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Una cuarentena estuvimos este jueves en el Antxiki, la sala superior y pequeña del Kafe Antzokia. Actuaba el guerniqués Gaizka Insunza para presentar su segundo álbum en solitario, 'iaz' (BideHuts, 24), que significa 'el año pasado' en euskera. El ambiente generado resultó especial: sillas para los parroquianos, penumbra en la sala, unas barritas de luz que parecían láseres suspendidos, y el actuante a ras de suelo, no subido al escenario.
Gaizka Insunza, que a veces parecía un hombre orquesta de tantas cosas que hacía simultáneamente, hizo gala de cinco talentos: tocó el piano, la guitarra acústica y la armónica (esta de modo más springsteeniano que dylanita), cantó estupendamente en inglés y euskera (con emoción, verosimilitud, teatralidad y en la última canción, la única que interpretó en pie y sin micrófono, una descarnada 'Ol Roison the beau', una versión folk muy conocida por de Dylan en plan vals irlandés, lo hizo con la garganta tan rota como Shane McGowan / The Pogues), y a modo de quinto talento o elemento, la percusión con los pies.
Fue un recital, en todos los sentidos, musical, teatral y emocional, de 15 canciones (un par de temas unieron dos canciones) en 62 minutos. Se quedaron en el tintero varias por diversas razones: las cinco posibles del bis porque su concierto comenzó con un poco de demora debido a la prueba de sonido de los grupos que actuarían después en el Antzokia grande (no queremos mirar su nombre para no tenerles manía…), el tema titular de su segundo álbum, 'iaz', porque es una pieza muy difícil para la que Gaizka debe sentirse muy en la onda para interpretarla (nos lo contó al acabar), y, vaya por Dios qué mala suerte, la versión de la balada de Elvis Presley 'Lonely man' (esta se la saltó porque la toca en Do y, como se le rompió la lengüeta de la armónica, habría sonado mal).
Repasemos la actuación, que se hizo fugaz pero devendrá memorable. Comenzó con la acústica y la armónica, muy americano, a lo Bruce ('Lonesome and blue') y a lo campero del Nuevo Rock Americano ('Where do you go'), al piano mutó en una suerte de Tom Waits juvenil guerniqués ('Kalifornia'), la versión del 'Rainbow road' de Dan Penn la entonó con voz nasal tipo Violent Femmes y le infiltró un homenaje al 'Chain gang' de Sam Cooke que dilucidó al acabarlo (aunque ya lo habíamos identificado desde el primer 'uh… ah'), y la versión del 'Euri jasa latza dator / A hard rain's a-gonna fall' de Dylan, que la hizo en plan vals actoral y con recitado jugando con la sonoridad del micrófono, recibió un gran ovación con silbidos y todo (recordemos que el grupo Audience, donde toca y canta Gaizka, sacó hace año y pico 'Bob Dylan berrikusia', nueve canciones dylanitas traducidas al euskera por el bertsolari Xabier Paya).
Al piano a resaca ragtime resonó en 'My dream come true', tipo balada country pero de Nueva Orleans le salió 'Wake we're running away', y en el epílogo intercaló varias versiones: de Charlie Rich la dramática 'Rollin' With The Flow', otro vals con recitado para el afamado 'Good night Irene' (contó que conocía las versiones de Leadbelly, Jerry Lee Lewis y Ry Cooder, la de éste en plan ranchera), y acabó en pie con la citada céltica adaptación dylanita 'Ol Roison the Beau', colofón de un concierto que tuvo mucho de mágico (por el final su original 'Just as long', un swing flotante con parte silbada, para hacerlo más misterioso y etéreo).
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