Ana Curra, gótica, futurista y feminista

Expectación a priori y satisfacción al acabar la dupla matinal que para este domingo planteaba el ciclo de conciertos en femenino 'Rabba Rabba Girl' en una Sala BBK como casi siempre en esta pandemia llena y con sus 120 asientos agotados. Abrió plaza el supergrupo Seda, con músicos de Gatibu, Extremoduro, etc., encabezados por la vocalista Virginia Fernández (Doctor Deseo y muchos más), un animal de escena que sabe moverse encima de un tablado, arrodillándose, golpeándose el pompis con el micrófono y cantando muy bien un repertorio de 9 temas en 30 minutos que nos evocó a Walkabouts, Patti Smith, Danko Jones ('Breaking the house'), el Gun Club blusero ('Drunken lover'), los Pretenders de la chulita Chrissie Hynde ('Passenger') o, claro, Iggy Pop (por ejemplo en la última, 'Let it go').

Seda supieron ir a más tras un principio con sonido mejorable (por atropellado y saturado), y a más en general también evolucionó la cabeza de cartel de la matinal dominical, la madrileña Ana Curra (ex Pegamoides, Parálisis Permanente y Seres Vacíos, iconos de La Movida madrileña), hoy profesora de piano del conservatorio de El Escorial. Su bolo de la Sala BBK, en cuarteto, duró 68 minutos para 17 piezas, de ellas 9 contabilizamos de Parálisis Permanente (lo colideraba con su novio, Eduardo Benavente, muerto muy joven en accidente de tráfico).

Apoyada en unas visuales diversas ('Alien', 'Easy Rider', 'Freaks' de Tod Browning, 'Los pájaros' de Hitchcock…), oscilando entre lo gótico a ultranza (a veces de ultratumba) y los latigazos de filiación punk (pasando por varios blues descarnados entre Nick Cave y Corcobado), Ana Curra se fue despojando de los ropajes mientras crecían el encuentro y la pasión y la electricidad (arrancó como una trianera enlutada y acabó con minifalda y trasparencias) y no sólo vivió de las rentas: tocó en vivo por segunda vez su nueva canción 'Hiel' (inspirada en la 'ignominia' –sic- vivida en las residencias de mayores en esta pandemia) y presentó varios cortes de su último álbum, 'Huaco' (19), caso del inaugural 'Fundido a negro'.

Ágil a sus 62 años, sin dejar de lado su teclado y equilibrista sobre los tacones con plataforma, Ana Curra nunca flojeó (baste decir que lo menos subrayable fue su revisión, algo alborotada, del 'Autosuficiencia' de Parálisis Permanente, PP a partir de ahora) y entre sus hitos apuntamos estos: 'El acto' de PP (muy marcial, con ella agitándose espasmódica), un inspiradísimo 'Héroes' de David Bowie que también hacían en PP y que en la BBK les quedó grande, astral, inoxidable (así la presentó: «ésta seguro que la conocéis, es una declaración de principios de la que os hacemos partícipes»), 'Quiero ser santa' de PP (gótica, blusera y muy bien interpretada), 'Tengo un pasajero' de PP (espetado y astral a lo Cápsula), dos trallazos de punk siniestro como 'Pájaros de mal agüero', escrito hace veintipico años, informó, más la nueva 'Afrodita la monarca' («una canción futurista, feminista y de ciencia ficción; una monarca es una mariposa», introdujo Ana Curra), y por el epílogo 'Ghost rider' (enérgica y acelerada vía Jon Spencer) más el resto de PP: la versión de 'Quiero ser tu perro' («ahora otro jitazo, Stooges», lo presentó), 'Unidos' (más punk gótico) y el adiós con 'Un día cualquiera en Texas' (tan punk como los Plasmatics de Wendy O Williams, otra cantante con redaños).

Ni el horario ni las condiciones (asientos, separación, abstinencia…) eran los más adecuados, pero Ana Curra se impuso a todo por repertorio, leyenda y buen hacer.