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Amak, que aún no tienen disco editado, durante el difícil 2020 dieron 15 conciertos. En condiciones normales habrían dado más de 100 en la temporada alta de verbenas y romerías, contratadas por multitud de ayuntamientos y haciendo hasta dobletes en un mismo día. Las ... cuatro componentes de Amak ya estaban dando guerra durante el triki boom de los 90 y el bautismo de su cuarteto actual sale de juntar las cuatro iniciales de sus nombres de pila: son Alaitz Telletxea (ex Alaitz Eta Maider), Maixa Lizarribar (ex Maixa Ta Ixiar), Amaia Oreja (¡hermana de Ixiar!, ex M-n Ezten) y Kristina Solano (la otra ex M-n Ezten, que ahora también va con su hermano Xabi Solano, el líder de Esne Beltza; por cierto, estas dos en sus pinitos también tocaban juntas bajo el apelativo de Kristina Ta Amaia).
La propuesta de Amak (madres, amatxus, pues ahora las cuatro lo son) es trikitilari pero suena muy moderna porque se basa también en las voces, muy melódicas y con poso adolescente aún. Según la promoción de su agencia Baga Biga, hasta 11 combinaciones instrumentales usan en escena, desde cuatro panderos cuadrados hasta cuatro trikitixas muy bien coordinadas o las cuatro voces a capella.
El sábado en el Muxikebarri de Algorta, que cosechó media entrada muy bien surtida de niños curiosos y animosos que no se aburrieron, Amak tocaron 14 temas (uno doble) en 64 minutos. Las cuatro guipuzcoanas se declararon muy contentas por haber venido a Bizkaia y Kristina pensó que estaban en Bilbao, hasta que le aclararon a gritos que era Algorta (bueno, no deja de ser el Gran Bilbao). En todo momento conectaron con el público, que dio palmas espontáneas, ovacionó larga y hondamente, y por el epílogo hasta se soltó elevando irrintzis.
El concierto no fue largo, los frecuentes cambios de alineación instrumental lograban que la fórmula no se hiciera reiterativa, y encima una adolescente salió a bailar en tres temas en los que aleó la tradición dantzari con modernismos varios: piruetas, el manido arrastrase por el suelo y agitaciones vía Beyoncé.
Y el repertorio, nunca monótono, arbitró valses con voces a lo Faltriqueira (el grupo pandeterero-vocal gallego que a veces acompañaba a Kepa Junkera), fandangos instrumentales con las cuatro trikis bien arregladas y aires de jazz zíngaro, composiciones de duduá indie ('Vortex'), aires de nanas con panderos cuadrados batidos como los tambores de Adan & The Ants ('Loa loa'), country pop muy campero ('Zu zira zu'; aquí hicieron ondear las manos al público), una letra triste según calificó Amaia inspirada en la guerra civil ('Egiaren arnasa') y para contrastar o compensar de seguido una kalegira con tirón infantil ('Hauts magikoak', que tocaban Maixa Ta Ixiar), alguna copla en castellano (inserta en la arqueológica 'Arratiako koplak'), piezas postreras de especial intensidad vocal ('Basajaun' para acabar el bolo en falso, 'Oi, Pello, Pello!' para rematar el bis), y un rap algo Bobby McFerrin dedicado a las mujeres para abrir el bis ('Beldurrak ahaztuta', o sea 'Miedos a olvidar', una canción antañona de M-n Ezten). Lo dicho, Amak van a dar que hablar incluso más allá de Euskadi (y Navarra, claro). Como se aclare la pandemia, este mismo verano eclosionarán, ya lo verán.
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