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amaia santana
Domingo, 28 de agosto 2022, 23:03
«Autogestión, trabajo y ambición desde un punto de vista muy terrenal. Me gusta pensar en grande y ejecutar en pequeño». Así resume Christian Rodríguez, batería de Lukiek, la filosofía del sello que dirige, Ático Stereo; una idea latente desde que tenía 16 años y ... se hallaba inmerso en la escena punk de su país natal, Colombia. Allí conoció el modus operandi de las 'distros', es decir, «sellos independientes que distribuyen bandas underground». Las norteamericanas Epitaph y SubPop son una referencia, si bien lo determinante ha sido el trabajo de distribución, promoción y gestión de derechos en Lukiek, power trío que conforma junto a Josu Ximun (Belako) y Antton Goikoetxea.
Uno de los criterios para fichar a bandas es que compongan en su lengua natal. «Es difícil alimentar una escena local si se le resta importancia a la lengua autóctona -reflexiona Rodríguez-. Dudo mucho de que Berri Txarrak hubiera alcanzado lo que consiguió cantando en inglés, o incluso en castellano». Dirigir el sello de bandas vizcaínas como S.A.D o Lukiek supone una gran ventaja: «libertad en todos los sentidos». En otras palabras: «margen de acción y cero órdenes por parte de superiores».
Aleix Turon, 50% de Cala Vento y un tercio del sello catalán Montgrí, coincide con Rodríguez. En su caso, la autoedición siempre estuvo como plan C, D, E… hasta que con su tercer disco -'Balanceo' (2019)-, escaló posiciones y se convirtió en plan A. Hasta entonces habían trabajado con la también independiente BCore. Montgrí nace como un sello «hecho por músicos y para músicos», entre los que se cuentan Yawners, Biznaga o Lagartija Nick, entre otros. Consciente de que la industria musical en España carece de las dimensiones de EE UU o Reino Unido, Turon celebra la competencia como «una forma de sacar lo mejor de ti mismo, siempre y cuando lo hagas de una forma respetuosa, sin pisar a los demás», puntualiza.
Una de sus máximas es «huir de lo establecido», algo que se aplican como banda y como sello. Los requisitos para fichar son tres: que les guste a los tres socios -«un filtro de por sí pequeño, es difícil que coincidamos»; que sea genuino y que crean en el objetivo del proyecto. «El fin es importante, y las formas», recalca Turon.
Los vizcaínos Vulk, con un vigoroso directo como se ha podido comprobar en el Antzoki de Bilbao y el Azkena de Vitoria, cumplen de sobra tales condiciones. «En épocas de una energía un poco insulsa, un grupo como Vulk hace mucha falta», asegura. Acaban de lanzar su tercer álbum 'Vulk Ez Da', de cuya promo se encarga Fermín Lorente (Dj Göo!), de Farmway Records. El lema de esta promotora independiente con base en Pamplona es: «diferentes cultivos, una sola granja»; una manera gráfica de explicar sus múltiples ejes de acción: booking y management, comunicación, apoyo en la edición, etc. A su juicio, la autoedición es una opción inteligente, sobre todo para quienes han apostado por esta vía desde el inicio. «Hay quienes han publicado con sellos potentes y cuando ya tienen un nombre, optan por la autoedición. Eso no me vale: claro, ahora que te va bien te autoeditas y así evitas pagar porcentajes de booking, royalties, etc.», revela. Desde Ángel Molina a Alejandro Paz, además de Eneritz Furyak o Borrokan, la relación personal con el/la artista es el denominador común en Farmway Records. «La militancia en un proyecto implica una relación personal», apunta. Admite que esa cercanía puede conllevar la pérdida de perspectiva en ocasiones, pero valora que sus artistas «tengan la confianza de decir: 'mira Fermín, vete a la mierda'», bromea.
La pandemia, cómo no, les ha afectado de lleno, con giras canceladas y, en general, «una incertidumbre que impide cualquier plan a largo plazo». Pese a todo, este 'granjero' reivindica su labor en el underground: «No jugamos con el hype. La trinchera es un lugar donde vivimos relativamente cómodos».
Dani Cantó, uno de los artífices del sello de 'art pop' Snap! Clap! Club, reivindica la transparencia y la honestidad. Las navarras Melenas y Río Arga, así como la banda bilbaína Airu, figuran en su roster o cartera de artistas. Valora de ellas su «pop periférico y despreocupado», así como «ese algo» que busca en las bandas que representa. Su prioridad es ser altavoz de artistas «infrarepresentados en el panorama actual, excesivamente inmóvil y heteropatriarcal», critica sobre una industria de la que admite se sienten «aliens».
Apuestan por la autogestión compartida, es decir, funcionan con proyectos autofinanciados y pagan el 100% a sus bandas. «Nuestros beneficios vienen de la venta de discos; la música y todo lo demás pertenece al artista», asevera Cantó, quien creía que la pandemia cambiaría las tornas… y no: «Los festivales siguen programando a la misma gente, los tiburones de la industria siguen ahí, y quieren sangre. Pensé que se lanzarían a comprar criptomonedas, pero qué va. Los sellos grandes enseguida tiran caramelos… Lo difícil no es autogestionarse, sino mantenerse en la autogestión».
«Tenemos libertad y cero órdenes por parte de superiores»
«Este es un sello hecho por músicos y para músicos»
«No jugamos con el 'hype'. La trinchera es un lugar cómodo»
«Nos consideramos 'aliens' en la industria actual»
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