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josu olarte
Lunes, 1 de noviembre 2021, 09:52
Parafraseando su último sencillo, Enrique Villareal, alias El Drogas, sigue 'Dejándose la piel' con cuatro décadas y 61 abriles a sus espaldas. Con el respaldo de sus cómplices habituales –'Flako' Aristu (bajo), Txus Maravi (guitarra) y el cantante de Koma Brigi Duque (aquí de solvente ... baterista)–, El Drogas electrificó a casi 3.000 fans en su retorno al BEC, en un concierto que superó con creces el buen recuerdo que hace dos años había dejado de telonero de La Polla Récords.
El rockero navarro tuvo el buen criterio de concretar su actuación en dos horas (hace no mucho frecuentaba las tres), en el que ha debido de ser su concierto más masivo y parecido a la vieja normalidad. El ex Barricada ofreció un set recio y aguerrido con gen de incombustible rockero urbano, divido en tres tramos. Uno entregado a su repertorio reciente más autoral. Otro central, en vena de predicador reivindicativo . Y un tercero coral con una buena ración de clásicos de Barricada, celebrados una vez más por el público.
Con sombrero de vendedor de elixir bajo su habitual pañuelo pirata y chaqueta, El Drogas caldeó el BEC con temas como 'En punto muerto' y el crápula 'Ya podemos irnos'. Sin la chistera cogió algo de aire con la acústica, campestre y fronteriza 'Sin lámpara'. Después, ejerció de predicador reivindicativo dispuesto a no dejar títere con cabeza, denunciando las cunetas, la misoginia política, la censura, la Monarquía y la crisis de la inmigración en El Tarajal.
Enrique Villareal pisó el acelerador del rock radical con 'La silla eléctrica' para coger aire con la acústica 'Cordones de mimbre' que regrabó el mes pasado en euskera con la BOS. La traca final fue para la coreada dupla de 'Todos mirando' y la muy Burning 'No se qué hacer contigo'. Cogiendo el bastón de mando, se despidió con 'Barrio conflictivo' de Barricada, el 'Azulejo frío' de Txarrena y 'En blanco y negro' de su banda nodriza. El Drogas sigue dispuesto a aprender en cada esquina, buscar pelea si hace falta y ser más rápido e intenso que la mayoría de los rockeros de su quinta.
El concierto del sábado por la noche venía auspiciado por el Ayuntamiento de Barakaldo como impulsor desde hace tres años del concurso Hiriko Soinuak. La recaudación sirvió para apoyar a asociaciones que, como el Banco de Alimentos o Beraka, ayudaron a las familias del municipio más afectadas por la pandemia.
Como formación local más destacada abrieron Debajo de Paraguas, proponiendo un pop melódico y sensible que evoca a La Oreja de Van Gogh. Mas solvencia y pegada demostraron en otra órbita Ro, combo instrumental de entre Azkoitia y Azpeitia que factura post rock con remansos de clama y deriva atmosférica hacia el post metal de Pelican.
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