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JOSU OLARTE
Sábado, 15 de junio 2019, 00:34
Apenas tres semanas después de dramatizar en el Arriaga la ópera de Philip Glass 'Einstein on The Beach', Suzanne Vega regresaba a un festival de rock como el BBK Music Legends de Sondika. Un cambio radical de perfil que evidencia la versatilidad de una ... carrera discontinua de más de tres décadas en la que, partiendo del folk urbano, la cantante y compositora californiana ha experimentado con músicas dispares. Incluso con apuestas teatrales como su reciente trabajo dedicado a la escritora de la América inadaptada Carson McCullers.
De un tiempo a esta parte, Suzanne Nadine Peck (Santa Mónica, 1959) ha regrabado su cancionero con arreglos eléctricos de Gerry Leonard, acreditado guitarrista irlandés con el que actúa en directo. Una forma de retomar el control de su obra que le ha servido para recuperar la vitola autoral que se forjó en los 80 y cuyo éxito propició un resurgimiento del folk femenino.
Con ese enfoque esencialista, tocada con chistera y cazadora larga de cuero negro, compareció en una tarde noche de cielo plomizo a sus muy bien llevados 59 años e inició con 'Marlene on the Wall' una panorámica intimista de su repertorio. Acto seguido rescató 'Luka', el clásico cuyo eco global marcó su trayectoria.
Con estas credenciales presentó una apuesta acústica, sensible y poética. Continuó exprimiendo el trigésimo aniversario de 'Solitude Standing', el álbum que la dio a conocer en todo el mundo en 1987. También filtró otros rescates de su reválida como su primera canción sobre un romance de verano, 'Gypsy', que tuvo su reverso sobrio en 'In Liverpool', canción dedicada años después al mismo hombre al que pidió «no me busques».
Con su delicada, juvenil y susurrante voz de siempre, encontró la expresividad en la economía de recursos. Su concierto fue un ejemplo del menos es más con ayuda de los enfáticos arpegios eléctricos de Leonard. El romance antimonárquico 'The Queen and the Soldier' anunció un remanso en canónica vena folk que, prescindiendo de la acústica, primó la canción y su calado poético. De ahí pasó a una triada de afiladas piezas neoyorquinas de folk rock como la que dedicó al turbulento romance entre Frank Sinatra y Ava Gardner.
Recordó que el negro es su color favorito en 'Never Wear White'. «El blanco es para las princesas y el negro es para los secretos en la oscuridad y la verdad de mi situación», cantó antes de cerrar el círculo con su hit 'Tom Dinner' recreado con secuencia acústica y palmas del personal. Fue el broche sin bises a un recital de menos de una hora sin demasiadas pretensiones, pero con una seductora y austera elegancia.
Oskar Cubillo
Unas 2.000 personas habría anoche en La Ola, en la primera jornada del cuarto BBK Music Legends Festival. Chispeó en algún momento, pero nunca llovió. Y en posición de cabeza de cartel sobrevenido actuó el Paul Collins Beat. La descarga del neoyorquino de 65 años al frente de su banda española, exactamente leonesa, con Octavio Vinck (guitarra; The Crépitos, Los Protones…), Ginés Martínez (batería; Cooper, Los Substitutos) y Juancho López (bajo y camiseta de The Replacements; Kurt Baker Combo, Dogo…), se llevó al público a su terreno.
Dieciséis canciones en 57 ágiles y crecientes minutos duró el concierto de La Ola, el primero de los cuatro que dará en España (Sondika, Madrid, Barcelona y Alicante). Se abrió poniendo toda la carne en el asador, lástima que fallara el sonido, y se cerró reservando varios ases en la manga para el final, cuando de noche, gracias a los focos haciendo efecto y al sonido mejorado, todo creció hasta... lo legendario, sí. También Collins se encargó de contarnos vivencias de los 70 y sus sueños de convertirse en una estrella del rock.
El repertorio se basó en su LP de debut homónimo 'The Beat' (CBS, 79), y abrió apuntando alto con 'Let Me Into Your Life' y, a la tercera, la infecciosa 'Rock 'N' Roll girl', «una de mis favoritas» como dijo Paul. Lástima que no se oyeran las dos guitarras y eso que era la misma formación con la que por la tarde Anje Duhalde arrasó La Ola.
Paul cantó al trabajo (' Work-A-Day World'; a la tarde Anje también cantó sobre levantarse cada mañana para ir a currar), generó ambientes de rock ambiental ochentero ('On The Highway'), robó el ritmo a Buddy Holly ('That's What Life Is All About') y nos contó que con su amigo Peter Case, quien hace un par de semanas actuó como un cansado folklorista en el Colegio de la Abogacía, escribieron una canción para que fuese un éxito e imitaron a los Beach Boys, los cabezas de cartel de ayer (el rocanrol 'USA').
La gente respondía positivamente y hasta bailaba. Paul contó que en 1984 recorrió en verano España pueblo a pueblo cantando 'All Over the World' (y al acabarla dijo que la camisa que llevaba se la había comprado en Jerez para la noche de ayer), fue creciendo la inspiración ('Walking Out on Love'), dedicó «a todas las chicas, las mujeres, a cualquiera que sea femenina» el power-pop ochentero algo Beatle Different Kind of Girl', y lo óptimo lo alcanzó en las postrimerías con dos canciones de The Nerves, grupo anterior a The Beat en el que tocó la batería: el R&R nervioso 'When You Find Out', cuando pidió al público «todo el mundo a bailar tres segundos» y le hicieron caso, más el hit en voz de Blondie 'Hanging On the Telephone', que puso a todo el mundo a cantar.
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