Elena Caballero Villanueva, discípula de Fermín Muguruza. CARLOS Gª AZPIAZU

La Basu cerrando el 'Rabba Rabba Girl!'

La reivindicativa rapera bilbaína dio un bolo bilingüe, creciente, agresivo y feminista en el lleno auditorio del Museo Marítimo

Domingo, 15 de noviembre 2020, 19:45

Esta mañana se ha cerrado la última tanda del ciclo de matinales dominicales protagonizadas por músicas vizcaínas 'Rabba Rabba Girl!'. Hemos atestiguado todas las actuaciones y este es nuestro balance: como predijimos, los históricos bilbaínos Zea Mays dieron el mejor concierto de los cuatro (abrieron ... el 12 y su bolazo entrará en nuestra lista de lo mejor del año, si llegamos a acabarlo, claro), siguieron Dudu Ouchen (el 1 de noviembre, nos decepcionó su bolo frío y envarado, y eso que se lo montó en septeto) y Vittersweet (el 8 de noviembre, a dúo con un DJ correcto y ella cantando estupendamente en inglés pero hablando demasiado por culpa de los nervios), y ha rematado hoy la rapera La Basu (clausurando en cuarteto con baterista incluido y superando todas nuestras expectativas). Las cuatro sesiones han tenido éxito de público, pues agotaron las 60 sillas de las invitaciones.

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Nos agrada contar que La Basu (Elena Caballero Villanueva, nacida en Etxebarri el 6 de enero de 1983) dio un buen concierto de 15 piezas en 56 minutos crecientes. Su show fue muy superior a los que le hemos visto antes. Vino en cuarteto, escoltada por DJ Ibai a los pregrabados con entidad y potencia, Iñigo Elexpuru a la batería (al menos en tres momentos rompió la pana y el monótono carril hip-hop) y a la segunda voz su compañera Alas Glow, quien infiltrando matices melódicos endulzó el contenido reivindicativo y hasta panfletario de las letras en euskera y castellano de La Basu (quien por el contrario se dirigía al respetable con cercanía, buenrrollismo y campechanería).

DJ Ibai, La Basu, el batera Iñigo Elexpuru y la corista Alas Glow. CARLOS Gª AZPIAZU

La Basu, que está descaradamente influida por el rap de Fermín Muguruza y salió a escena con una camiseta de Alsasua (¿y no tenía la cara pintada como el gato de los Kiss?; su contrapunto melódico Alas Glow salió más rapera, con top negro y pantalones de camuflaje), supo lidiar con la dificultad de sostener el flow con rimas euskéricas polisilábicas y personificó un bolo creciente en el que el público empujó desde abajo, no sólo porque conociera a la actuante, como reconoció ella en un par de ocasiones. La Basu presentó su último disco, 'Gerra' (está en Spotify), y al principio todo estuvo un poco rígido ('Welkome to kabaret' también), aunque con el devenir la cosa se soltó: 'Antzerkia' se alistó al dub de Fermín, 'Yo te creo' fue una dosis feminista que ella dijo haber escrito «desde el odio», y la segunda parte del concierto estuvo objetiva y subjetivamente bien, o sea que estuvo bien hecha y encima nos gustó: 'Perra vieja' la entonó a capella, 'Salseo' se arrimó al perreo de Don Patricio («estamos desentrenadas», dijeron Alas y La Basu al acabar tras tanto baile escénico), la sexual y mestiza 'Piztu niri sua' nos remitió a Amparo Sánchez, 'No nos callarán' nos evocó al rock steady de Joxe Ripiau y se despidieron con el neoswing de 'Dantza', que nos recordó a Alice Francis. Además dieron un bis con 'Trakamatraka', muy Public Enemy, que estuvo por debajo del nivel previo, pero aún así salimos contentos del Museo Marítimo.

DJ Ibai con el agua, La Basu, Iñigo Elexpuru y Alas Glow en pleno flow. CARLOS Gª AZPIAZU
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