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Joana Serra
Berlín
Sábado, 10 de agosto 2024, 12:32
El maestro Daniel Barenboim ya no dirige de pie, sino sentado. Tampoco incluye a Richard Wagner en su programa. Y, encima, tenía ante sí a unos 12.000 asistentes, en buena parte empapados. Una hora antes del inicio de su concierto este viernes en la ... Waldbühne berlinesa, el Auditorio del Bosque, empezaron a caer rachas de lluvia, por momentos en cascada. Para los que no acudieron convenientemente equipados, la mejor opción era adquirir uno de los impermeables de plástico -a 4 euros- en la entrada del recinto.
Pero el genio de Barenboim y la devoción que se le dispensa en Berlín se impusieron sobre los infortunios. El maestro argentino-israelí, director general honorífico de la Staatsoper Unter den Linden berlinesa, cumplió con su visita de todos los veranos a la Waldbühne, el popular auditorio al aire libre junto al Olympiastadion de la capital alemana. Le acompañaba otra virtuosa, la violinista alemana Anne-Sophie Mutter. Y tenía ante sí a los 78 músicos de la orquesta Divan Este-Oeste, llegados de Oriente Medio y otros lugares del mundo para la ocasión.
Las piezas elegidas estaban diseñadas para el lucimiento inicial de Mutter. La primera parte la ocupó el Concierto para Violín op. 77 de Johannes Brahms. Le siguió tras la pausa la Gran Sinfonía de Franz Schubert, ya sin la solista. Mutter, enfundada en uno de sus trajes característicos con escote palabra de honor, en tono fucsia, demostró una vez más sus dotes músicales e hipnóticas sobre el escenario. A sus 61 años, es aún la mujer hermosa que, en su adolescencia, encandiló a Herbert von Karajan. Tras la pausa, ya sin el panorama de paraguas extendidos e impermeables, porque cesó la lluvia e incluso amagó con aparecer un arco iris, el concierto era ya dominio absoluto de Barenboim y sus músicos.
A Barenboim (Buenos Aires, 1942) se le aplaudiría en Berlín aunque no pudiera tomar la batuta. Es una instancia moral y un ciudadano ilustre, virtuoso en lo musical y comprometido con la paz en Oriente Medio. No habló sobre el escenario, pero dejó su mensaje a través de una declaración suscrita por su orquesta y difundida en las dos pantallas gigantes: «Llamamos a los actores locales y a la comunidad internacional a romper la escalada de violencia con un alto el fuego duradero, el regreso de todos los rehenes y la liberación de quienes mantenidos ilegalmente prisioneros«. Este doble mensaje, en dirección a los israelíes retenidos por Hamás desde el 7 de octubre del año pasado y a los derechos de Palestina, cuadra con el compromiso vital reconocido en Barenboim, desde siempre, no solo bajo el impacto de la guerra en Gaza.
Que el maestro apenas puede ya dirigir, si no es sentado y ante un repertorio «sosegado«, es algo que en Berlín se tiene asumido. En 2022 saltaron las alarmas, tras la cancelación de varios conciertos, entre ellos el estreno de un 'Anillo del Nibelungo' de su adorado Wagner. El propio Barenboim confirmó poco después que sufría una afección neurológica grave. Se mantuvo aún formalmente al frente de la Staatsoper Unter den Linden, la ópera nacional berlinesa que dirigía desde 1992. Pero hace unos meses le relevó Christian Thielemann, el otro gran maestro del universo wagneriano.
La orquesta Divan Este-Oeste, fundada en 1999 por Barenboim y el intelectual palestino Edward Said, es uno de sus «proyectos del alma«. Nació con el propósito de agrupar a músicos Oriente Medio y ha encontrado su continuidad en la Academia Barenboim-Said, inaugurada en 2016 y que tiene su sede en un edificio vecino a la Staatsoper. Ahí está también la sala Pierre Boulez, diseñada por el arquitecto Frank Gehry, donde se forma a jóvenes árabes e israelíes. Su apertura como centro de un concepto de formación global, en que además de música se imparte filosofía e historia, es uno de los regalos que Barenboim ha dejado a Berlín, su ciudad de adopción.
Este virtuoso, que con siete años dio su primer concierto en Buenos Aires, parece determinado a demostrar que no abandonará el escenario mientras las fuerzas le acompañen. Al centro de la Waldbühne le llevó casi de la mano, a pasos cortos, Anne-Sophie Mutter. Al final del concierto, se anunciaba su siguiente cita para la Waldbühne, en agosto del año 2025 y con el pianista Lang Lang. Las entradas ya están a la venta, como lo están las que ofrecerá en otoño en su sala Pierre Boulez con los músicos de su Academia. Por si quedaban dudas, hubo incluso un bis al cierre del concierto, con un 'Scherzo' de Felix Mendelssohn Bartholdy.
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