El bajo-barítono Simón Orfila, caracterizado como Don Pasquale, protagonista de la ópera homónima de Donizetti. Jordi Alemany

Simón Orfila

Bajo-barítono
«Crecí escuchando a Los Tres Tenores en la barbería de mi padre»

El intérprete balear aborda este sábado por primera vez el rol protagonista de la ópera bufa 'Don Pasquale', que abre la temporada de la ABAO

Viernes, 18 de octubre 2024

Tiene 48 años y encara la mejor etapa de su vida profesional. Su voz está a punto de caramelo, más aposentada que nunca, y el futuro se presenta todavía mejor. Pero Simón Orfila (Alaior, Menorca, 1976) no se precipita y vive el presente. Tiene la ... agenda llena y eso le basta. Hace tiempo que no le quitan el sueño las expectativas y opiniones ajenas. Es un cantante de prestigio, con una voz rotunda de bajo-barítono que se ha fogueado en papeles de Rossini y Mozart sin cerrarse al repertorio verdiano y pucciniano. Este sábado, a las 19.00 horas, canta en el Euskalduna por primera vez el papel de Don Pasquale en la ópera bufa de Donizetti y muchos fans han venido expresamente a verle. Es un rol tragicómico que hacía tiempo tenía ganas de interpretar y puede darle alegrías. Le encanta poner de buen humor al público.

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Muy desenvuelto como actor, es un comediante nato, que borda los gags de Martes y Trece, y bien podría ganarse la vida como monologuista. «Tengo mucho que estudiar como cantante y me falta tiempo. Pero si alguien me llama, que me llame. ¡Ya veremos!», suelta entre risas. De momento, su pasión predominante es la ópera y estos días no ha levantado cabeza entre ensayo y ensayo. El montaje de 'Don Pasquale' se estrena con dirección de escena de Emiliano Suárez y el elenco se completa con María José Moreno, Francesco Demuro y Damián del Castillo. En el foso, Euskadiko Orkestra tocará bajo las órdenes de Sesto Quatrini y «todo fluye, hay muy buen rollo».

– No se le dan nada mal los papeles de monarca (Felipe II en 'Don Carlos'), ni de maltratador (Andrés en 'Juan José'), pero...

– ¡Gozo con los papeles bufos! El Mustafá de 'La italiana en Argel' es uno de mis favoritos y ahora incorporo a Don Pasquale que va en la misma línea. No son personajes graciosos en sí mismos, sino que lo gracioso es lo que les pasa.

– Don Pasquale es un anciano a la caza desesperada de una mujer con la que casarse. En el montaje de Emiliano Suárez, sin embargo, se le ve más joven y emprendedor como dueño de una pizzería en Italia.

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– Es un enfoque diferente y rompedor, pero no se sale de la idea básica del compositor. Aparte, Emiliano y yo somos amigos y hablamos de las cosas. Me estoy encontrando muy cómodo y, sobre todo, yo diría que es una propuesta dinámica y divertida. Lo estamos pasando bien y eso es importante.

–¿Incluso con el bofetón que le arrean en escena?

– Aaaaah. Ese es un momento duro. 'Don Pasquale' es una ópera cómica pero tiene sus momentos agridulces. Ese, en concreto, es muy tremendo.

– Su rol exige dotes de actor y se las trae vocalmente.

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– Así es. Todos mis colegas veteranos me lo han advertido. Ya el aria del principio, que cantas mientras bailas, tiene sus aristas. Es un papel que precisa de agilidad vocal, potencia y mucha retentiva. ¡Hay que memorizar tantas palabras! Hay recitativos muy largos y muchas repeticiones con la misma música y distintas palabras. Además, muy importante: ofrecemos la versión integral, sin los cortes habituales.

– Hay cantantes que dicen que nunca escuchan discos para no 'contaminarse' o dejarse influir. ¿Usted es de esos?

– No, no. A mí me gustan los discos. De todas las versiones que he escuchado de 'Don Pasquale', me quedo con la de Fernando Corena. Mi ídolo es Samuel Ramey pero, ay, él nunca cantó en 'Don Pasquale'.

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Cantera lírica

– Oiga, ¿qué tiene Menorca? No paran de salir de allí voces imponentes como la suya, que ha seguido la brillante estela de profesionales como Antonio Borràs, Joan Pons, Lluís Sintes...

– Jajaja. Soy hijo de mi tierra, Menorca, donde hay mar, viento y canto. Hay una grandísima afición, mucho más que en las otras islas de Baleares. En las fiestas y en cualquier reunión, la gente saca las guitarras y canta. Jóvenes y mayores, sin excepción, conocen las canciones menorquinas. Yo tengo amigos que muy bien podrían haberse dedicado profesionalmente a la lírica.

– Como cantante, usted tiene que cuidarse más que ellos...

– Claro, claro, sobre todo para entrar en el traje de luces de Escamillo en 'Carmen' (risas). Para mantenerme en mi peso, me gusta correr y en Menorca me encanta montar a caballo y otra cosa fundamental: ¡no ceno!

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– También era muy disciplinado y estricto su maestro, Alfredo Kraus, hasta el punto de que criticaba duramente la popularización del género.

– Efectivamente, pero yo crecí escuchando en la barbería de mi padre, que era un gran amante de la ópera, el famoso concierto de Los Tres Tenores, entre otros muchos discos. Todo lo que sea acercarse a nuevos públicos con rigor me parece bien.

– ¿Prefiere los montajes clásicos o modernos?

– Lo único que pido es coherencia. Hay montajes tradicionales que no lo son y modernos que tienen mucha lógica. Recuerdo un 'Don Giovanni', con dirección escénica de Calixto Bieito, que hice en 2002-03 en el Liceu y me encantó. Y hace poco he cantado la 'Carmen', también con puesta en escena de Bieito, y es una producción espectacular. Calixto es un gran director de actores y siempre aprendes muchísimo con él. Eso me gusta.

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– Ha actuado en La Scala de Milán, la Ópera Nacional de París, el Teatro Colón de Buenos Aires... ¿Para cuándo el Met Nueva York?

– Llegará cuando tenga que llegar. Yo me siento muy afortunado y muy feliz de todo lo que estoy haciendo.

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