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Óscar Cubillo
Miércoles, 26 de septiembre 2018, 10:52
Ambiente de camaradería este martes en La Nube, el bar de Santutxu que da cancha a tantos grupos internacionales. El nutrido público departía sobre otros conciertos antes del show y la comunión también se alcanzó durante la sesión de los oficiantes, a lo cual contribuyó ... que fuesen australianos: Massive se llaman y se juntaron en Melbourne en 2012.
Además, en La Nube los músicos tocan tan cerca del público que ayer algún espectador dio palmadas en la espalda al cantante Brad Marr en señal de aprobación. El guitarrista solista Ben Laguda hacía ademanes a los fotógrafos para que le dispararan en poses impostadas, y, ejem, cuando agitó la cabeza y la melena morena en un rapto 'headbanging', el sudor saltó hasta los labios de quien suscribe (qué asco… y qué miedo: Joe Strummer, de los Clash, aseguraba que pilló la hepatitis por algo parecido, porque le escupieron en un concierto y se tragó el lapo).
Los ilusionados roqueros australianos Massive montaron una fiesta entre semana y en todo momento mantuvieron los pies sobre la tierra: el cantante pequeñito, fornido, melenudo y rubiales reveló que llegaron a ser casi famosos pero no ricos; comentó que tenían canciones para tocar toda la noche; demostraron saber decir en castellano «de puta madre»; pidieron whisky y presumieron de que tocan diez veces mejor con alcohol (y pararon una canción cuando Raúl El Guapo les acercó cuatro chupitos); anunciaron que editarían nuevo disco el año que viene («si estamos vivos», auguró por lo bajinis el rubito Brad) y acabaron pidiendo a la gente que posara con ellos para una foto conjunta.
Con sonido espectacularmente atómico que abarcaba toda la cafetería desde la barra hasta el entresuelo («disparan a matar», observó un fotógrafo, «jo que sí», asintió una espectadora) y armados sobre dos guitarras Gibson (SG de Brad y Les Paul de Ben), Massive montaron un gran bolo de rock and roll entretenedor y vigorizante de 78 minutos para 15 canciones (las últimas las tocó con una cuerda rota el cantante).
Un rock a veces metalizado entre Thin Lizzy y, créanselo, Iron Maiden en 'Roses' -el single de adelanto de su tercer disco, que se titulará 'Rebuild Destroy'- y luego en 'One By One'. Varios espectadores lo compararon con Airbourne (por ejemplo el disparo inaugural, 'Blood Money Blues'), dotado de desarrollos sureños ('Long Time Coming') y de riffs acedecescos ('Bring Down The City'), menos reminiscente de lo esperado con Guns N' Roses ('What You Gonna Do') y regado con tres versiones reconocibles: 'Highway Star' de Deep Purple arrollando como Motörhead (una agradable sorpresa, pero qué pena que no imitaron el punteo), 'Highway To Hell' de AC/DC sólo con una guitarra y el cantante entre el público (y en otra pieza previa colaron un guiño al 'TNT'), y para cerrar el 'Immigrant Song' de Led Zeppelin con esos alaridos que tanto parecen agradar a Massive, cuarteto de Melbourne que se halla en pleno eurotour de 52 bolos por 10 países en el que recorrerán más de 26.000 kilómetros divulgando el mentado tercer disco, 'Rebuild Destroy' que verá la luz en el sello Off Yer Rocka Recordings en febrero de 2019.
Ah, informaron de que era «nuestra segunda vez en Spain, bueno, en Basque Country, bueno, aquí», y se despidieron adelantando que volverían el año que viene.
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