Un Dvorák cálido y encantador

El programa inaugural de la nueva temporada de la BOS se amoldó a un formato impecablemente clásico que invitaba al oyente a sentirse sobre suelo seguro. Empezar con el Emperador de Beethoven es hacerlo por la puerta grande, de manera majestuosa y solemne, abrazando su ... estilo más heroico pero con aperturas a una serena espiritualidad. En Vadym Kholodenko su unen un apabullante dominio técnico y una musicalidad libre y genuina que le permite alejarse de los lugares comunes, incluso cuestionar el tono vigoroso de este concierto y observarlo desde una perspectiva inusualmente sutil. Hasta en las amplias figuraciones iniciales y en los ardorosos temas del tercer movimiento se daba a fantasear con el sonido y los matices, mientras que en el segundo mantuvo un aire romántico, casi chopiniano, que parecía dibujar unas sombras tristes en el ambiente. Quizás Nuno Coelho tratara de seguirle en esa idea, pero tampoco podía eludir la inercia natural de una obra atravesada por corrientes tan impetuosas, dando lugar a algunas contradicciones entre lo que contaba el piano y lo que expresaba la orquesta.