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Sr. Chinarro, el penúltimo indie

Sr. Chinarro, el penúltimo indie

Música ·

Ácido e indómito, a Antonio Luque siempre le ha gustado «jugar a la contra». Su nuevo disco, 'Cal viva', ya está en plataformas

Regina Sotorrío

Lunes, 29 de abril 2024, 00:59

Viste un niqui azul con las siglas PH bordadas en el pecho, pero que nadie se equivoque. «Me lo encontré en Pedregalejo tirado en el suelo», aclara de inmediato. Porque Antonio Luque no compra ropa, los centros comerciales le «estresan»; disfruta más la cerveza que se toma en el balcón de su casa «por solo 40 céntimos» que la que le ponen en un restaurante a pie de playa por tres; y prefiere ir a Maro (Nerja) que a Punta Cana ahora que «todavía no han conseguido construir» allí. A su alter ego Sr. Chinarro le pasa igual: para qué contratar a una distribuidora de discos con unas condiciones leoninas si él mismo puede empaquetar los vinilos con los cartones que recicla del Carglass. 200 ejemplares de 'Cal viva' ha vendido así en un mes. «Como si fueran mantecados para el viaje de fin de curso». Sin sonar en radiofórmulas, con la promoción justa.

Portada de 'Cal viva', el disco número 19 de sus 30 años de carrera.
Imagen - Portada de 'Cal viva', el disco número 19 de sus 30 años de carrera.

«Siempre me ha gustado jugar a la contra», confiesa con esa sonrisa socarrona con un punto de timidez que le caracteriza. Sr. Chinarro es el penúltimo indie (también de los primeros), el indómito de la música pop y la esperanza de que se puede vivir de hacer canciones. «He tenido años de ganar dinero. Lo puedo decir porque todo lo declaré a Hacienda. Incluso ahora que no tengo muchos conciertos mi declaración será de unos 26.000 o 27.000 euros», cuenta con total sinceridad, sin filtros. Como un sueldo medio.

'Cal viva' ha salido adelante por el impulso de un mecenas catalán, un tipo -sin nombre- que además de ser fan declarado de Sr. Chinarro es un exitoso empresario de supermercados que no duda en invertir parte de sus beneficios en la música de Antonio Luque. «Porque es un mecenas o las multinacionales, y las multinacionales lo que hacen no es mecenazgo precisamente». En su historia musical, 'Cal viva' es el trabajo número 19 en 30 años de carrera.

- ¿Cómo se hace eso?

- Es que tengo ya muchos años. Dices que 19 discos son muchos. ¿Y 53 años?

En la SGAE, de donde le llegan cada ejercicio entre 3.000 y 7.000 euros por derechos de autor, Sr. Chinarro tiene registradas unas 250 canciones. No las recuerda todas. De hecho reconoce que en algún acústico en el que le piden temas de forma espontánea tiene que tirar de alguien del público que le haga de apuntador.

- ¿Y está satisfecho de todas?

- Procuro que las que hacemos en directo sí que me gusten. En cada disco hay tres, cuatro o cinco que son las que mejor recogen el espíritu de ese momento.

Y esas son las que van al 'setlist'. De la nueva remesa, al principio, solo tres canciones se podían escuchar en plataformas. «Al final hemos puesto el disco entero, pero queremos darle prioridad a quien compra el vinilo». Esos que él manda personalmente desde su pequeño apartamento de Pedregalejo porque, fiel a su independencia, rechazó dos ofertas de distribuidoras.

Va a contracorriente en la música y en la vida. «Las actividades que a la gente le generan placer, como ir a un bar o comprar ropa, a mí me estresan, me ponen nervioso. No se trata de que yo ahorre porque sea un rácano o no tenga dinero, es que no me parece placentero consumir o comprar cosas». Tampoco le apetece ya enamorarse: «Cupido no me dispares, por favor, tengo demasiadas flechas», canta en 'Exvoto'. Y lo explica: «Es un estado de enajenación mental, se pasa muy mal. No es por la edad o porque esté harto, es porque realmente es un fastidio».

Las claves

A contracorriente

«No se trata de que yo ahorre porque sea un rácano o no tenga dinero, es que no me parece placentero consumir o comprar cosas»

Actitud crítica

«Me encantaría pensar que la humanidad está a salvo y yo soy un gilipollas. Pero de momento sigo pensando que es al revés»

Querer a Málaga

Siempre irónicas y ácidas, sus letras cargan contra el cambio climático, la gentrificación de las ciudades, los excesos del turismo... «Es mi rabieta». Explica que es su forma de plasmar una realidad que otros parecen no ver o, al menos, no cuestionan. «Y preferiría ser el tonto yo. Me encantaría pensar que la humanidad está a salvo y yo soy un gilipollas. Pero de momento sigo pensando que es al revés».

La presencia de Málaga en sus temas es el resultado de ser un sevillano afincado en la ciudad desde hace 20 años. «Y no siento que la gente quiera a Málaga tanto como debería. A veces incluso pienso que la quiero yo más siendo sevillano. Si me diera igual, no diría nada». Antonio Luque vino con su entonces pareja malagueña 'embarazado' de su hijo, un niño que ya ha cumplido los 18. Y todo apunta a que seguirá sus pasos. Como su padre -que estudió Perito Agrícola en Sevilla-, él está estudiando una carrera universitaria, Derecho en Córdoba.

«Le he dicho que se prepare para ser un buen abogado de propiedad intelectual». Le vendrá bien para defenderse a sí mismo del desafío que supone la Inteligencia Artificial para los creadores, porque lo que en realidad él quiere -como le pasaba a su padre- es ser músico. Eso sí, de rap. «Le prometí que si se asentaba en la universidad le grabaríamos aquí un disco», asegura. Hay relevo.

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