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El maratón de conciertos de Musika-Música ha atraído a 28.000 personas, 2.000 menos que el año pasado. El concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria, cree que en el descenso de público «ha influido más el mal tiempo del viernes por la tarde y ... el sábado por la mañana que la alerta por el coronavirus», que ha podido frenar los desplazamientos. Aunque el certamen se nutre sobre todo de público local, una vez más se ha hecho notar la presencia de espectadores franceses, en una edición inspirada en París como punto de encuentro de grandes compositores.
Debussy, Stravinski, Chopin, Poulenc, Ravel y Offenbach, entre otros autores, han puesto el repertorio de 66 horas de música, entre el jueves y el domingo. 27 de los 63 recitales ofrecidos en el Palacio Euskalduna han agotado su aforo, entre ellos los de Joaquín Achúcarro, que llenó el auditorio en su primera actuación en este festival, y las hermanas Labèque, que protagonizaron dos citas muy esperadas en solitario y con la BOS. El público también ha recibido con entusiasmo a la Orquesta de Cámara de Viena, la Sinfónica de Navarra, los pianistas Luis Fernando Pérez e Iván Martín con Galdós Ensemble, el Trío Rodin, el violonchelista Iagoba Fanlo y las sopranos Ainhoa Zubillaga y Olatz Saitua. Las ponencias sobre música y cine y los espectáculos infantiles han tenido buena acogida.
En total, 800 artistas y 500 alumnos del Conservatorio han puesto en pie un evento único en España por sus dimensiones y su capacidad de movilización. Su techo está en 35.000 espectadores y la media suele situarse «entre 29.000 y 30.000», aunque este año ha quedado por debajo. «Las cifras no nos alarman, nos preocuparía si la asistencia hubiera bajado un 30%», dice Olabarria.
Este es el balance de un año de transición en la maquinaria que da cuerda a esta gran caja de música. Tras la disolución del Patronato de Bilbao 700, el área de Cultura ha tomado las riendas pero con una programación ya encarrilada, puesto que la agenda se organiza con mucha antelación. De hecho, hasta ahora lo habitual era que el último día del festival se anunciara el tema del año siguiente, y el guion ha cambiado. «Hay una idea, pero queremos contrastarla con gente del mundo de la música clásica en Bilbao», afirma el concejal. «Saber si hay repertorio suficiente para configurar un programa atractivo e intentar que no se repita el de anteriores ediciones». Mantendrán esos contactos «en breve, en unos diez días». Las contrataciones deben cerrarse con tiempo para que en el cartel brillen figuras y formaciones de reconocido prestigio, como Les Musiciens du Louvre, el quinteto de vientos Le Concert Impromptu y Cuarteto Novus, que este año han actuado por primera vez en el certamen.
El objetivo del área de Cultura al asumir la plena responsabilidad de Musika-Música, que el año que viene cumplirá su vigésima edición, es «que el público no perciba que la gestión ha cambiado». No tocar, o tocar lo mínimo, lo que funciona bien. El presupuesto del festival ronda los 1,6 millones y el dinero que se recauda en taquilla, que ha ascendido a 230.000 euros, se destina a financiar actividades culturales gratuitas como las de la Noche Blanca.
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