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El pianista Mikel Azpiroz (San Sebastián, 1971), líder de Elkano Browning Cream y colaborador destacado de los bluseros Travellin' Brothers de Leioa y del cantautor guipuzcoano Jabier Muguruza, mantiene una carretera en solitario que se ha materializado en tres discos cultos y relajados, el último ... titulado 'Islak' (Mamusik, 20), el cual presentó este viernes en la Biblioteca Bidebarrieta en trío completado por el siempre infalible Karlos Arancegui a la batería (Mikel Erentxun) y Lucho Neira al bajo (Ruper Ordorika)
Un trío casi sin amplificar para aprovechar la acústica del local, que se llenó de gente atentísima a sus evoluciones y que aplaudió sólo tres veces (cuatro contando cuando apareció el líder por el pasillo), en cuanto hubo huecos o interludios en la actuación. Sonaron 13 temas en 67 minutos sin apenas interrupciones y con numerosas piezas unidas (o sea que sólo pudimos batir palmas en su salida, en el huequito que se percibió entre las piezas 8 y 9, antes del bis, y al acabar el bolo, cuando al sonar la última nota del piano se oyó a una dama decir rápidamente «eskerrik asko»).
Con buen sonido y apreciable visibilidad sobre un escenario bien iluminado en tonos cálidos pero vivaces, Azpiroz, Neira y Arancegui, por este orden de izquierda a derecha, tocaron integrados, haciendo crecer las tomas de las grabaciones discográficas, sujetos a un marasmo estilístico que no interpretaba canciones sueltas ajustadas a una etiqueta (exceptuando la décima e inédita 'Batura', un blues ortodoxo a lo Allen Toussaint que por su insistencia narcótica hizo cabecear a varios espectadores). Muy al contrario, amalgamaba sus diferentes influencias y sus sobradas facultades a trazos en las mismas serenas composiciones: un poco de clásica, un deje 'after hours' con caídas como si fueran el guante de 'Gilda', tonos de lo contemporáneo bien entendido, lo minimal por lo circular e insistente, el jazz de relax…
Generando la atmósfera correcta (a veces pensamos en un piano bar) y captando la atención de la masa mixta y bastante transversal que llenó la Biblioteca (pocas entradas quedaron sin vender). Al principio alternando una pieza a piano solo y la siguiente en trío (y en la segunda parte del concierto creciente casi todas ejecutadas en conjunto), Mikel Azpiroz fue romántico ('Garai Onak'), melódico ('Haize epeletan', una de las cimas), asimiló también el soft-rock ('Koro lo'). Se imbuyó de góspel sureño ('Ekilibrista', al acabar ésta se notó el hueco y el público aprovechó para ovacionar), escogió un tema de su grupo Elkano Browning Cream ('Trains Speeding', donde se vio suelto e improvisador al baqueteador Arancegui), y se despidió con una versión de 'Chisa' de Abdullah Ibrahim, casi un calipso pero culto, ¿eh?, que el pianista donostiarra Mikel Azpiroz no tiene nada que envidiar al pianista angloespañol James Rhodes, ahí es nada.
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