«Claro que siento nostalgia, pero hay que seguir y centrarse en lo positivo»

Esta tarde participa en la inauguración de Musika Música en el Teatro Arriaga (19.00 h), junto a la mezzosoprano Ainhoa Zubillaga. El concierto contará con la BOS y la Coral de Bilbao, bajo la dirección de Erik Nielsen. La primera pieza del programa es la obertura de 'Oberon', de Weber, que es puramente instrumental; en la segunda y última saldrá a escena para interpretar junto a todos los demás participantes 'Sueño de una noche de verano', de Mendelssohn. Las dos obras hacen un guiño a Shakespeare, en sintonía con la temática de Musika Música que en esta edición sondeará los vínculos entre las partituras y la literatura bajo el lema de 'Notak & Letrak'. Entre hoy y el domingo se ofrecerán más de 70 conciertos, protagonizados por profesionales de talla mundial y también por estudiantes de conservatorios y escuelas de música.

Intxausti hará doblete, porque las palabras y su armonía también le darán juego mañana. «En la segunda jornada daré un recital en el Euskalduna con el pianista Aurelio Viribay. ¡Es un programa precioso! Hemos elegido poemas de Lorca a los que han puesto música compositores como Jesús García Leoz, Mompou, Montsalvatge, Pascual Aldave, Elisenda Fábregas y Miquel Ortega», detalla la cantante, antes de posar para el fotógrafo de EL CORREO a la sombra de un serbal de los cazadores. Paciente y muy profesional, aguanta el gesto sin parpadear, cambia de postura y, al terminar la sesión de fotos, revisa el resultado.

Es metódica, de las que marca escrupulosamente en la partitura dónde respirar y acentuar. Siempre gestiona muy bien su tiempo y no se dispersa. «En Giessen la vida es tranquila y eso ayuda al estudio, aunque a veces echo de menos algo más de vida», bromea y se encoge de hombros. Trabajo no le falta en Alemania y reconoce que fueron providenciales las ayudas del Gobierno de Berlín en plena crisis del covid. «Los artistas recibimos dinero para pagar los gastos del piso y demás, todo para no quedarnos en la calle. Y también se nos daba la opción de pedir dinero para un proyecto de trabajo. Eso te mantenía la mente ocupada de una manera creativa». Tuvo la fortuna de no deprimirse.

En 2020 actuó en Musika Música poco antes de que irrumpiera el coronavirus. Da la impresión de que ha pasado una eternidad. En cambio, parece que fue ayer cuando, siendo estudiante de canto, le dieron un pase especial en el conservatorio para disfrutar de todos los conciertos de la primera edición del festival, en 2002. «¡Una pasada! No me perdí ni los ensayos. Recuerdo que le pasé las páginas al pianista Josep Colom y a una chelista de un cuarteto. Guardo un muy buen recuerdo de esa experiencia».

Tiene 41 años. La voz le viene de familia -sus padres cantaban en la Coral de Basauri- y se siente orgullosa al mirar hacia atrás. Y también hacia adelante: en breve cantará en 'El retablo de Maese Pedro', de Falla, con la Orquesta Sinfónica de Bilbao y ya tiene en agenda una serie de conciertos en Alemania, de cantatas de Bach a 'La Creación' de Haydn. «Estoy bien, con ganas. Siempre he creído que es conveniente tener un plan B pero, jeje, yo nunca lo he contemplado».