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Acaba de recibir la Gran Cruz del Dos de Mayo, la máxima distinción que otorga el Gobierno regional de Madrid, y poco a poco se recupera de las secuelas del coronavirus. La soprano Ainhoa Arteta debería haber subido al escenario del Euskalduna el pasado sábado ... para estrenar una 'Tosca' prevista para cerrar la temporada de la ABAO. Pero la pandemia, que no su dañada rodilla, lo ha hecho imposible. A cambio, dará este sábado un concierto junto a Teodor Ilincai en el Euskalduna, con el título 'Tosca on Stage', que cierra el ciclo que la ABAO ha organizado para suplir de alguna manera las producciones operísticas imposibles de poner en escena por las restricciones de aforo y circulación.
Tosca On Stage. Ainhoa Arteta y Teodor Ilincai. BOS. Yves Abel, director. Palacio Euskalduna. 29 de mayo, 19 horas.
Obras: Arias y dúos de 'Mirentxu', 'Turandot', 'Don Carlo', 'Pagliacci' y 'Tosca', más la obertura de 'Vísperas sicilianas'.
- ¿Qué tal se encuentra?
- Bien. Tengo que tener cuidado con las rodillas porque si me machaco mucho se me cargan. Procuro no tomar demasiados antiinflamatorios porque no son buenos para el estómago ni para la voz. Pero ya no voy con muletas, ni necesito que me pongan una silla de ruedas para recorrer de lado a lado la T4 de Barajas. Eso fue un episodio que ocurrió una sola vez. Ahora espero no volver a las muletas.
- ¿Habría podido interpretar la producción de 'Tosca' si esta se hubiese podido dar con normalidad?
- Seguro. En Valencia hice un 'Falstaff' y aunque estaba coja creo que no se notó nada. Los cantantes profesionales cantamos con ciática, dolor de cabeza, con lo que sea, mientras tengamos bien la voz. La adrenalina de salir al escenario hace que te olvides de todos los males. Era un 'Falstaff' muy movido y llegaba a la boca del escenario con muletas, pero luego salía y no tenía problemas.
- Había grandes expectativas, en todos los sentidos, con esa 'Tosca'.
- Y me ha dado una pena horrible no hacerla. Por la ópera, por Bilbao y porque para mí era una oportunidad de estar todo un mes en la ciudad, disfrutando y pudiendo quedar con mis amigas Matxalen y Nekane, que son médicos y son dos valientes que han permanecido todo este tiempo de pandemia al pie del cañón. Nos conocemos desde que teníamos tres años. Y porque podría estar también con mi aita. En la ABAO me llaman muchas veces para papeles en los que debuto, y en esos casos no hay tiempo de nada. Sales del ensayo y te encierras a estudiar. Viniendo para 'Tosca', en cambio, podía permitirme hacer todas esas cosas.
subir a escena
- ¿Conocía la producción que venía a Bilbao?
- No estoy segura, pero las he hecho muy distintas, desde las más arriesgadas a las más clásicas, desde las que la acción transcurre en Roma en su tiempo original hasta las que la trasladan a la época nazi. Da igual. Me adapto a todas porque lo importante es cómo llevas el personaje, cómo abordas ese conflicto entre dos personajes muy fuertes, y tienes que reflejar la tensión, la lucha entre ellos.
- El programa acaba con 'Tosca' pero empieza con Guridi. ¿Cómo lo han elegido?
- Al principio, querían que hiciéramos una versión no escenificada casi completa de 'Tosca'. Pero el barítono no ha podido venir, así que Teodor Ilincai y yo nos hemos ceñido a lo más aprovechable de ese título, acompañado de otras arias. Pedí cantar la de 'Mirentxu', que adoro y que tiene una gran dificultad, y empezaré por ahí. Luego quería cosas de Puccini y algo verista, pero me enteré de que algunas de mis propuestas acababan de interpretarse así que opté por un aria de 'Don Carlo' que no me han escuchado en Bilbao. Es un programa muy denso, con varios miuras. La pena, como le decía, es no haber podido hacer la ópera.
- ¿Volverá pronto para subir al escenario en una ópera?
- Sí, ya tengo comprometida mi participación en los dos títulos que se darán en la misma función en la temporada próxima de la ABAO: 'La voz humana' de Poulenc y 'Una tragedia florentina' de Zemlinsky, donde podré enseñar una parte mía más actoral que de cantante. No me importaría tampoco volver con 'Tosca' o con otro título como 'La fuerza del destino', que ya tengo en mi repertorio. La ABAO es como el teatro de mi casa, y siempre estaré con ellos, de una forma o de otra. Tenemos una muy buena relación y respetan lo que les digo, incluso cuando no acepto un papel porque no me considero en el momento adecuado para afrontarlo, por ejemplo.
- Antes hablaba del gusto por interpretar un papel con carga actoral. ¿Cómo lleva pasar de un estado de ánimo a otro muy diferente, como sucede en un concierto o un recital, donde puede ir de Guridi a Puccini en un minuto?
- Llevo treinta años de recitalista, abordando micromundos de dos o tres minutos. Terminas una pieza y entras en otra que nada tiene que ver. Me preparé para ello cuando estuve en el Actors Studio y estoy entrenada para salir de 'Mirentxu' y meterme de inmediato en 'Don Carlo'. Ahora, desde luego, es de una gran exigencia.
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