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Joseba Martín
Domingo, 31 de marzo 2024, 11:10
Elliott Murphy acaba de cumplir 75 años. Lejos de jubilarse, ha publicado su disco número 40 ('Wonder'), ha protagonizado una película ('Broken Poet'), ha editado varios libros y ha ofrecido un doble 'birthday show' en la New Morning de París. Además, celebra sus 50 años ... en la carretera con una gira que le traerá al Kafe Antzokia de Bilbao el viernes 19 de abril. Le acompañan su inseparable Olivier Durand, la violinista australiana Melissa Cox y el batería normando Alan Fatras. Neoyorkino afincado en París, Elliott vuelve a su segunda casa.
- ¿Cómo es su rutina diaria en la capital francesa?
- Vivo desde 1989 en Le Sentier, en el Segundo Distrito, un barrio de pequeñas fábricas textiles, ahora aburguesado, lleno de cafés y restaurantes. No es una zona muy turística, pero a la vuelta de la esquina está el espectacular Teatro Rex, de art déco, donde he visto tocar a Bob Dylan y a Tom Waits. Me levanto a las diez de la mañana (recuerde que trabajo de noche) y siempre desayuno muesli con arándanos y plátano, jugo de naranja y café. Y he ido a un gimnasio cercano durante años: quiero seguir viajando, hacer shows de dos horas y estar en forma.
- 75 años, 40 discos, novelas, poemas, una autobiografía, una película, la gira del 50 aniversario… ¿Qué ha aprendido en todos estos años?
- Supongo que a confiar en la vida porque no tenemos otra opción y a anotar mis inspiraciones antes de que desaparezcan. Escribir mi autobiografía ('The Last Rock Star. Memorias de un outsider', Varasek, 2019) se convirtió rápidamente en un ejercicio de confianza en el destino porque, como todos, a medida que uno va por la vida, trata de tomar las mejores decisiones en base a la información de que dispone en medio del caos. Pero cuando terminé mis memorias y miré mi vida en forma de libro, me pareció un plan cuidadosamente diseñado que me trajo a este momento tan maravilloso. Como digo en mi canción 'Lack of Perspective' de mi álbum 'Wonder', 'es un hecho, ya verás: no puedes luchar contra el destino' y de alguna manera mi destino era el de un iconoclasta de la posguerra: artista estadounidense, cantautor de rock & roll expatriado en Francia, que viaja por todo el mundo... Así que debo confiar en el destino: esto es lo que tenía que ser y donde debía estar.
- Siempre ha navegado entre el rock y la literatura, en mundos que se retroalimentan. ¿Hay artistas con los que conversa sobre ambas cuestiones?
- La literatura es mi religión y el rock & roll es mi adicción. ¡Lo he dicho tantas veces que creo que lo escribirán en mi lápida cuando me haya ido! Hablé con Bruce Springsteen sobre ambos mundos porque es un ávido lector; me habló de Flannery O'Connor y también me dio el libro de Greil Marcus 'Mystery Train'. En los primeros 70, David Johansen (de los New York Dolls) y yo nos hicimos buenos amigos, nuestras vidas parecían sacadas de una novela de Charles Bukowski. A menudo los músicos de rock & roll son lectores de literatura, como en el caso de Patti Smith o de Bob Dylan, influido en sus inicios por Arthur Rimbaud. No es sorprendente: pasábamos mucho tiempo en los camerinos leyendo libros... antes de los iPhones. Pero todavía tengo que conocer a un artista que esté tan dedicado a F. Scott Fitzgerald como yo. Posiblemente porque no era duro como Hemingway ni bohemio como Kerouac. Fitzgerald siempre será mi santo personal porque murió casi completamente desconocido y ahora 'El gran Gatsby' es una de las novelas más famosas jamás escritas. De hecho, creo que soy un cruce entre Jay Gatsby, Don Quijote y Sal Paradise de 'On The Road'. Y tal vez Robinson Crusoe…
- ¿Qué son The Tinnitus Journals?
- Son una colección de ensayos, anotaciones y observaciones (disponibles en Amazon ) que escribí entre 2001 y 2020; no es un diario al uso, pero sí que expreso mis pensamientos de esa etapa escribiendo casi todos los días. Sufro desde hace más de 35 años el tinnitus, ese constante zumbido en ambos oídos, probablemente causado por demasiada exposición a música alta.
- ¿Cómo le afecta?
- De momento no hay cura, no es mortal, pero a veces te vuelve loco. Afortunadamente, no ha afectado a mi capacidad de hacer música, pero probablemente haya aumentado mi ansiedad porque mi cerebro siempre está en alerta máxima. Como decía mi madre: nadie sale ileso de esta vida.
- Sus conciertos comienzan con 'Last of the Rock Stars', la primera canción de su primer disco, Aquashow, de 1973. ¿Qué significa para usted?
- Contiene todos mis sueños, miedos, deseos y preguntas de un viaje que ha durado 50 años. ¿No es extraño que la primera canción de mi primer álbum comience con la palabra 'Last'? No puedo explicar por qué. Siempre recordaré la primera vez que la escuché en la radio de Nueva York, fue un momento profundamente conmovedor; como si, ¡guau, todo esto es real! Esa canción es como un cometa al que me he aferrado durante todos estos años. ¡Qué viaje!
- ¿Cómo valora su relación con Bilbao?
- Según mis archivos, he tocado en Bilbao más de 35 veces. Mi primera visita fue en 1988, así que he tenido mucho tiempo para caminar por sus calles y visitar sus museos; creo que he pasado más tiempo en el Guggenheim que en cualquier museo de París. La primera vez que toqué como solista fue en el Salón El Carmen en 1994, una noche mágica; fue como si el público se convirtiera en mi banda. Desde entonces han sido noches increíbles en el Euskalduna, en la Sala BBK y en el Kafe Antzokia. ¿Hay algún otro artista americano o británico que haya tocado en Bilbao tantas veces como yo? ¡Lo dudo!
- Una de sus reflexiones habituales es que está donde quería estar, lejos del éxito masivo, de los conciertos multitudinarios, de la exposición excesiva. Sin embargo, los artistas más jóvenes quieren todo lo contrario: triunfar lo antes posible.
- ¿Qué es el éxito de todos modos? Ojalá alguien pudiera definirlo porque personalmente equiparo el éxito no con el dinero per se o la fama, como lo pensamos hoy, sino con la libertad; así que en ese sentido tengo mucho éxito. Soy libre de grabar y lanzar álbumes cuando quiera y de tocar en casi 50 shows al año (¡en un momento hice más de 100!) y mis shows están llenos de fans que son mi mayor tesoro después de mi familia. Y al mismo tiempo, no he perdido realmente mi anonimato. La ironía es que cuando eres joven y comienzas un viaje hacia el 'estrellato', intentas acercarte lo más posible a tus fans y luego, cuando alcanzas tu objetivo y todos saben tu nombre y reconocen tu cara, necesitas seguridad masiva para mantener a tus fans alejados de ti. Pero tengo la cantidad perfecta de celebridad porque cuando me reconocen y me encuentro con un fan en la calle suele ser un encuentro muy agradable.
- ¿Qué consejo puede dar a los artistas que empiezan?
- Que no consigan un gran éxito financiero y especialmente de fama, que se concentren siempre en su música y piensen en su legado. Por supuesto, eso es fácil para mí decirlo, porque comencé mi carrera en un momento en el que era mucho más fácil y créanme, ¡he cometido todos los errores que puedan imaginar!
- Es usted muy conocido en Europa (Reino Unido es la excepción) y no tanto en su propio país, en Estados Unidos. ¿Cómo valora este aspecto relacionado con los países más importantes de la música anglófona?
- No estoy de acuerdo con su evaluación, todavía tengo miles de fans en los EE UU y está entre mis principales países de Spotify en cuanto a oyentes mensuales. Y lo mismo ocurre con Reino Unido en menor medida, pero durante los últimos treinta años o más he estado tan ocupado haciendo giras por todo el continente europeo, Escandinavia y Japón (tres veces) que no he tocado en tantos shows en aquellos países como me hubiera gustado. ¡Pero todavía hay tiempo! Irónicamente, hay muchos cantautores estadounidenses e ingleses como yo, conocidos por la poesía de sus letras, que tienen un público mayor en Europa, como el fallecido Leonard Cohen. ¿Pero es necesario entender cada palabra de una canción para apreciar su significado? Me parece que no, porque las palabras, cuando se combinan con música mediante la alquimia, se convierten en un lenguaje emocional que independientemente de la barrera del idioma todos pueden entender.
- El artista tiene en Francia un valor social y un reconocimiento que no tiene en EE UU (sanidad, seguros, ayudas económicas...). ¿A qué se debe este déficit en su país?
- La música popular siempre ha sido considerada allí parte del negocio del espectáculo, mientras que en Europa es más parte de la cultura general, aunque esto ha cambiado debido a la globalización de la música en los últimos 20 años. En Estados Unidos si alguien conoce a un músico después de preguntarle qué tipo de música toca, la siguiente pregunta que sigue es siempre: «¿Y te ganas la vida haciendo eso?». Quizás esta forma de pensar se origine en los valores religiosos puritanos sobre los que se fundó Estados Unidos, donde se considera que sólo Dios es creador y que hay algo inmoral en crear cualquier tipo de arte.
- Para su próxima visita a Bilbao ha completado el grupo (además de Olivier Durand a la guitarra y voz) con el baterista Alan Fatras (de los Normandy All Stars) y la violinista australiana afincada en París Melissa Cox. ¿Por qué este formato y no otro?
- En los últimos 50 años me han llamado rock, folk, country, world e incluso jazz. Entonces ¿qué soy yo? Definitivamente mis raíces están en el rock & roll temprano -desde Elvis hasta los Beatles- y aunque Bob Dylan fue una importante inspiración lírica para mí (y para todos los demás cantautores que admiro), nunca fui realmente un cantante folk y no conozco demasiadas canciones populares tradicionales. La formación actual de mi banda es muy flexible y dondequiera que vaya en cuanto a estilo, Oliver, Alan y Melissa tienen la capacidad de seguirme. Son grandes cantantes, lo que es como tener otros tres instrumentos en el escenario. ¿Invitados especiales para Bilbao? No lo sé...; si Keith Richards está en la ciudad, está invitado.
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