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josu olarte
Viernes, 4 de octubre 2019
Enrique Villareal (Pamplona, 1959) lleva ya una década embarcado en una suerte de espiral creativa desde que se despidiera de mala manera de Barricada con 'La tierra está sorda', el tributo a los represaliados de la Guerra Civil. Su emancipación musical como 'El Drogas' continúa ... ahora con el recién editado 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía', caja quíntuple con otros tantos álbumes con arte y sonido diferenciados: acústico, 'oxidado' (rock cañero con letras y melodías afiladas), 'canalla y de bullanga' (rhythmn and blues suburbial y arrabalero), 'fundido' (rock de corte industrial) y 'equivocado' (o «sin unidad sónica para destrozar en directo»). Lo defenderá en vivo tras ejercer de telonero en la gira de La Polla Records, con los que estará el 18 y el 19 en el BEC.
- Asumir distintas encarnaciones musicales no es nuevo para 'El Drogas'. Ya lo hacía en el triple 'Demasiado tonto en la corteza' (13) y en su último directo retrospectivo 'Un día nada más' (16).
- Sí, esa forma de trabajar en varios frentes o líneas siempre me ha gustado. Me sirve además para inyectar sangre al monstruo y para renovar lo que hago con historias a bote pronto sin relación, pero que luego tienen su lógica. Siempre me ha gustado el rock teatral de gente como Alice Cooper. 'El Drogas' mismo es un personaje que a veces pienso que tiene poco que ver conmigo.
- Saca un quíntuple cuando el disco está en crisis en favor del sencillo.
- Sí, ya sé que no son tiempos fáciles ni propicios para este tipo de apuestas. Si sacar un triple ya era arriesgado, imagínate un quíntuple, pero no lo puedo evitar. Supongo que la cabra tira al monte y yo vengo de los 70, cuando proliferaban discos largos y excesivos. De aquella época me gusta el macarrismo glam y el culto a aquellos discos que oías sin cesar.
- La crítica y la conciencia social e histórica vuelve a estar muy presente en buena parte de los temas. Parece tomar mayor relevancia desde el último disco de Barricada que compuso casi por completo.
- El compromiso y la empatía social es parte de mi forma de entender el rock y la vida. He trabajado en el terreno de la memoria histórica hablando incluso en institutos, pero siendo parte del primer mundo y de la Europa oxidada es necesario incidir en la explotación del planeta o el problema los refugiados, el racismo o la inmigración. Todos tenemos algo de Abascal dentro y estaría bien que empezáramos a ahogar esos sentimientos intolerantes que propician las políticas reaccionarias.
- Empezando por su título, tomado de un verso de Leopoldo María Panero, el disco también tiene un calado poético, que usted ha cultivado con el seudónimo de Eva Zanroi.
- Me encanta ese verso de Panero, del que he leído todo sin entender nada. Es contundente para un título y resume muy bien lo que significa para mí la poesía. Las brujas son las palabras abiertas y difusas como garabatos, que es lo que hago al componer y escribir. Ya lo explica en el libreto Eduardo Galeano, otro de mis escritores favoritos. «Camino y en mis adentros las palabras caminan también en busca de otras palabras, para contar lo que ellas quieren contar. Las palabras caminan latiendo». Las palabras cuentan cosas distintas. Un poema leído hoy puede ser nuevo mañana. No soy ningún erudito a la hora de desguazar mis historias. Es el trabajo, la lectura y la magia de esas brujas, palabras o musas que dirían otros, lo que me ayuda a hacer lo que hago.
- Los conciertos se auguran maratonianos. Los del anterior álbum ya duraban tres horas.
- Sí, volverán a ser de unas tres horas, con lo que abriremos las salas pronto. Haré con mi trío habitual una mezcla de los tres primeros discos enteros y luego quince temas más. Quiero que el disco tenga una vida larga y para el año que viene me gustaría hacer los otros dos discos con una estética mas industrial, cercana a los Nine Inch Nails que vi en Bilbao, sería como una segunda parte de 'La Venganza de la Abuela'.
- Como anticipo, ha comenzado a telonear a La Polla en su gira de retorno de ocho macroconciertos ¿Cómo fue el inicio en Valencia?
- Fue muy especial y emotivo volver a reencontrarme con Sume (guitarra) y Abel (bajo), a los que no veía desde hace un montón de años. Me hizo mucha ilusión verlos de nuevo en un escenario. Para mí esos conciertos son una gozada porque mentalmente son muy cómodos. Me limito a coger un repertorio festivalero de 20 canciones y después que apechugue el que tiene que apechugar.
- O sea, el impulsor del regreso, Evaristo. ¿De dónde viene su conexión?
- Hace años coincidí con su banda Gatillazo y desde entonces le empezamos a dar vueltas a la idea de hacer algo juntos. La cosa está ahora parada porque ha retomado la historia de La Polla. Si la cosa llega a buen puerto será después porque ahora es él. Lo que tengo claro es que si acabamos haciendo algo juntos será una majarada del copón.
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