Euskal Museoa se convertirá en un centro de vanguardia para mostrar la historia vasca

Vaíllo presentó este viernes la propuesta final, maqueta incluida, que comenzará a ejecutarse dentro de este año y que terminará en 2023, cien años después de que el Museo Vasco echara a andar como confluencia del Museo Etnográfico y del Museo Arqueológico. Ambos se inauguraron un 3 de julio, como hoy, pero de hace un siglo. Una presentación en la que estuvieron el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao; y la directora de Euskal Museoa, Sorkunde Aiarza, que resaltaron la idea de convertir unos edificios antiguos en uno de vanguardia, preparado para acoger la historia y la antropología vascas. La intervención costará quince millones de euros. La entrada estará en la calle de la Cruz.

El claustro conservará sus tres niveles y desde la planta del patio se podrán ver las obras más decisivas de la colección a través de las cristaleras, hasta ahora opacas, así como el tránsito de los visitantes para dotar de movimiento y de sensación de vitalidad al centro. Tendrá el 'baserri' como eje central del discurso, y en torno a él, abordará los modos de vida tradicionales. También existirán salas anexas centradas en distintas áreas como indumentaria vasca popular o «un espacio de reflexión acerca de nuestra identidad política».

En el espacio de circulación entre las tres partes, Vaíllo e Irigaray han elegido el acero como material predominante para ligarlo con la historia de la industria vasca. En el denominado 'Misericordia', las vigas del techo serán de madera y se parecerán a las de un caserío, o a las de un barco invertido y suspendido en el aire. Además de la parte arquitectónica, el proyecto implica cambiar la museografía para introducir las nuevas tecnologías y fomentar la participación del público, según incidió el responsable de esta vertiente, Jesús Moreno.

Se trata de crear un museo de experiencias basado en la inmersión en diferentes atmósferas. Por ejemplo, dentro del espacio 'Misecordia', cuya arquitectura será la de un gran volumen vaciado, una gran maqueta multimedia proyectada sobre una de las paredes, de cuatro metros de altura, ofrecerá al visitante una visión global de la geografía vasca.

Esa parte integrará asimismo una sala suspendida entre las dos paredes, hecha con madera y que simbolizará el tronco de un roble, la especie del Árbol de Gernika. Será uno de los elementos visuales más potentes de la remodelación y servirá para exponer piezas de gran formato, así como para proyectar episodios de la historia vasca, incluida la diáspora, con un cuidado escenográfico especial. El Museo Vasco dará, incidieron ayer sus responsables, un papel fundamental a la evolución y presencia actual del euskera.

En la parte llamada 'Unamuno' se mostrará la transformación del Bilbao mercantil e industrial en torno a la ría. Un gran volumen de hierro negro presidirá la sala con una nueva maqueta audiovisual y acompañado de piezas icónicas del antiguo Consulado de Bilbao, y de las primeras siderurgias, además de una muestra fotográfica.

Se incluye en este edificio el Gastrolab, un laboratorio gastronómico destinado a talleres y creación. La sala de exposiciones temporales, un almacén visitable y un área de conocimiento, entre otros, completarán la propuesta. Otros espacios como 'Kukula' servirán para fomentar la creatividad y la innovación, para mirar al futuro y dar la oportunidad de reimaginar la colección.