La vocalista y multiinstrumentista danesa Amalie Bruun. DARIA ENDRESEN

Entre la belleza y la crueldad

La danesa Myrkur, que ha ganado seguidores para el black metal con sus elementos de folk y música clásica, edita mañana su nuevo álbum y nos visitará en noviembre

Miércoles, 13 de septiembre 2017

Si pusiésemos en fila a los cien o doscientos músicos de black metal más relevantes del planeta, Myrkur –o, lo que es lo mismo, la vocalista y multiinstrumentista danesa Amalie Bruun– llamaría irremediablemente la atención. Su aspecto difiere radicalmente de los estereotipos del metal extremo, ... mientras que su música pone en práctica el difícil ejercicio de respetar algunos tópicos centrales del género a la vez que los subvierte y desbarata ‘contaminándolos’ con material ajeno a su tradición. Eso la convierte en un personaje molesto para algunos fans del black, un estilo en el que se sigue valorando lo que llaman ‘pureza’: la transversalidad, las fracturas en el edificio monolítico que sirvan como puertas de entrada para gente ajena a la tribu, no suelen ser muy aplaudidas. Myrkur resulta ‘sospechosa’, además, porque en su currículum figuran un grupo indie de cierto éxito (Ex-Cops) y algunos trabajos todavía más desconcertantes para el metalero cerril, como el anuncio de Chanel que rodó con Scorsese o la colaboración que realizó con el rapero R.A. The Rugged Man. Hasta amenazas de muerte ha recibido a través de las redes sociales.

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Aunque no parece que la cuestión le quite el sueño, la pobre Myrkur tiene que estar más que harta de estos repartos de credenciales de autenticidad. «Nací y me crié en la costa norte de Dinamarca. He compuesto esta música durante años, sola en mi casa de Dinamarca. El black metal viene de mi región del mundo, Escandinavia, y hunde sus raíces en la naturaleza nórdica que tanto amo y también en nuestra antigua religión pagana, la mitología nórdica, y en nuestro folclore. Así que no entiendo por qué una persona de una parte totalmente diferente del mundo con una cultura totalmente diferente me pregunta si soy lo suficientemente escandinava para escribir música que corre por mis venas desde el día en que nací», argumentó hace unos años en una conversación con Bandcamp Daily. Desde luego, algunos personajes ilustres de la escena no se muestran tan escrupulosos: en su primer álbum, ‘M’ (en realidad, su título es la runa que representa a la humanidad), Myrkur colaboró con Krystoffer ‘Garm’ Rygg, el líder de los noruegos Ulver, y contó con músicos de bandas como Mayhem.

La música de Myrkur (un nombre que significa ‘oscuridad’ en islandés) se nutre de tres fuentes principales: el black metal, la clásica (Amalie tiene formación de conservatorio y tocó el violín en una orquesta) y el folk escandinavo. Según su visión de las cosas, un grupo como Ulver y un compositor como Grieg forman parte de una misma tradición, que se desarrolló a partir de la cristalina y en ocasiones siniestra música de transmisión oral de su región. La artista suele referirse al black metal como su casa, porque lo escucha desde la adolescencia y encuentra en él una síntesis de sus obsesiones, como la oscuridad de las noches septentrionales, la naturaleza virgen y la eterna yuxtaposición de belleza y crueldad, pero también algunas piezas clásicas y folclóricas la transportan por paisajes similares. Desde luego, no ha sido la primera en combinar estos mundos aparentemente dispares: grupos como los propios Ulver o los ucranianos Drudkh han llegado al extremo de grabar álbumes completos que solo pueden definirse como folk. Pero la fluida mezcla de Myrkur ha logrado ensanchar las fronteras habitualmente inconmovibles del black metal y atrapar a públicos nuevos, fascinados por esa mujer que sabe cantar como un ángel y gritar como un demonio, mientras arrastra su música a un viaje entre cielos e infiernos.

La hermana invisible

Parece indiscutible que parte de ese atractivo se debe a la imagen. Resulta curioso recordar que el primer EP de Myrkur estaba envuelto en misterio, ya que la artista obligó a su discográfica, Relapse, a no revelar quién era la mujer que se escondía tras ese nombre artístico. Hoy Amalie posa para fotos promocionales en los bosques, o a caballo, o con la runa que le sirve de logo, como la protagonista de alguna saga ancestral, y también suele relatar pasajes de su vida que contribuyen a resaltar su lado tenebroso: que de pequeña jugaba con su «hermana muerta invisible», que de noche salía al bosque a gritar con todas sus fuerzas o que ‘adoptó’ un cadáver de ardilla que se encontró en sus excursiones. Otro de sus rasgos distintivos, tanto musical como visualmente, es la ‘nyckelharpa’, un llamativo instrumento típico del folclore sueco que parece salido de algún cuento: viene a ser una zanfoña que se toca con arco o, como describe ella, «un violín con botones» (véase el vídeo al final del texto).

El año pasado, Myrkur lanzó ‘Mausoleum’, un disco en reverberante directo grabado realmente en un mausoleo (el del artista noruego Emanuel Vigeland) con interpretaciones acústicas de siete canciones de ‘M’, una composición nueva y una versión de Bathory, todo ello junto a Det Norske Jentekor, prestigioso coro de chicas de Noruega. Mañana mismo editará su segundo álbum de estudio, ‘Mareridt’ (‘pesadilla’ en danés), un disco en el que vuelve a combinar metal, folk oscuro y arreglos corales con letras que «profundizan en lo misterioso y lo femenino», según la descripción de su sello. Y en noviembre girará por España (el 23 en Bilbao, el 24 en Madrid y el 25 en Barcelona) junto a los islandeses Sólstafir.

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