Leiva presentará en el BEC su último disco, 'Nuclear'. Virginia Carrasco
Leiva - Músico

«Acudo a los Beatles para todo. A nivel musical, son el Quijote»

«Tengo claro que volveré a actuar en garitos», dice el ex Pereza, que este viernes llega al BEC con la gira más masiva de su carrera solista. «Le debo mucho a Bilbao», afirma

Josu Olarte

Sábado, 22 de junio 2019, 01:30

A punto de partir con su hermano Juancho (guitarrista de Sidecars y de su banda) a «un pueblito perdido» de Asturias para «recargar pilas con libros y paseos por la montaña», José Miguel Conejo (Madrid, 1980), alias Leiva, llega esta noche con su último disco, ' ... Nuclear', a la sala Cubec! del BEC, cuyo aforo (5.500) ha agotado.

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- ¿Sigue viviendo con su hermano en el barrio donde crecieron?

- Sí, compartimos piso en Alameda de Osuna. Cuando él está con Sidecars, coincidimos bastante poco. Nos va bien así, con ese punto hippie de piso comuna con amigos entrando y saliendo todo el rato.

- También sigue con sus músicos de siempre.

- Solo ha entrado una chica, Patricia (Lázaro, voz). Me parece fundamental mantener a gente con la que llevo muchos años. Compartimos un lenguaje y una comunicación musical muy buena. Formamos un gran equipo, además de una buena pandilla de amigos.

- ¿Sigue promoviendo sus giras como hace siete años, cuando se presentó en Bilbao ante menos de 400 personas?

- Sí, siempre ha sido así. También en aquella primera gira como Leiva en la que perdíamos una pasta en casi todos los bolos porque éramos una banda grande. Andábamos metiendo ciento y pico, y al Antzokia fueron más de más de 350. A Bilbao le debo mucho. Fue la primera ciudad que creyó en mí. Ahora, después del paso por el Arriaga, vamos a multiplicar por cinco. Pero tengo claro que volveré a tocar en garitos y clubes. Es imposible tener una carrera siempre ascendente.

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- Musicalmente parece haber desnudado su rock de autor. ¿Trata de ir al núcleo de las canciones?

- Sí, he ido como quitándole capas a la cebolla. Los discos clásicos que nos han cambiado la vida nos enseñan que el mejor camino para defender una canción suele ser el que menos elementos tiene. Haciendo ese ejercicio de contención, el mensaje se difumina menos y se llega a un lugar mejor y más puro. La pirotecnia sonora siempre enmascara cosas.

- Pese al postureo stoniano que mostraba con Pereza, con el tiempo parece virar más hacia los últimos Beatles.

- Cuando te pones a profundizar, la biblia del pop y el rock son los Beatles, además del John Lennon de Plastic Ono Band, el McCartney de 'Flaming Pie' y el George Harrison de 'All Things Must Pass'. Acudo a ellos para todo. A nivel musical son el Quijote; no hay nada más grande.

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- Viene de hacer 'Lo niego todo' (2017) a medias con Joaquín Sabina. ¿Qué le aportó la experiencia?

- Después de estar un año entero viendo cómo encara la composición, he aprendido mucho sobre la arquitectura de la canción. Pero el aprendizaje más grande fue entender que hay que ponerle un poco de humor a todo.

«Cada vez lo paso peor y me pongo más nervioso en el escenario, porque soy muy perfeccionsita»

- ¿Ha sentido el pánico escénico que alguna vez ha atenazado a Sabina?

- No he llegado al punto de bajarme del escenario, pero con los años todo es un poco menos divertido porque eres consciente de la responsabilidad de actuar ante 20.000 personas que han pagado por verte. Esa autoexigencia por estar a la altura provoca un estrés que puede bloquearte, que es lo que le pasó a Joaquín. Yo cada vez lo paso peor y me pongo más nervioso, porque además soy muy puntilloso y perfeccionista.

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- ¿Tiene ya tantos sombreros como guitarras?

- No, el día que ocurra eso estaré desequilibrando la balanza. Por el momento, sigo con la patología de comprar guitarras.

- ¿Echa algo de menos de sus inicios con Pereza?

- La libertad de ser una persona anónima bastante, pero la popularidad es un peaje justo que hay que pagar. No puedes pretender meter en dos días en Madrid 30.000 personas y luego querer estar en una terraza sin que nadie te conozca. También echo de menos la espontaneidad y una industria que ya no apuesta por carreras largas. La manera voraz en que hoy se consume la música ha deshumanizado el negocio. Hay que sacar canciones que tienen que funcionar y, si no lo hacen, a otra cosa.

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