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JOSU OLARTE
Viernes, 29 de octubre 2021, 19:35
Institución vigente del rock estatal con encaste barrial y aguerrido Enrique Villarreal ejercerá a partir de las 21.30 horas del sábado en el BEC de estrella invitada de festival Hiriko Soinuak junto con los ganadores de la tercera edición de concurso homónimo auspiciado por ... el Ayuntamiento de Barakaldo. El grupo de pop rock Debajo de Paraguas, que se presentará a las 19,30 horas como mejor formación local, y el quinteto guipuzcoano de post rock instrumental Ro, que lo hará una hora después, como vencedores absolutos de un certamen que, además de compartir escenario con el exBarricada, les sufragará la grabación de un álbum. Ya están agotadas las 4000 entradas puestas a la venta a razón de 3 euros. La recaudación del evento irá destinada entidades como El banco de Alimentos o la asociación Beraka, que ayudaron a las familias más vulnerables de Barakaldo durante la pandemia
El Drogas ofrecerá su concierto más masivo de los últimos tiempo rescatando temas de su banda nodriza, de Txarrena y de su expansiva carrera solista, recuperando la intensidad eléctrica de su muy competente banda habitual que completan el cantante de Koma 'Brigi' Duque, a la bateria Txus Maravi y Eugenio 'Flako' Aristu al bajo. «No acabé de acostumbrarme a montar un repertorio para gente sentada y con mascarilla. Estamos haciendo bolos en el formato mas acústico pero hay ganas de volver a cantar y reivindicar sacando músculo ante gente predispuesta. Será un buen calentamiento eléctrico para lo que vendrá más adelante. Siempre tengo que aclarar un poco la confusión que me gusta provocar con las distintas ambientaciones que busco para mis canciones. Siempre me meto en cualquier historia que me permita disfrutar descubrirme a mí mismo», comenta multifacético aludiendo a su gira paralela 'El Drogas Akustik Fraction'.
El retorno dos años después de El Drogas al Bizkaia Arena -ya actuó ante mas de 30.000 almas oficiando como telonero en los dos conciertos que La Polla- llega precisamente precedido por su ultimo proceso de introspección o escapismo alumbrado durante la pandemia y recién editado. Un trabajo con calado poético y musical que se bifurca en el libro de '189 escritos con una mano enferma' que incorpora el álbum -también editado por separado en vinilo- 'El largo sueño de una polilla' con ocho canciones en vena entre básica, desnuda y acústica de las que ha sido extraída como sencillo 'Dejándonos la piel (nos incendian la tierra)'.
Durante su enclaustramiento forzoso el músico, compositor y autor de La Txantrea se entregó a la escritura frenética, no tanto para evadirse de la realidad si no casi como placer y a la vez terapia. «Tenía una gran gira cerrada y todo planificado para más de dos años Pero todo se fue al garete. La vida siempre te coloca en el camino que ella quiere. Suelo convertirme en anacoreta temporal pero esta vez fue obligado, me dio por escribir de manera compulsivo no tanto para abstraerme sino casi como terapia. Escribir siempre es un placer terapéutico, igual que leer o escuchar me pasaron situaciones jodidas como perder a mi madre. A mi me dio por escribir con ansiedad», explica Enrique a propósito de sus relatos referidos la muerte, el apego a la tierra o al paso del tiempo y cercanos a esa llamada escritura rápida que casi dicta el subconsciente y que entronca con relatos previos de Villarreal como 'Tres Puntadas' o los poemas libres alumbrados bajo su alias femenino 'Eva Zanroi'.
«No soy ningún erudito a la hora de canalizar mis historias como (Eduardo) Galeano dice, dejo que las palabras brujas cuenten lo que quieran contar. 'La mano enferma' se refiere precisamente a esa ansiedad por el bolígrafo, por dejar que fluyan las palabras,. Esa inmediatez me parece fundamental. Son como un escupitajo, algo que lanzas sin darle vueltas, Si alguna frase me resuenen la cabeza en seguida les busco un acorde o una melodía para convertirlas en canciones. Así surgieron las ocho de disco que va con el libro. Cuando tenía calambre o callo en el dedo me apartaba y cogía la guitarra trabajando más para adentro. Curiosamente es lo que termina siendo más directo, esa es la magia de las canciones» explica Villarreal a propósito de la génesis simultánea de su último trabajo
Su prolijo libro de 300 páginas con 139 escritos -publicado por Desacordes Ediciones- y el disco 'El largo sueño de una polilla', que le acompaña, da continuidad a la etapa expansiva y confesional que. de un tiempo a esta parte, El Drogas ha concretado en trabajos quíntuples como 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía' (19) o el reciente documental bajo su alias de 'Natxo Leuza'.
«Es que yo siempre he estado currando en la música como un cabrón, casi sin sensación de respiro. Lo que pasa es que ahora me noto con más libertad a la hora de contar historias porque quienes están conmigo desde 2008 -Brigi, Txus y Flako- me han apoyado en cualquier propuesta, algo que con un grupo más asambleario como Barricada no siempre pasaba. Nunca me han dado miedo los experimentos y a estas alturas menos aún. Mi posición actual me aporta un estado de libertad total para hacer cosas. Claro, metiendo muchas horas porque no soy nada intuitivo», confiesa Enrique aludiendo a su identificación con la polilla, a la que apunta el titulo de su nuevo cancionero. «La polilla da vueltas hasta la muerte en busca de la luz, quizá ése sea también nuestros destino; aletear en todas las direcciones en un camino de continuo aprendizaje en todas las direcciones. Yo busco la luz tanto artificial cuando trabajo de noche como la natural cuando madrugo para ir al monte», añade.
Pese a que su agenda este mas o menos ocupada hasta abril con la gira acústica por teatros y auditorios ya ha iniciado con su nuevo sexteto genéricamente paritario integrado junto a cómplices habituales Txus Maravi y 'Flako' Ari1stu por las coristas de su banda de 'ritmanblues' Selva Barón, Nahia Ojeta y Patricia Graham, El Drogas observa con ciertas reservas el fin de las restricciones para la música en directo. No en vano el circuito vasco de salas de música en directo no acaba de reactivarse.
«Y eso que antes la situación ya era precaria. Ya se venían desmontando circuitos ligados a un sector precarizado y a eso se le añadió la pandemia. Cuando alguien ha pasado una enfermedad potente hace falta tiempo para recuperarse. Esperemos que la gente vaya volviendo a las salas. Creo que hubiese sido un buen momento para plantear un cambio para la gente que se dedica a hacer espectáculos en directo. Creo que las instituciones siguen teniendo la responsabilidad de dar facilidades a una industria que paga impuestos y de la que viven miles de trabajadores. Y eso que para algunos los artistas son poco menos que subvencionados del socialismo de Podemos. Me gusta reivindicar pero ni siquiera soy militante de mis propias convicciones. Lo que soy es 'dudaísta'. Solo milito en la duda», sentencia El Drogas que el próximo sábado 6 de noviembre volverá por estos pagos para ofrecer dos pases con su combo acústico en la Kurtzio Kultur Etxea de Sopela.
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