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El Teatro Arriaga retoma la actividad tras el cierre forzoso por la pandemia del Covid-19 MAIKA SALGUERO

Apenas quedan entradas para la reapertura del Arriaga que llegará mañana de la mano de Achúcarro

«No se trataba de competir para ser los primeros en subir la persiana. Lo fundamental era garantizar la seguridad del público», recalca José Ignacio Malaina, director gerente del coliseo bilbaíno

Martes, 16 de junio 2020, 14:43

Muy pocas entradas quedan para el recital de mañana, protagonizado por Joaquín Achúcarro, que entre otras cosas servirá para inyectar vida al Teatro Arriaga, «más silencioso que nunca en los últimos tres meses», suspira José Ignacio Malaina, director gerente del coliseo bilbaíno, mientras se ... ultiman los preparativos del gran día. Apenas hay unas 20 butacas libres, la mayoría en paraíso. El aforo de 305 se ha distribuido por el auditorio de manera irregular, respetando el interés de los aficionados: la plaza se puede adjudicar a título individual, pero también hay opciones 'convivenciales', que admiten grupos de dos, tres o hasta cuatro personas. «Eso sí, siempre se dejan dos sitios desocupados entre los colectivos o las aficionados que vienen solos», recalca Malaina.

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Los protocolos de seguridad y de higiene se han cuidado al máximo. Todos los desvelos se han dirigido en esa dirección: tras el cierre forzoso por la declaración del estado de alarma, había que reabrir el teatro con las máximas garantías. «No se trataba de competir para ser los primeros en subir la persiana. Lo fundamental era poner todos los medios para proteger a la gente del contagio del coronavirus. En eso nos hemos centrado desde el principio». Las flechas en el suelo, los carteles y la cintas delimitan con toda claridad los itinerarios que se podrán seguir a lo largo del edificio. La movilización del público será fluida y en todo momento se respetará la distancia social mínima de 1,5 metros. «También hemos eliminado un par de filas de las butacas de patio, así como algunas de los laterales. Todo sea por evitar las estrecheces».

Las mascarillas, que son de uso obligatorio, y los dispensadores de gel hidroalcohólico se ha convertido en parte del decorado del Arriaga. No es la imagen ideal pero sí la necesaria en estas circunstancias. «No hay que bajar la guardia. Tenemos que dar ejemplo. Y, la verdad, estamos contentos con la respuesta del público. Se están vendiendo muy bien las entradas. La gente tiene ganas de volver al teatro. Hemos hecho un gran esfuerzo para organizar 19 espectáculos hasta el 23 de julio pero merecía la pena». La apuesta por el talento local se impone por las restricciones de la pandemia. Y en el caso de Achúcarro, no había lugar a dudas. Solo él podía protagonizar la reapertura del Arriaga. «Nos dolió muchísimo la cancelación del concierto del 130 aniversario, previsto para el 31 de mayo, que Joaquín iba a protagonizar con la BOS. Ahora nos desquitamos con este recital», sonríe Malaina.

La actuación del pianista bilbaíno marcará un antes y un después. Un hito más en la trayectoria del coliseo del Arenal. Desde su reinauguración, allá por 1986, nunca había estado tanto tiempo cerrado. Entonces se retomó la actividad de la mano precisamente de Achúcarro. Mañana se repetirá la experiencia. Todavía quedan unas pocas entradas.

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