las tres últimas, 'Me vuelvo loco' (uo-uo-uo…), 'Dime que me quieres' (ahhh-aahhhh-ah; sus admirados Rolling Stones no tienen ninguna canción que combine riff, estribillo y melodía con semejante maestría y gancho) y 'Salta' (chuchuchuchu…).

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Y así se acabó. Puestos a pedir, que el próximo Yo Fui a EGB inserte minibolos de Los Rebeldes con su alineación y otro de Javier Gurruchaga con la banda base: que toquen 'Caperucita feroz', 'Ponte peluca' y la delirante 'Viaje con nosotros' y así lo podemos meter en la lista de lo mejor del año.

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