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Este jueves, ante casi 100 almas joveznas, mixtas y aparentemente pijas, los madrileños Club del Río presentaron su sexto y último álbum, 'Todo alrededor', en el Antxiki, la sala pequeña de la planta superior del Kafe Antzokia. Como Dios manda, su concierto en sexteto resultó también superior en todos los sentidos a lo enlatado, que no desmerece, ¿eh? Los del Río capitalinos siguen exprimiendo la fórmula de ritmos cadenciosos anglos (blues misterioso que sirve para la autoexploración, soul meloso que se contiene en el tempo, una psicodelia dotada de una flotabilidad palpable…) con voces en castellano muy sesgadas o fragmentadas, cuasi sincopadas, a menudo de raíz latina (hispanoamericana más bien), evidentemente intensas (las aportaciones corales del percusionista Juan Espiga, que siempre sumaron), muy, muy onomatopéyicas (no sólo por las codas de scat, de vocalizaciones jazzies), y también muy hippies y de intención espiritual, oh, sí, cómo no.
Fue un concierto muy bueno de 16 canciones en 77 minutos, aunque los que estábamos delante y más nos fijamos les notamos cierta frialdad, quizá propiciada porque durante el arranque hubo poca gente en la sala, menos de la mitad de la esperada, y encima se había situado lejos del escenario, como si les diera vergüenza a esas escasas decenas de guapas almas cándidas. Con el mismo espíritu de principio a fin, aunque con el devenir con los poros más abiertos (no solo por el sudor del líder del club, Esteban de Bergia), su cancionero de cantautor folk estuvo muy bien ejecutado sobre el escenario («un folk luminoso y optimista, lleno de matices e influencias muy variadas y que aderezan con unos juegos vocales brillantes y arreglos delicados, sofisticados incluso», monitorea la hoja de promoción), un estrado donde los seis se apelotonaron elegantes en su sencillez, como destacó la profesional Ania: «En general van todos vestidos en la misma línea: vaqueros más camisa blanca, una combinación que nunca falla. Excepto el de los teclados, que va con ropa de andar por casa, será por su brazo escayolado. Y el percusionista que usa esas cosas con tapones de plástico parece un vendedor ambulante de pulseritas, con su chaleco de lino y su camiseta de rayas». ¡Juan Espiga, el más hippie de los seis!
La máxima conexión musical se alcanzó con tres canciones en formato reducido, canciones antiguas suyas que ellos piensan que «siguen vivas», lo cual se demostró en la triada compuesta por, vaya, los tres títulos suyos más oídos en Spotify: 'Remedios', una suerte de 'alt co' en plan Smile cantando en la playa, y 'Montaña', como Arnau Griso de excursión campestre, ambos temas en trío con armónica del lisiado Álvaro, más 'Lobo amigo', en cuarteto pero sin base rítmica (británica este jueves), una pieza emotiva, recogida y coral a lo Devendra Banhart.
Club del Río comenzaron con reggae llevado a la exótica ('Tierras de aquí, tierras de allí') y al blues ('Diablo', con guitarra a lo Ry Cooder aportada por Adriano Pezzi, que podía bascular entre el folk-rock y el post-rock), y Esteban se presentó: «Hace mes y medio sacamos el disco, una excusa para volver a la carretera y compartir ratitos con gente maravillosa como vosotros», y el influjo de Fleet Floxes infló 'De una piedra' («el aire que corre a veces se nota», cantaba Esteban), y ya entraron en el nuevo álbum, 'Todo alrededor', que a la postre repasaron por entero, sus 9 cortes, solo espaciadas por el pasaje (más) acústico y reducido y con el final reservado a 'Lunes' y sus lalalás corales al otro lado del río.
Eso, el repertorio del disco, mejorado en vivo, ya se ha dicho, ofreció mucho influjo de Fleet Foxes ('Mística voraz', como es la onda de Club del Río, mística y también panteísta o naturalista; más tarde 'Cerca de aquí'), otros modos de lisergia ('Alma cándida'), devoción materna ('Cuida a tu madre'; Esteban la presentó informando de que en cada disco han dedicado una canción a lo que calificó como «el colectivo de madres»), destilación soul ('Una vida', luego la bastante Al Green 'Problema vivo', que además contuvo pasajes de lo Neil Young psicodélico), y una canción pop algo así como entre Los Planetas y Vetusta Morla ('Sistema', cantada por el teclista Álvaro Ayuso, que vino con el brazo en cabestrillo y Esteban por eso pidió un aplauso para él antes de la cuarta de las 16 canciones).
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