Bello 'Réquiem Alemán'
La pieza fue interpretada a cargo del Orfeón Pamplonés con voces de jóvenes sopranos y mezzos en el Palacio Euskalduna
Nino Dentici
Jueves, 24 de marzo 2022, 13:30
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Nino Dentici
Jueves, 24 de marzo 2022, 13:30
El bello 'Réquiem Alemán' de Brahms podría catalogarse como un oratorio o como una cantata cuyo fondo está un tanto alejado de lo que es un Réquiem litúrgico al uso. Alguna vez incluso se le ha definido como «réquiem ateo», a pesar de la espiritualidad ... que encierra. El fondo religioso de la obra y su belleza musical se debió en gran parte a la intervención compacta y vibrante del Orfeón Pamplonés. Eso sí, siempre que hay una batuta experimentada como la de Georg Mark y una orquesta de calidad, como la Euskadiko Orkestra, la ejecución de la obra, sea cual sea, resulta atractiva.
Desde el principio, ayer en el Palacio Euskalduna, el orfeón mostró absoluto control y gusto tanto en su canto pianísimo, con el precioso solo acompañante del oboe, como en los tutti rebosantes de esplendor canoro. Nutrido sobre todo con voces de jóvenes sopranos y mezzos hizo evidente su frescura vocal completando una labor encomiable a lo largo de una obra que descansa en su participación. Ello no quiere decir que no estuviera compensada la sonoridad general del conjunto, sino que la tensión en los momentos brillantes se decantaba hacia las voces femeninas y ni siquiera las mascarillas restaron poderío a su incansable trabajo.
La voz lírica del joven barítono Johann Kristinsson nos llegó al cantar su primera aria 'Herr, lehre doch mich' a través de una voz no muy extensa, pero cómoda en la parte alta, suficiente para interpretarla con corrección. En cuanto a la intervención de la soprano Olga Pasichnyk, se ciñó a su única y muy bella aria 'Ihr habt nun Traurigkeit'. En ella, la soprano ucraniana demostró gran control vocal y una búsqueda minuciosa del color de cada nota, lo que hizo patente su buena técnica. Le respondía el coro con la misma delicadeza y control en la intensidad. Luego, cuando el orfeón preguntó al infierno si había triunfado, llegó el estruendo con gran brillantez y poderío, para terminar la obra con su largo final compacto y atento a la sobria batuta del maestro austríaco.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.