«Nadie cree ya que sus hijos serán psicópatas por ver cine de terror»

- ¿Recuerda la primera película que le provocó pesadillas?

- 'Ulises', con Kirk Douglas. Me tuvieron que sacar del cine por culpa del cíclope Polifemo. Tendría unos cuatro años.

- Era de los que se colaban en la películas autorizadas para mayores de 18 años.

- Sí. Había unos cines con fama de permisivos y en otros el portero era más duro. Me sacaron de la cola en 'El exorcista' y en la reposición de 'La naranja mecánica'.

- Ejerció de abogado. ¿Cómo acaba al frente de Sitges?

- Compaginaba el escribir de cine con mi trabajo de abogado; iba a un preestreno con corbata y después a un juicio. Empecé a colaborar con el festival y llegó un momento en que fue incompatible. Yo quería opositar a inspector de armamento de destrucción masiva, había un puesto en Bruselas. Me sigue fascinando el tema, mi casa está llena de DVD sobre explosiones atómicas.

- Lleva 18 años al frente del festival. ¿No existe el peligro de creer que es su cortijo?

- No tengo síntomas de cansancio y tampoco parece que estén cansados de mí, si no me hubieran echado. Tengo muy claro que el festival está pagado por el Ayuntamiento y la Generalitat, es un festival del público. No vale tu gusto.

- ¿Es injusta la calificación de festival de friquis?

- Es una parte importante del festival, pero el género fantástico ha crecido mucho en los últimos años. Todo el mundo lo consume, hay señoras mayores que ven 'The Walking Dead'. En Sitges nos hemos abierto y la parte fundamentalista lo ha entendido.

- ¿Todavía hay quien piensa que los fans del cine de terror son gente violenta y los directores unos perversos?

- He conocido a David Lynch, que es raro, pero incapaz de matar una mosca. Esos prejuicios se van superando, aunque es bueno recordar que el fantástico es un género transgresor por naturaleza, desde sus temas al propio lenguaje cinematográfico. La gente ya no cree que sus hijos se van a convertir en psicópatas por ver 'It'.

- En 2012 estuvo a punto de ir a la cárcel por programar una película en Sitges, 'A Serbian Film'.

- Una asociación de padres de familia católicos interpuso una denuncia por lo penal y un fiscal le hizo caso.

- Se le acusó de un delito de pornografía infantil. Tuvo que ir al juzgado con el 'making of' para demostrar que era una cinta de ficción y el bebé, un muñeco.

- Yo soy abogado. La juez en la fase de instrucción vio que no había tema. Fue un síntoma de lo que ocurre actualmente, esa excesiva protección de lo políticamente correcto y la judicialización de todo.

- ¿Tiene ahora más cuidado a la hora de programar en Sitges para no herir sensibilidades?

- Sí. Hay una presión social sobre cosas que antes se podían ver. Ahí está la 'ley Mordaza'. Yo soy de una generación que recibía con alegría 'Saló' de Pasolini. Lo que habría que hacer es educar a ciertas voces de las redes sociales, que son la máxima censura hoy en día.

- Usted es muy activo en Twitter, no se corta.

- Me mojo bastante. Hay 'haters' que destrozan una película seis meses antes de que se estrene, solo porque han visto el póster.

- Ha tuiteado sobre el 'procés' para expresar su cansancio.

- Como festival pasamos un momento difícil, pero tuvimos suerte y no nos afectó. Fue un año estupendo, una isla durante diez días. El único sitio de Cataluña donde no se habló de política. Pones la tele, la radio y escuchas siempre lo mismo. Hay más cosas en el país. El tema está colapsado por todos los lados y no hay diálogo. Yo soy catalán, aunque no hablo catalán perfectamente. He trabajado en TV3 durante veinte años y llevo veinticinco en Sitges. Nadie me ha discriminado jamás ni he tenido el menor problema.

- ¿La situación en Cataluña es de película de terror?

- Hay cosas que nunca deberían haber pasado. Es una película aburrida, aunque dramática para mucha gente. Hay quien lo está pasando muy mal y se le está tratando de una forma que no era necesaria. Ninguna de las parte busca la solución, sino el enfrentamiento.