El bolo cañón de Vincent Herring y Erena Terakubo

Ambientazo (largas colas en la barra), llenazo no esperado por la organización (eso que el diseño físico del cartel era muy llamativo) y expectación recompensada este jueves en el JazzOn Aretoa, en un encuentro del 34º curso ya del Bilbaína Jazz Club, donde disfrutamos de un quinteto multinacional liderado por los saxofonistas altos Vincent Herring (afroamericano de Kentucky, 59 años) y Erena Terakubo (nipona de Sapporo, 32 años) y completado por el contrabajista catalán Ignasi González, el baterista suizo Joris Dudli y el joven pianista austríaco Urs Hager (¡el tapado del quinteto!, qué frescor exhalaba en sus solos...), cinco músicos cada uno de un país que llegaron engrasados en la segunda semana de una gira europea de cinco que acabará el 16 de noviembre, cuando los líderes regresen a Nueva York.

Por cierto, antes de continuar informemos de los dos conciertos del fin de semana en el JazzOn Aretoa, ambos internacionales: hoy viernes habrá un quinteto con cada miembro de un país, el del cubano Ariel Brínguez comandando al pianista vasco Íñigo Ruiz de Gordejuela, al guitarrista extremeño Javier Sánchez, al contrabajista argentino Demian Cabaud, y al baterista suizo Marcos Cavaleiro, y el sábado estará el cuarteto del contrabajista Noam Wiesenberg, nativo de Tel Aviv y vecino de Nueva York, dirigiendo al pianista venezolano Gabriel Chakarji, al baterista neoyorquino Mark Whitfield Jr., y al trompetista de Milwaukee Phillip Dizack.

Vincent Herring y Erena Terakubo, ante 88 almas que llenaron el club de jazz, dieron un concierto de dos horas en dos pases (121 minutos separados por 13 de intermedio) con 11 temas en total: 5 en el primero creciente (un poco mejor que el segundo, lo que no suele ser habitual), y 6 en el segundo (incluyendo un bis doble de locura). Todo sonó vivaz y genuino, incluso las dos baladas, ambas en cuarteto y con uno de los saxos fuera de la escena: en el primer pase 'Polka dots and moonbeams' protagonizada por la joven japonesa, brillante, vivaz y emotiva, con ella soplando como una taquígrafa, y en el segundo 'You leave me breathless', con Herring solo al saxo y alcanzando momentos de emotividad bolerista, un Herring que presentó los temas y habló a la audiencia.

Todo marchó rodado, la diminuta japonesa demostró una gran capacidad pulmonar que se echa en falta en muchas instrumentistas de viento femeninas, ya hemos dicho que el también joven pianista parecía un tapado pero no que al veterano baterista le dejaron meter un rudo solo tamborero, y el respetable encantado premió varios solos con ovaciones intercaladas, aplaudió gozoso los 11 finales, y se oyeron emergiendo entre el público onomatopeyas como 'guau' o 'buf', a veces antes de acabar las piezas.

Destacó todo el repertorio, por ejemplo la inaugural 'Old devil moon', que pareció una celebración del jazz como Dios manda, el sustrato blues de 'Dudli dilemma', el dinamismo optimista del 'Ojos de rojo' (sic) de Cedar Walton (cuando Vincent informó de que estuvo 21 años en la banda del pianista), el original de Terakubo 'Little girl power' que sonó a los Brecker Brothers en acid jazz, el final en falso con el hard bop 'The chant' de Cannonball Adderley (vaya, antes habíamos pensado que estábamos atestiguando un bolo cañón) y el citado bis doble y enloquecedor (sobre todo porque lo pudimos recibir desde la primera fila), con la balada 'Round midnight' y, sobre todo, con el clímax final original de Herring 'Folklore'.

Para Óscar Cine, uno de los bolos del año. Para el que suscribe, fue la actuación 592 de lo que vamos de 2024, y estuvo muy bien y casi se cuela en la lista de lo mejor del año, sí.

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