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Antonio Mellado Escalona contento con el respetable. Ania López
El descarado vaivén de Zenet

El descarado vaivén de Zenet

El pícaro entretenedor malagueño reunió a más de 400 almas en el Kafe Antzokia que corearon su jazz cubanizado o directamente cañí

Miércoles, 1 de mayo 2024, 07:38

El pícaro malagueño Zenet (Antonio Mellado Escalona, 56 años), cantante, actor y artista plástico, leemos por ahí, acumuló este martes (¡el Día Internacional del Jazz!) más de 400 almas en el Kafe Antzokia y las sedujo y ondeó durante un concierto de 15 canciones en 101 minutos en los que infiltró de jazz su peculiar manera de cantar, que se inspira en el cubanismo, el tango, y hasta en la copla y el chotis, esto por la chulería innata. Y al poco de empezar pensamos que Zenet es como el rockabilly Pokey Lafarge dando lustre a la música añeja y de raíz de su país.

Zenet presentó la quincena de canciones que cantó, se saltó del setlist previsto hasta cinco títulos, después de muchas piezas que sí entonó dijo «que canción más bonita», también varias veces sinceramente dijo al público «muchísimas gracias por haber venido», vitoreó al Athletic y lamentó haberse perdido la fiesta de la gabarra, logró que siete de los quince títulos fueran muy coreados por la parroquia, y coló una sola canción en inglés: 'I fall in love too easily' de Chet Baker, con dos invitados especiales vecinos de Bilbao, el pianista Joshua Edelman y su cuñado el vocalista Saúl Santolaria, quienes, ¡en el Día Internacional el Jazz!, salieron elegantísimos con sus chalecos (y Zenet cantó como Tony Bennett y Saúl a lo Dean Martin). Ah, preguntemos a la profesional Ania López sobre la indumentaria del malagueño: «Ha salido elegante, con traje y polo negros. El toque canalla, en el buen sentido, se lo daban la gorra a cuadros y las deportivas blancas y negras. ¿Y vas a poner lo de los bailes que se marca?». Pues sí, aunque sobre todo se aplicó en la coreografía en el penúltimo tema, el previo al bis, 'Sé que estás pensando en mí'.

Con los invitados Santolaria y Edelman. Ania López

En quinteto con músicos a los que cedió espacios y solos en modo jazz, swing, manouche… (guitarra, saxo, violín zíngaro y mención especial a la contrabajista Lila Horovitz, quien a la segunda canción se marcó un solito a las cuatro cuerdas que sería sin duda el mejor de los que vamos de 2024 -y ya estamos en mayo, en el quinto mes-, y con duda el mejor también de todo el pasado años 2023), un Zenet inquieto y generalmente sentado sólo con medio culo o más bien una nalga apoyada en el taburete colocado en el centro de la escena, parapetado detrás del atril con las letras, ese Zenet no tardó en meterse al público en el bolsillo con su sonrisa, su gorrilla, sus bailecitos en corto alrededor del taburete, su generosidad en la concesión de solos a sus subalternos, su jazz bolerista y su swing tanguero. Fue tal su éxito que alargó bastante los dos primeros tercios del repertorio, gustándose, conectando, disfrutando de su banda, y apurando la experiencia del triunfo.

Los dos mejores temas fueron los dos últimos antes del bis, sendos swings: 'A poquito que te roce' y 'Sé que estás pensando en mí'. «Las dos chulísimas», describió congratulándose el vocalista, quien añadió: «me dijeron que el jaz (lo pronunciaba así, 'jaz', que no 'yas') no se puede cantar en castellano». Pero él lo refutó con esta dupla swing, el primero de lírica como los rockabillies Bulldog (y antes de esta explicó Zenet: «nuestras canciones tienen dos títulos, el oficial, o sea el de la editorial, y el que le ponemos nosotros, con la primera palabra de la letra», que en este caso fue 'Confiesa'), y el segundo muy zíngaro y con la reincidente presentación de los músicos y el baile más hollywoodiense del líder. Y que no se nos quede 'in the tinter', que diría Ángel Stanich: la tercera mejor canción de la velada fue la versión de Olga Guillot 'Ansias locas', a la que coló un flechazo del standard yanqui 'Summertime'.

Zenet dirigiendo a la parroquia. Ania López

Las canciones menos fluidas fueron las del último disco suyo, 'La estación del momento', con letras de poetas y poetisas contemporáneos (eligió los de Juanlu Mora, Magdalena Lasala, Antonio Romera 'Chipi' y Tito Muñoz -«un poeta urbano con unas imágenes muy potentes, poderosas»-, y nos aconsejó indagar en su obra), y con algunas bases electrónicas que no les pegaban ni con cola y que además ralentizaban, encorsetaban su descarado vaivén (por ejemplo 'Amarte', o el tema titular de 'La estación del momento', con dejes de Juan Perro y el Jorge Drexler sintético, o la demasiado alargada 'Cóctel Molotov').

Y también podríamos enumerar las siete piezas más coreadas por el respetable, que allá van: la 2ª, '¿Quién sabe?', con poses a lo Royal Crown Revue («buen coro, no me cabéis todos en la furgoneta, pero buen coro», halagó el artista al acabarla; la 7ª, 'Amor a tres', del nuevo disco y que trata sobre un triángulo amoroso en el que una parte no se aclara; la 8ª, 'Me gustas' (la de 'eres'), un mini-hit algo tanguero, su segunda canción más oída en Spotify (con casi siete millones); la 9ª, 'Un beso de esos', una copla blusera (o viceversa), también alargada; la 10ª, su último single, el soul-pop 'Pelea', que se lo pidió la disquera para 'despertar' (sic) al algoritmo que rige sobre la música que se oye en Internet y nadie sabe cómo funciona; la 14ª, la ya citada y swingueante 'Sé que estás pensando en mí'; y la 15ª, la del bis, 'Soñar contigo', su canción más escuchada en Spotify (más de 24 millones), la cual revisó con Joshua Edelman invitado al piano (eléctrico, que siempre siena peor que uno de cola).

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