El Bafle

Christian McBride como los niños en el recreo

Christian McBride (Filadelfia, Pensilvania, 1972), uno de los contrabajistas más importantes de la actualidad, abrió este miércoles en Santander una gira española que hasta el domingo pasará también por Madrid, Málaga, Barcelona y Zaragoza, cinco días sin descanso precedidos por otra fecha en Suiza y tres más en Italia. Es una gira europea de nueve conciertos en homenaje a uno de los más grandes, legendarios e influyentes contrabajistas, y por ende jazzmen: a Ray Brown (Raymond Matthews Brown, Pittsburgh, Pensilvania, 1926-Indianápolis, Indiana, 2002), que tocó con Oscar Peterson, Ella Fitzgerald (con quien se casó y divorció, aunque continuó trabajando para ella), Dizzy Gillespie, el recientemente difunto Quincy Jones, Barney Kessel…

Christian Lee McBride, que también ha tocado con luminarias como McCoy Tyner, Brad Mehldau, Herbie Hancock, Pat Metheny, Chick Corea, John McLaughlin, Wynton Marsalis o el propio Ray Brown, además de con Sting, Paul McCartney, Celine Dion, Queen Latifah o el gran James Brown, gira en trío completado por Benny Green al piano y Gregory Hutchinson a la batería, otras dos figuras del jazz contemporáneo nacidas en los 70 y acompañantes de Ray Brown en los años 90. Sus devotos llamaron a Brown «nuestro amigo y profesor», o «el padrino», y parecieron líderes los dos escuderos, por sus presentaciones y su destacado modo de tocar (en especial los gestos del baterista, que mantuvo mucha conexión con el respetable y se declaró feliz por volver, y es que en julio participó en el V Festival de Jazz de Santander con el grupo del guitarrista Ed Cherry).

Este miércoles en Santander, en el Palacio de Festivales, en la Sala Pereda ocupada por unas 300 personas (dos tercios), los tres dieron un canónico y desenfadado concierto de 7 piezas en 89 minutos con un denominador común: todas habían sido arregladas para trío jazz, y ocasionalmente compuestas, por el propio Ray Brown. Varias fueron muy conocidas pero cambiadas en su forma, caso de 'Milestones' de Miles Davis, acelerada, frenada, estirada, o una '!t ain't mean a thing if it ain't got that swing' de Duke Ellington, mutada en funk, porque como avaló McBride, «a Ray Brown, un tipo de la generación be bop, también le gustaba el funk de los 60 y 70: James Brown, Aretha Franklin, Earth Wind & Fire...». ¡Y vaya labor percusionista le aplicó Gregory!

Más reconocibles les quedaron el standard 'Satin doll' de Ellington, el bis con el sinatriano 'How could you do a thing like that to me', o uno de los hitos de la cita, el blues 'Buhaina, buhaina', compuesto por Brown y grabado por James Williams. Los tres actuantes presentaron todas las piezas, y las restantes fueron la balada 'Little darlin'' de Count Basie (de cuando esos lentos eran metáforas de los negros americanos), la fiesta Nueva Orleans a ritmo second line 'Gumbo hump' (aquí el baterista Gregory Hutchinson animó a bailar a quien sintiera ganas, «que esto no es música clásica», y rascó las palmas del público hasta incorporarlas a la revisión como si fueran el cuarto instrumento), la balada cuasi navideña y muy pianista 'That's all', y un 'Tin tin deo' disfrutado por los tres músicos, con líneas de contrabajo como las del 'Stray cat strut' de los rockabillies Stray Cats.

Al presentar esta el baterista dijo que «nos lo estamos pasando como niños en el recreo, esto no lo puede hacer la Inteligencia Artificial». Ah, y en su primer parlamento dijo irónico Christian McBride que ese miércoles era un día 'dramático' (sic) para ellos, en referencia a la arrasadora victoria electoral del Presidente Trump.

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