El primer Sonorama reunió a tres grupos y trescientos espectadores en la localidad burgalesa de Aranda de Duero en 1998. Hay verbenas con DJ ambulantes en noches preotoñales que rebasan sobradamente esa audiencia. Veintidós años más tarde, todo ha cambiado. El festival se propone repetir ... de aquí al domingo su techo actual de 100.000 asistentes y para ello ha confeccionado el cartel posiblemente más ecléctico de su historia, con nada menos que 120 grupos y solistas repartidos en ocho escenarios y 60.000 metros cuadrados de recinto.
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Ya no es el certamen indie por antonomasia de sus primeros compases. Entendible. Que nadie vea en esto una traición a los orígenes. Se trata de una cuestión de evolución, y también de supervivencia en unos tiempos en los que das una patada en el suelo de cualquier pueblo, te sale una docena de bolos indies y la marca corporativa se diluye.
Aunque aún mantiene su esencia distintiva -una «personaliddad propia» en una ciudad «histórica», dijeron ayer sus organizadores-, el Sonorama enlaza ahora todo en una comunión intergeneracional de hechuras mastodónticas donde caben cuarenta años de música: artistas de nuevo cuño en la cresta de la ola (Cupido, Ladilla Rusa, Carolina Durante, Delaporte), el indie patrio más puro (Nacho Vegas, Australian Blonde, Love of Lesbian), valores seguros (Morgan, Taburete, Rulo), un amplio arco temporal de bandas internacionales (de Deacon Blue a Joan As Police Woman y Crystal Fighters) y esa fórmula de éxito que garantizan los conciertos de nombres míticos de la música española aún-con-mucho-que-decir.
La brecha intergeneracional entre el clasicismo y la modernidad se selló con Raphael en 2014. Con compañeros de cartel como Niños Mutantes y Los Planetas, el cantante jienense logró uno de los mayores llenos de la historia del festival. El indie juvenil flipó y le elevó a la categoría de referente. Luego vino el Dúo Dinámico en 2016. A partir de ahí, todo fue rodado. «Es un festival curioso, artistas de estilos muy diversos, gente ecléctica, todo el mundo se quiere... Es el Woodstock de Aranda de Duero», considera Javier Gurruchaga, líder de la Orquesta Mondragón que hoy llega a la localidad burgalesa para celebrar un momento histórico: la reunión con el guitarrista Jaime Stinus, miembro fundador de la legendaria banda vasca, con quien estrenará 'Bla, bla, bla', adelanto del nuevo disco que la Mondragón sacará a principios de 2020, 'Grupo Salvaje' .
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«Es una canción muy en la línea de los Kinks, Iggy Pop, del tipo de rock que siempre nos gustó y que marcaba un estilo en la orquesta por la forma de tocar de Stinus y mi voz», informa el cantante y actor donostiarra. Avanza también que el álbum contendrá las «letras de siempre en tiempos de lírica difíciles»; es decir, un trabajo para ser escuchado, disfrutado y combatir la «desinformación que hay en el mundo de la música», invadida por «productos de marketing donde todo está muy maquinado».
Reconoce Gurruchaga que le gusta la «actividad, estar en la carretera», y que le apetece mucho regresar a Aranda de Duero, localidad donde ya ha tocado ante «un público magnífico» y que le recuerda los tiempos primeros de la orquesta, cuando se veía obligado a viajar frecuentemente entre San Sebastián y Madrid. «Siempre cogía el Talgo y paraba allí. Lo anunciaban por megafonía. Así que ahora conozco bien el nombre de Aranda de Duero en distintos idiomas», bromea el líder de la Mondragón, que rehúye que acuda al Sonorama en calidad de leyenda. «Me horroriza lo de leyenda, tiene algo de trasnochado. Somos solo un grupo que seguimos adelante y yo, una persona a la que siempre le ha gustado el mundo de la interpretación y que dejó de trabajar en un banco para dedicarse a esto en cuanto pudo».
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La presencia de la Orquesta Mondragón en el cartel de hoy, primer día fuerte del Sonorama, está plenamente justificada en un evento que, lejos de la juventud predominante en sus primeras ediciones, intercala ya grupos que peinan canas pero que garantizan espectáculo y saben levantar un festival al final del día. Entre la participación nacional, Gurruchaga y sus muchachos comparten jornada con los veteranos Tequila y Tarque, además del incombustible Chimo Bayo, sí, aquel referente del 'bakalao' patrio. El sábado le tocará el turno a Fangoria y, atención, Nacho Cano, que regresa al ruedo veintiún años después de la ruptura de Mecano y ofrecerá un recorrido simbólico por el repertorio de la banda multivendedora del pop español.
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