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Vuelven Depeche Mode, y su presencia entre nosotros a los 44 años de su formación tiene su punto curioso si consideramos que estuvieron a punto ... de desaparecer en 1981, cuando eran unos prometedores pipiolillos. La banda inglesa es un caso muy infrecuente en la historia de la música popular, por su capacidad de sobreponerse a uno de los peores reveses que puede afrontar un grupo: al mes de publicar su álbum de debut, el que era su líder y principal compositor, Vince Clarke, decidió abandonar el barco y buscar nuevos horizontes (que encontraría en Yazoo y Erasure). Pocos habrían dado un penique por aquellos pobres náufragos, pero se reorganizaron, triunfaron, evolucionaron, superaron nuevos contratiempos y aquí los tenemos, el día 21 en el BEC, reducidos ya al núcleo esencial de Martin Gore y Dave Gahan.
Es un ejercicio interesante escuchar seguidos aquel debut de principios de los 80, 'Speak & Spell', y la referencia más reciente de Depeche Mode, 'Memento Mori', que hace el número quince de sus álbumes de estudio. El primero es un ejemplo particularmente efervescente y optimista de aquello que en España dimos en llamar tecnopop, repleto de caramelos melódicos con corazón adolescente. El segundo hace un recorrido meditabundo por rincones sombríos del alma, alejado de toda frivolidad y salpicado de esas referencias a la mortalidad que avanza el título. Entre uno y otro median cuatro décadas largas (Gore y Gahan tienen hoy, respectivamente, 62 y 61 años), pero también una de las trayectorias más fascinantes e imprevistas del pop.
A raíz de la reconfiguración forzosa de 1981, el segundón Martin Gore se reveló como uno de los grandes compositores de canciones de su generación, capaz de aunar magia melódica y complejidad emocional, delicadeza y turbiedad. Dave Gahan, aquel cantante de apariencia imberbe que bailoteaba con gracia cuestionable, fue adquiriendo gravedad en su voz y su presencia y aprendió a manejar el escenario como si fuese un instrumento más. Andrew Fletcher, el otro miembro fundador, se ocupó durante algún tiempo del lado empresarial de la banda, pero sobre todo fue el animoso 'solucionador' que mantuvo unidos a sus amigos, nunca muy comunicativos entre ellos. Y Alan Wilder, el músico de formación clásica que completó el que podríamos llamar el cuarteto canónico, aportó competencia instrumental y vocación de explorar nuevos territorios sonoros. A diferencia de algunos contemporáneos, Depeche Mode se mantuvieron fieles a su configuración básicamente electrónica, pero encontraron la manera de dotar de alma a sus máquinas (hay canciones suyas que son indisimulados himnos de góspel) y lograron lo que parecía imposible, abarrotar estadios con música hecha a base de teclados.
Depeche Mode se fueron volviendo más oscuros y más exitosos, por paradójico que suene, y se convirtieron en una de las grandes bandas de los 80, con una apabullante lista de sencillos en la que figuran 'Everything Counts', 'People Are People' (un himno para la comunidad LGTB), 'Master and Servant', 'Strangelove'... En 1990 llegó 'Violator', su álbum más popular, en el que aparecen esos 'standards' contemporáneos titulados 'Enjoy the Silence' y 'Personal Jesus': una prueba de su penetración popular está en el antebrazo izquierdo de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, con un tatuaje de la flor de la portada. Se convirtieron en superventas globales a la vez que mantenían su estatus de grupo de culto en determinados círculos e influían en escenas diversas, desde el metal gótico hasta el techno de Detroit. Y esa gigantesca ola de gloria se adentró en los 90 con 'Songs of Faith and Devotion' y rebasó nuevos obstáculos.
Porque, a mediados de aquella década, a Depeche Mode les esperaba su segunda cita con una probable disolución. Se marchó Alan Wilder, quejándose de que no recibía «el respeto y el reconocimiento» de los que se consideraba merecedor, y Gore y Gahan sucumbieron a sus respectivos fantasmas: el alcoholismo del primero y la adicción a la heroína y la cocaína del vocalista, que llegó a estar clínicamente muerto un par de minutos a causa de una sobredosis: «Salí de mi cuerpo. Flotaba bajo el techo y podía observar con exactitud lo que pasaba debajo: los paramédicos trataban de salvarme», ha relatado sobre aquella experiencia de 1996. Sobrevivió Gahan y sobrevivió el grupo. Y, aunque muchos seguidores de antaño hayan desconectado de la producción de Depeche Mode en este siglo, quizá convenga destacar que una de sus canciones más reproducidas en 'streaming' es 'Precious', de 2005, un tema de divorcio cuyo estribillo comienza con el verso «las cosas se dañan, las cosas se rompen».
'Precious' resulta útil para iluminar un rasgo peculiar de Depeche Mode: el divorcio y el desgarro eran de Gore, pero los interpretó Gahan igual que si los estuviese sintiendo en lo más hondo de su ser, como de costumbre (aunque Gore se reserva 'delicatessen' en todos los discos para cantarlas él mismo). La muerte de Andrew Fletcher en 2022, a los 60 años, los ha dejado a los dos repentinamente solos y, qué cosas, les ha obligado a trasladar al trato cotidiano esa intimidad tan estrecha que hacían suponer sus canciones pero que, en realidad, nunca existió. «Tuvimos que encontrar una manera de comunicarnos, de hacernos amigos», ha llegado a declarar el vocalista a la revista 'Mojo'.
De 1990 hacia aquí
Ha quedado como el álbum clásico de Depeche Mode, aunque suele disputarse con el anterior ('Music for the Masses') y el posterior ('Songs of Faith and Devotion') el puesto de cabeza en el aprecio de los fans. Afianzó a la banda como estrellas globales gracias a un tridente de canciones inapelables, cuyo atractivo no se ha marchitado en estas tres décadas: 'Enjoy the Silence', 'Personal Jesus' y 'Policy of Truth'.
Aunque en su momento no le faltaron críticas negativas, alcanzó el número uno en más de una docena de países y se le suele considerar el mejor álbum de Depeche Mode en este siglo. Es el primero con participación de Gahan en la composición de algunos temas, incluido el sencillo 'Suffer Well', pero su momento cumbre es un tema particularmente íntimo de Gore, 'Precious'.
Es el primer álbum de Depeche Mode como dúo, tras el fallecimiento de Andrew Fletcher, aunque han contado con refuerzos: incluye cuatro temas firmados a medias por Gore y el cantante de The Psychedelic Furs, Richard Butler. Incluso dentro de los parámetros de la banda, se trata de un disco particularmente obsesionado por la mortalidad, como consecuencia de la pandemia de covid.
Con más de cien millones de discos vendidos, aquellos mozalbetes ingenuos que formaron un conjunto de tecnopop y lo bautizaron como una revista francesa de moda son hoy clásicos inapelables, versionados por artistas tan dispares como Rammstein, Johnny Cash, The Cure, Carla Bruni, Deftones o Soraya, por citar un variopinto ramillete de media docena. «Ya desde los primeros shows con Depeche Mode en París, la experiencia ha sido todo lo que esperábamos –explica a este periódico Suzie Stapleton, la artista australiana que los teloneará en el BEC–. Es un privilegio maravilloso verlos actuar de cerca, en las distancias cortas. Lo dan todo todas las noches. Creo que Depeche Mode es una fuerza tan perdurable porque han sido constantes durante décadas con una composición brillante, una producción muy interesante y unas interpretaciones sobresalientes. No hay muchos grupos que puedan hacer eso durante tanto tiempo».
«Es importante ir a ver a Depeche Mode en esta gira porque podría ser la última. Es un grupo tan especial e importante, para la historia de la música y para la historia personal de cada fan, que cada oportunidad de verlos una vez más no debe ser desaprovechada», expone la periodista Elena Cabrera, responsable del podcast 'Pobres Chavales', centrado en el grupo inglés. Ella ya los vio en verano, pero ahora acudirá a los cuatro conciertos españoles de la gira: «El motivo no es solo este aferrarse a algo que desaparece, sino también que han compuesto el que considero el mejor disco de su carrera desde 2005. 'Memento Mori' consigue enlazar con el inicio de la música pop electrónica, con Kraftwerk como principal referente. Hace un uso maestro de los aparatos analógicos y, con la entrada de nuevos compositores y colaboradores, sigue sonando a Depeche Mode pero con un toque nuevo e inesperado».
Uno de los videoclips del álbum más reciente de Depeche Mode.
La presencia de Depeche Mode en el Bilbao BBK Live se ha convertido casi en una tradición. Participaron por primera vez en la cuarta edición, en 2009, y repitieron en 2013 y 2017. «Nuestras experiencias en Bilbao han sido geniales y por eso estamos encantados de volver», declaró Martin Gore en aquella última visita. Ahora recalan en el Bizkaia Arena del BEC como parte de su 'Memento Mori World Tour', que arrancó hace un año. Estarán reforzados por dos músicos y los teloneará Suzie Stapleton, una artista de rock alternativo nacida en Australia y afincada en el Reino Unido. En los conciertos están dedicando al fallecido Andy Fletcher el que era su tema favorito, 'World in My Eyes'
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