Así fue el conciertazo de Deep Purple en el Music Legends

Deep Purple regresaron a Bizkaia con una alineación de aúpa: tres históricos septuagenarios, Ian Gillan a la voz (todo un dandy), Ian Paice a la batería (no hizo solo, pero tocó más duro que Fito de la Parra de Canned Heat) y Roger Glover al bajo (inapelable y contento), y dos añadidos de lujo, Don Airey a los teclados y el nuevo guitarrista Simon McBride, quien en 2022 sustituyó a Steve Morse, ya que este optó por quedarse en casa a cuidar de su mujer enferma. Y si en junio de 2017, ante 4.200 almas, los incombustibles Deep Purple tocaron 16 temas en 102 minutos (incluyendo el tema teclista solista de cinco minutos, con el himno del Athletic coreado por la masa, el único momento populista, repetido este sábado pero alcanzando una emoción especial porque la masa se puso a cantar la letra), esta vez en Miribilla tocaron 15 temas (separando dos instrumentales de teclados y guitarra) en 95 minutos pletóricos, divertidos, variados, ante 5.500 espectadores, con más presencia femenina en este festival que el muy masculino concierto del BEC.

Los viejos roqueros tocaron muy juntos sobre el amplio escenario, apoyándose mutuamente, dándose confianza. Usando por primera vez las pantallas en dos días de festival (¡ya era hora!), empezaron en cuarteto y de entre bambalinas salió Ian Gillan, se sacó el micrófono del bolsillo trasero, se situó ante el pie del micro, ¡y empezó a cantar 'Highway star'. ¡Qué valor! No llegó a los agudos, pero el arranque fue apoteósico con la pantalla y un coche y ellos: sus caras, la batería, los teclados...

Y no faltó ninguno de los clásicos, más cortos en duración que los que recordamos por los LPs en directo, aunque 'Lazy' sí fue extenso en sus distintos pasajes, 'Space Truckin' fue un rock con mucho roll en el que Gillan gritaba 'come on' sin apelar a los agudos, y para cerrar antes del bis un 'Smoke on the Water' que puso a corear a todo el pabellón. Y en el bis, con el teclista vestido con una camiseta del Athletic, un 'Hush' negroide y festivo para abrir y para cerrar un 'Black Night' con momentos lisérgicos.

Su concierto sonó de cine y hubo bastantes canciones nuevas, algunas de las cuales entrarán en su próximo disco, el número 23 de su carrera de 56 años, un opus que se titulará '=1' y se publicará el 19 de julio en EarMusic. Sonaron dos canciones que estrenaron en vivo el jueves en Madrid: 'A bit on the side', progresiva y actual, y la frenética y narrativa 'Bleeding Obvious', de una progresividad que da sopas con honda a todos los contemporáneos, jóvenes incluidos. Ian Gillan dibujaba con las manos el título cada vez que cantaba una del nuevo álbum, como el rock explorador de 'Portable door', interpretada con la puerta surrealista proyectada en las pantallas de Miribilla.

Los cinco miembros de Deep Purple tuvieron mucho protagonismo, y en 'Uncommon man' hubo un recuerdo explícito al añorado Jon Lord, el difunto teclista, donde cantan que está bien ser rey. Fue un bolazo de principio a fin. El único lunar podría ser cuando Gillan sopló la armónica, y el gran cantante, historia pura del rock, agradeció por el final: «Increíble. Sois maravillosos, súper, magníficos». Qué grandes estos reyes del rock, estos reyes de Miribilla.