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Bob Dylan regresa a Euskadi. Tocará con su banda en el BEC de Barakaldo el 26 de abril, justo un día después de su primer concierto de su próxima gira española, que arrancará en Pamplona. Un tour atípico por periférico, ya que pasará de largo ... por las dos ciudades principales, Madrid y Barcelona, y recalará en Gijón, Santiago, Sevilla, Fuengirola, Murcia y Valencia. Hasta para diseñar sus giras el Nobel de Literatura de 2016 muestra su inevitable querencia por dar la nota discordante. Las entradas para el concierto salen a la venta el próximo viernes.
Esta serie de actuaciones se encuadra dentro de una gira que como anuncia su nombre, Neverending Tour, no tiene final. Arrancó en 1988 y desde entonces el Bardo de Minesota, que el 26 de abril de 2019 estará a un mes y un día de cumplir 78 años, enchufa su guitarra en público unas cien veces al año, cifra de vértigo si considera que su edad ya alcanza los 78. Pero como todo debe tener su punto polémico en Dylan, él mismo puso en duda que Neverending Tour sea una manera adecuada de denominar sus conciertos. «¿Alguien dijo alguna vez que Duke Ellington estaba en una gira interminable? Cualquiera con una actividad comercial puede trabajar tanto tiempo como quiera. Un carpintero o un electricista no tienen necesariamente que retirarse», declaró en una de sus raras entrevistas a 'The Rolling Stones' en 2009.
El músico estuvo por última vez en Euskadi el 11 de julio de 2015. Salió al escenario de la plaza de toros de Illunbe en San Sebastián presentando su álbum 'Shadows in the night'. En él versioneaba algunos temas de Frank Sinatra, en sintonía con lo que ha estado haciendo en los últimos años, Dylan profundizando en la historia de la música popular de Estados Unidos. El blues de los pantanos, el eléctrico de Chicago, el folk, el tex-mex, las 'murder ballads' y el swing figuran como sus más recurrentes obsesiones musicales, pasadas por su inconfundible voz nasal y arrastrada desde al menos 1975, cuando vio que no la podía forzar mucho.
No faltarán algunos de los temas con los que ha construido su mito y que todos los asistentes a sus actuaciones tienen grabadas en su memoria, del tipo de 'Blowin' in the Wind' o 'A Hard Rain's a-Gonna Fall', de la época en la que emulaba a Woody Guthrie y a Pete Seeger. Pero con Dylan todas las predicciones tienen probabilidades de fracasar y su capacidad para satisfacer los deseos más evidentes del público es limitada.
Debutó en Bilbao en julio de 1995 y en 2012 volvió para celebrar el 15 aniversario del Guggenheim, museo en el que visitó la exposición de David Hockney. Se situó detrás de las teclados en en su primera canción, 'Leopard-Skin Pill-Box Hat', de 1966, y sólo se adivinaba que era él porque lucía uno de sus clásicos sombreros. Dos años antes había estado cerrando el Azkena de Vitoria con su parte del repertorio más correosa.
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